Sábado, 22 de Febrero de 2014
Esta es la fecha del golpe militar en Venezuela, cuando cayó Pérez Jiménez. Como van las cosas, pronto vendrá otro golpe, y su principal instigador no es ni Capriles, ni Leopoldo López, ni Diosdado Cabello, ni los colombianos, ni siquiera los estudiantes. El principal instigador del golpe es el propio Maduro. El presidente de Venezuela ha hecho todo lo posible para darse un autogolpe, o podría decirse de otra manera, que el principal enemigo en estos momentos del presidente Maduro, es el mismo Maduro. Si bien el presidente recibió un país casi que inviable económica y socialmente, también lo es que al lado de Chávez por más de 15 años participó en la construcción de un modelo de sociedad que políticamente era posible, pero aplicaron un socialismo trasnochado, casi que importaron el modelo cubano, y por ello fracasaron. Ahora Maduro en el poder, y con un país en crisis, no ha podido manejar peor la situación en donde en una actitud de desespero y torpeza, pretende culpar a los alcaldes del Táchira de lo que pasa en el país.
Ya no es nada nuevo señalar que la historia de las personas y de los países se repiten, y por ello la manera como el presidente Maduro ha venido manejando la crisis culpando a quienes no tienen responsabilidad en ella, como ese señalamiento irresponsable en el que supuestamente los alcaldes del Táchira propician el ingreso de paramilitares colombianos a ese país, o peor aún, creando un clima de guerra en donde no existe ninguna confrontación de dos países, y para ello, la mente paranoica de Maduro envía paracaidistas y aviones de guerra al Estado Táchira para prevenir un conflicto que no lo ve sino él, y a ello sumado lo del encierro de Leopoldo López, los cierres de los medios de comunicación, y mientras anda preocupado en eso, en lo que no es real, y deja de gobernar y tomar medidas en donde los problemas sí están, la inflación, el desabastecimiento y demás, hacen que cada vez más Maduro, y de manera muy rápida, construya su propia tumba política, o tome el camino del exilio como el 23 de enero de 1.958 lo
hizo Pérez Jiménez. Ojalá que por lo menos a Maduro no le pase lo que le sucedió al ex dictador, que en el afán de irse aquella madrugada de enero, lo primero que encontraron las fuerzas golpistas fue un maletín lleno de dólares que se le quedó a Pérez Jiménez.
Siempre en las crisis hay ganadores y perdedores, y uno que muy probablemente debe estar a gusto con lo que sucede es Diosdado Cabello, quien en la línea de sucesión presidencial con Chávez, seguramente había imaginado algún día llegar al palacio de Miraflores. Y probablemente lo pensó cuando murió aquel, pero lo que no llegó a imaginar con la llegada de Maduro al poder, es que pudiere ser tan rápido, porque cada día que pasa en el hermano país, los desaciertos de Maduro lo están alejando cada vez más del poder, por cuanto no ha demostrado el mandatario cosa diferente que su incapacidad para gobernar. Terrible para América Latina y para las democracias de esta parte del mundo, que Venezuela termine con una salida militar a su crisis, y mientras tanto por aquí en la frontera, igual cada día que transcurre recibiendo los efectos y consecuencias de ella.
Ya no es nada nuevo señalar que la historia de las personas y de los países se repiten, y por ello la manera como el presidente Maduro ha venido manejando la crisis culpando a quienes no tienen responsabilidad en ella, como ese señalamiento irresponsable en el que supuestamente los alcaldes del Táchira propician el ingreso de paramilitares colombianos a ese país, o peor aún, creando un clima de guerra en donde no existe ninguna confrontación de dos países, y para ello, la mente paranoica de Maduro envía paracaidistas y aviones de guerra al Estado Táchira para prevenir un conflicto que no lo ve sino él, y a ello sumado lo del encierro de Leopoldo López, los cierres de los medios de comunicación, y mientras anda preocupado en eso, en lo que no es real, y deja de gobernar y tomar medidas en donde los problemas sí están, la inflación, el desabastecimiento y demás, hacen que cada vez más Maduro, y de manera muy rápida, construya su propia tumba política, o tome el camino del exilio como el 23 de enero de 1.958 lo
hizo Pérez Jiménez. Ojalá que por lo menos a Maduro no le pase lo que le sucedió al ex dictador, que en el afán de irse aquella madrugada de enero, lo primero que encontraron las fuerzas golpistas fue un maletín lleno de dólares que se le quedó a Pérez Jiménez.
Siempre en las crisis hay ganadores y perdedores, y uno que muy probablemente debe estar a gusto con lo que sucede es Diosdado Cabello, quien en la línea de sucesión presidencial con Chávez, seguramente había imaginado algún día llegar al palacio de Miraflores. Y probablemente lo pensó cuando murió aquel, pero lo que no llegó a imaginar con la llegada de Maduro al poder, es que pudiere ser tan rápido, porque cada día que pasa en el hermano país, los desaciertos de Maduro lo están alejando cada vez más del poder, por cuanto no ha demostrado el mandatario cosa diferente que su incapacidad para gobernar. Terrible para América Latina y para las democracias de esta parte del mundo, que Venezuela termine con una salida militar a su crisis, y mientras tanto por aquí en la frontera, igual cada día que transcurre recibiendo los efectos y consecuencias de ella.