
Yariana, cuatro años, está decidida. Quiere ser Blancanieves en la fiesta de los niños el próximo 31 de octubre. Pese a que su mamá le insiste para que pruebe nuevas opciones porque el año pasado de disfrazó de este personaje, la pequeña quiere repetir traje.
“Y si te disfrazas de la Mujer Maravilla o de la Doctora Juguetes”, trata de negociar la madre. La pequeña sonríe y dice tajante: en la mañana de doctora y en la tarde de Blancanieves.
Esta escena se repite en decenas de hogares por estos días, ya que los pequeños se empiezan a identificar con determinado personaje y quieren imitarlo a como dé lugar.
Para Sandra Marcela Durán Chiappe, experta en educación social de la Universidad de Granada (España), los disfraces hacen parte del desarrollo de los niños y les permiten jugar a ser otro por un par de minutos, e incluso un día completo.
“En su afán de explorar el mundo los niños se identifican con el superhéroe de moda, la profesión de los padres, el personaje de televisión favorito, o en el caso de las niñas, con las protagonistas de los cuentos de hadas, hay que dejarlos explorar todas estas posibilidades y no coartarlos en la búsqueda de esa identidad”, explicó Durán.
Durán asegura que el simple hecho de hacerlos participes de una celebración de disfraces desarrolla su imaginación y creatividad, y les permite uno de los sueños más grandes de todo niño: vivir en los zapatos de determinado personaje, llámese pirata, médico, policía, princesa, o cualquier otro.
Dejar que los niños escojan el disfraz es clave porque se le da pie a que explore por si mismo sus gustos y habilidades. Si el niño es menor de cuatro años los padres podrán elegir la mejor opción de acuerdo a su presupuesto, el material del disfraz y el contexto.
Los niños mayores de cuatro años pueden sugerir otras alternativas de la mano de los padres. Después de los ocho años serán los pequeños quienes decidan de qué quieren disfrazarse.
Durán asegura que no hay que satanizar los disfraces, por el contrario si el niño se quiere vestir de algún personaje poco convencional cómo un vampiro o una momia para sorprender a sus amigos, es válido apoyar esta opción.
“Entre los 10 y los 12 año los niños se inclinan por estos personajes porque les causan cierto misterio o enigma, lo desconocido los atrae”, explicó la experta.
Si el presupuesto no es el más amplio, y con el ánimo de hacer más dinámica la fiesta de los disfraces, los padres pueden retar o invitar a sus hijos a construir sus propios trajes con materiales que encuentran en casa. Trapos viejos, pelucas, cartones, zapatos de colores, vasos desechables, y material reciclable pueden ser la materia prima. La imaginación y la diversión en familia deben primar en estas fechas.
Para tener en cuenta
Acompañe a su hijo a pedir dulces. No lo pierda de vista y evite las aglomeraciones.
Restrinja el número de dulces que su hijo comerá en esta fecha. El querrá comérselos de una sola sentada.
Verifique la procedencia de los dulces que su hijo recibe y tenga en cuenta el estado en el que se los entregan para evitar alguna intoxicación.
Si es posible usted también debe disfrazarse, demuéstrele que el 31 de octubre también es una celebración familiar.
Los disfraces en material reciclable pueden ser una opción amigable con el medio ambiente para celebrar el día de los niños.
Al escoger el disfraz…
1 Primero la comodidad: el disfraz debe ser cómodo y debe permitirle moverse libremente. El niño querrá brincar, correr y saltar por todos lados mostrando su traje. Si está en clima frío procura que sea de un material que lo abrigue. Si va estar expuesto a altas temperaturas opte por telas ligeras.
2 Permita que su hijo escoja: para el niño será mucho más divertido disfrazarse del personaje de su preferencia. Nunca le imponga un disfraz. Permítale ser su personaje favorito por un día.
3 Cuidado con las máscaras: lo ideal sería que el niño esté con el rostro descubierto, pero si el personaje amerita una máscara procure que esta no lleve objetos que se puedan desprender y que el niño pueda llevarse a la boca. La máscara tampoco debe ser muy cerrada para no caer en riesgo de asfixia.
4 La pintura ideal: si el disfraz requiere de pintura en el rostro o en alguna parte del cuerpo, haga previamente una prueba para descartar posible alergias. Si observa alguna reacción alérgica como enrojecimiento de la piel o brote, no la use.
5 Hidratación de la piel: Antes de utilizar pinturas para la piel hidrate con crema o algún tipo de aceite la piel del niño. También es primordial el uso de bloqueador solar porque los niños querrán exhibir todo el día su disfraz.
Disfraces para todos los gustos:
Los tradicionales: Animales, muñecas, príncipes y princesas, Caperucita Roja.
Los que no pueden faltar: superhéroes como Superman, Spiderman, Mujer Maravilla, Batman, profesiones: médico, enfermera, policía, cocinero, bombero,
Los del momento: Minions, Peppa Pig, Doctora Juguetes, Princesa Sofía, Frozen, Capitán América.
Para asustar: vampiros, brujas, zombis, la muerte, momias, diablos,