Lunes, 22 de Diciembre de 2014
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El 18 de diciembre del 2004, 564 hombres del Bloque Calima de las
autodefensas se reunieron en la finca El Jardín, en Galicia,
Bugalagrande. Entregaron sus armas y prometieron no volver a delinquir.~
El 18 de diciembre del 2004, 564 hombres del Bloque Calima de las autodefensas se reunieron en la finca El Jardín, en Galicia, Bugalagrande. Entregaron sus armas y prometieron no volver a delinquir.
Esta desintegración hizo parte del fin de lo que se conocieron como los grupos de paramilitares que se unieron en todo el país. En total 31.671 miembros de estas agrupaciones entregaron sus armas.
Hoy, diez años después de que los integrantes del Bloque Calima, que delinquía en Valle, Cauca y en zonas del Huila, el fin del llamado paramilitarismo en Colombia tiene dos caras. Por un lado, el alto número de exparamilitares que regresaron a la vida civil. Ahora son bachilleres y tienen sus propias microempresas o trabajan de empleados.
De las 564 personas desmovilizadas, 207 de ellas continúan en los procesos de ayuda psicosocial, capacitaciones de trabajo y educación. De este número, 108 están viviendo en el Valle del Cauca.
Pero el otro lado, es el que analistas en conflicto han llamado el ‘reciclaje para’. Ariel Ávila, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, dice que del número de desmovilizados se presentó una reincidencia del 26 %. “Unos se quedaron en el Valle formando grupos delincuenciales y otros regresaron a Urabá o a Chocó. Lo que pasó con el Calima es lo que ocurrió con el resto de frentes que se desmovilizaron, debido a una serie de errores”, agregó.
Para el analista, el Gobierno, hace diez años, no estaba preparado para ese número de desmovilización. “En los frentes colaron gente que no era de las AUC, no se tenía registros previos, no hubo un programa especial para mandos medios, y tampoco entregaron las rutas del narcotráfico”.
Y fueron precisamente varios de esos mandos medios los que pasaron a conformar la ahora llamada banda criminal los ‘Urabeños’, que se expandido a 27 departamentos del país. Aparte de la incorporación de los desmovilizados a las llamadas bandas criminales, tantos en las versiones de los exparamilitares que se encontraban en el proceso de Justicia y Paz (ahora llamado Justicia Transicional) se hablaba de un grupo de autodefensas mayor a 1.000 hombres.
Incluso, un documento de la Tercera Brigada hablaba que en el 2004 el Bloque Calima tenía 900 hombres. Entonces, ¿qué pasó con los que no entregaron las armas?
Las cifras de reincidencia del Bloque Calima son incluso más altas de las que habla la Fundación Paz y Reconciliación de todo el país. En estos diez años, según los datos de la Agencia Nacional de Reintegración (ACR), 146 reinsertados han sido detenidos y 82 de estas capturas ocurrieron en el Valle. Y la cifra de asesinados, entregada por la ACR, es de 33, de los cuales 23 de estos crímenes ocurrieron en el Valle.
Sin embargo, un informe de la Policía indicaba que en solo tres años de desmovilización del Bloque Calima, 56 de sus integrantes habían sido asesinados, entre el 2005 y el 2008. Y de estos homicidios, 27 ocurrieron en Buenaventura.
En el Puerto es donde se ha presentado gran parte del reciclaje ‘para’. Allí se encontraban nombres como los de Félix -jefe de un grupo criminal, asesinado en el 2007 en una guerra por el control de la ciudad con milicianos de las Farc- o ‘Don Irra’, quien controlaba una agrupación delincuencial conformada por ex integrantes del bloque Calima en el barrio Viento Libre y fue asesinado el año pasado por un joven que había trabajado para él.
Asimismo, uno de los jefes la banda la ‘Empresa’, que fue filial de los ‘Rastrojos’, Orlando Antonio Cuero, alias El Mono u Orejas, capturado en julio pasado, perteneció a las autodefensas, pero no se desmovilizó. Y la lista continúa con alias La F, uno de los jefes del Clan de los Bustamante, otro de los grupos criminales de Buenaventura. Este hombre fue capturado el año pasado.
El caso de los ‘Urabeños’, conformado luego de la desmovilización por Daniel Rendón Herrera, quien se desmovilizó con el Bloque Élmer Cárdenas en el 2005 -este grupo tenía su influencia en parte de Urabá, Antioquia y Chocó, en zonas colindantes al Bloque Bananero-.
Debido a que desde el 2000, el Bloque Calima empezó a ser liderado por Éver Veloza, alias HH, quien también era el jefe del Bananero, muchos integrantes del Calima llegaron procedentes de Urabá.
Un exparamilitar del Bloque Calima le reveló a El País que 50 de sus excompañeros fueron reclutados por ‘Don Mario’. “Otros se fueron con ‘Los Rastrojos’, ‘Los Machos’ y ‘Los Paisas’”, agregó.
El propio ‘HH’ reveló, antes de ser extraditado a Estados Unidos, que sus hombres Giovanny y Sarley, mandos medios del Bloque Calima, estaban trabajando con los ‘Urabeños’.
Giovanny, identificado como Juan de Dios Úsuga, tras la captura de ‘Don Mario’ se convirtió, junto con su hermano Dairo Úsuga, en el jefe de los ‘Urabeños’ y expandió a esta agrupación, convertida ahora en la banda criminal más poderosa del país.
Sin embargo, mientras fundaciones y analistas del conflicto insisten en que las bandas criminales son una nueva generación de grupos paramilitares, las autoridades dicen que, aunque muchos desmovilizados fueron reclutados por estos grupos, son fenómenos diferentes.
“Un informe presentado en el 2007 por la Comisión Nacional de Reparación, concluyó que “la existencia de esos grupos ilegales —22, según la MAPP / OEA— no significa la continuación de las AUC, de los paramilitares y autodefensas como se conocían antes de la desmovilización, o el fracaso del proceso de negociación con esta agrupación. Sin embargo, cualquiera que sea la trayectoria final que tome la evolución de esos grupos, hay que estar alerta sobre los efectos en la seguridad de las víctimas y las organizaciones que las apoyan”.
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Esta desintegración hizo parte del fin de lo que se conocieron como los grupos de paramilitares que se unieron en todo el país. En total 31.671 miembros de estas agrupaciones entregaron sus armas.
Hoy, diez años después de que los integrantes del Bloque Calima, que delinquía en Valle, Cauca y en zonas del Huila, el fin del llamado paramilitarismo en Colombia tiene dos caras. Por un lado, el alto número de exparamilitares que regresaron a la vida civil. Ahora son bachilleres y tienen sus propias microempresas o trabajan de empleados.
De las 564 personas desmovilizadas, 207 de ellas continúan en los procesos de ayuda psicosocial, capacitaciones de trabajo y educación. De este número, 108 están viviendo en el Valle del Cauca.
Pero el otro lado, es el que analistas en conflicto han llamado el ‘reciclaje para’. Ariel Ávila, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, dice que del número de desmovilizados se presentó una reincidencia del 26 %. “Unos se quedaron en el Valle formando grupos delincuenciales y otros regresaron a Urabá o a Chocó. Lo que pasó con el Calima es lo que ocurrió con el resto de frentes que se desmovilizaron, debido a una serie de errores”, agregó.
Para el analista, el Gobierno, hace diez años, no estaba preparado para ese número de desmovilización. “En los frentes colaron gente que no era de las AUC, no se tenía registros previos, no hubo un programa especial para mandos medios, y tampoco entregaron las rutas del narcotráfico”.
Y fueron precisamente varios de esos mandos medios los que pasaron a conformar la ahora llamada banda criminal los ‘Urabeños’, que se expandido a 27 departamentos del país. Aparte de la incorporación de los desmovilizados a las llamadas bandas criminales, tantos en las versiones de los exparamilitares que se encontraban en el proceso de Justicia y Paz (ahora llamado Justicia Transicional) se hablaba de un grupo de autodefensas mayor a 1.000 hombres.
Incluso, un documento de la Tercera Brigada hablaba que en el 2004 el Bloque Calima tenía 900 hombres. Entonces, ¿qué pasó con los que no entregaron las armas?
‘Rastrojos’, ‘Urabeños’, ‘empresa’...
Las cifras de reincidencia del Bloque Calima son incluso más altas de las que habla la Fundación Paz y Reconciliación de todo el país. En estos diez años, según los datos de la Agencia Nacional de Reintegración (ACR), 146 reinsertados han sido detenidos y 82 de estas capturas ocurrieron en el Valle. Y la cifra de asesinados, entregada por la ACR, es de 33, de los cuales 23 de estos crímenes ocurrieron en el Valle.
Sin embargo, un informe de la Policía indicaba que en solo tres años de desmovilización del Bloque Calima, 56 de sus integrantes habían sido asesinados, entre el 2005 y el 2008. Y de estos homicidios, 27 ocurrieron en Buenaventura.
En el Puerto es donde se ha presentado gran parte del reciclaje ‘para’. Allí se encontraban nombres como los de Félix -jefe de un grupo criminal, asesinado en el 2007 en una guerra por el control de la ciudad con milicianos de las Farc- o ‘Don Irra’, quien controlaba una agrupación delincuencial conformada por ex integrantes del bloque Calima en el barrio Viento Libre y fue asesinado el año pasado por un joven que había trabajado para él.
Asimismo, uno de los jefes la banda la ‘Empresa’, que fue filial de los ‘Rastrojos’, Orlando Antonio Cuero, alias El Mono u Orejas, capturado en julio pasado, perteneció a las autodefensas, pero no se desmovilizó. Y la lista continúa con alias La F, uno de los jefes del Clan de los Bustamante, otro de los grupos criminales de Buenaventura. Este hombre fue capturado el año pasado.
El caso de los ‘Urabeños’, conformado luego de la desmovilización por Daniel Rendón Herrera, quien se desmovilizó con el Bloque Élmer Cárdenas en el 2005 -este grupo tenía su influencia en parte de Urabá, Antioquia y Chocó, en zonas colindantes al Bloque Bananero-.
Debido a que desde el 2000, el Bloque Calima empezó a ser liderado por Éver Veloza, alias HH, quien también era el jefe del Bananero, muchos integrantes del Calima llegaron procedentes de Urabá.
Un exparamilitar del Bloque Calima le reveló a El País que 50 de sus excompañeros fueron reclutados por ‘Don Mario’. “Otros se fueron con ‘Los Rastrojos’, ‘Los Machos’ y ‘Los Paisas’”, agregó.
El propio ‘HH’ reveló, antes de ser extraditado a Estados Unidos, que sus hombres Giovanny y Sarley, mandos medios del Bloque Calima, estaban trabajando con los ‘Urabeños’.
Giovanny, identificado como Juan de Dios Úsuga, tras la captura de ‘Don Mario’ se convirtió, junto con su hermano Dairo Úsuga, en el jefe de los ‘Urabeños’ y expandió a esta agrupación, convertida ahora en la banda criminal más poderosa del país.
Sin embargo, mientras fundaciones y analistas del conflicto insisten en que las bandas criminales son una nueva generación de grupos paramilitares, las autoridades dicen que, aunque muchos desmovilizados fueron reclutados por estos grupos, son fenómenos diferentes.
“Un informe presentado en el 2007 por la Comisión Nacional de Reparación, concluyó que “la existencia de esos grupos ilegales —22, según la MAPP / OEA— no significa la continuación de las AUC, de los paramilitares y autodefensas como se conocían antes de la desmovilización, o el fracaso del proceso de negociación con esta agrupación. Sin embargo, cualquiera que sea la trayectoria final que tome la evolución de esos grupos, hay que estar alerta sobre los efectos en la seguridad de las víctimas y las organizaciones que las apoyan”.