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¿Cómo proteger a los niños y las niñas cuando conocen gente online?
Conozca los riesgos a los que están expuestos niños, niñas, y adolescentes al interactuar a través de redes sociales y juegos online, y cómo prevenirlos.
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Sábado, 21 de Mayo de 2022

La mayoría de las plataformas de redes sociales y juegos online permiten que cualquier persona pueda acceder de manera más o menos anónima a grandes comunidades online atrae a acosadores, trolls y acosadores sexuales. En este sentido, para aconsejar y proteger a los menores, primero se deben reconocer los riesgos y aprender más sobre estos grupos, sus motivaciones y métodos.
 
ESET desde su iniciativa Digipadres, que busca acompañar padres y docentes en el cuidado de los niños en Internet, destaca estos como los principales riesgos:


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Acosadores sexuales: cuando los nuevos amigos online no son quienes parecen
 
Los acosadores sexuales se ponen en contacto con niños o niñas por Internet con el objetivo de obligarlos a realizar alguna actividad de índole sexual. Usan plataformas como mensajería instantánea, redes sociales e incluso juegos online, donde pueden permanecer en el anonimato, a menudo haciéndose pasar por otra persona, por lo general más joven. Los adolescentes suelen correr un riesgo mayor, porque son curiosos y buscan ser aceptados. Suelen hablar con extraños de buena gana, a pesar de sentir que es peligroso.
 
Estas son tres de las tácticas psicológicas que utilizan:
 

El grooming (acoso sexual de menores) se basa en establecer una conexión emocional con la víctima con el objetivo del abuso sexual. Los depredadores van construyendo gradualmente una relación con los menores para ganarse su confianza. Pueden hacerlo dando obsequios y cumplidos, actuando con amabilidad o demostrando que comprenden sus inseguridades. Una vez que las inhibiciones de los niños o niñas se reducen, es más probable que puedan ser obligados a hacer lo que pide el depredador, ya sea dar más información sobre ellos mismos y su vida, o incluso enviar fotos suyas desnudos, que luego pueden usarse en su contra.

Los acosadores sexuales a menudo utilizan un método para recopilar fragmentos de información personal específica sobre el niño, lo que se conoce como phishing (pesca), y que les permite formar una imagen más completa de la víctima.

Una vez que los acosadores tienen fragmentos de información sobre el niño, ya sea recopilada a través de mensajes directos o de sus observaciones, pueden usarla para una mayor manipulación, como en la táctica del mirroring (hacer de espejo). Como su nombre en inglés lo sugiere, es una forma de imitar lo que ven en su víctima. Estos pueden fingir pertenecer al mismo grupo etario del niño, compartir intereses, gustos o preocupaciones, simplemente cualquier cosa que los ayude a reforzar una conexión emocional.


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Bullying y trolling: Es fácil lastimar a otros online
 
El cyberbullying, acoso cibernético, se basa en escribir textos ofensivos, difundir rumores y acusaciones falsas, amenazar y chantajear, sacar a la luz información privada o íntima de la víctima, humillar y ridiculizar, acosar y acechar, o fingir ser otra persona para dañar a alguien. Al igual que en el mundo físico, todo esto suele estar dirigido a un solo individuo.
 
Los trolls, por otra parte, causan interrupciones en la red, crean conflictos y, en general, provocan a otros. Sienten satisfacción por las fuertes reacciones a sus publicaciones ofensivas, irritantes o falsas. Hacen que sea imposible llevar adelante discusiones constructivas y positivas, a propósito.
 
“Cuando los acosadores y los trolls publican algo en una red social, no obtienen una reacción inmediata, lo que les da una sensación de impunidad. Más aún cuando usan perfiles falsos o anónimos, por lo que no se los puede rastrear desde sus publicaciones y se sienten por encima de la ley. Además, a diferencia de decir algo cara a cara y ver la reacción inmediata, escribir comentarios y publicaciones de odio o para ridiculizar es mucho más fácil, porque el entorno online reduce la necesidad percibida de empatizar con los demás”, menciona Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
 
En el mundo digital lo que empeora las cosas es la dinámica de grupo, ya que es imposible estimar el tamaño de la multitud de testigos que ven la publicación, lo que aumenta la ansiedad de la víctima. Además, el contenido puede difundirse rápidamente, ampliando el número de personas que conocen el acoso pero no hacen nada al respecto. Como los usuarios saben que nadie los ve leyendo la publicación, a menudo no se sienten responsables o involucrados en la situación hasta el punto de luchar contra la injusticia.
 
“Entendemos a la violencia digital como el acto por el cual una persona hace daño a otra/s, física, mental y/o emocionalmente a través de medios digitales. Es violencia, es real, y vulnera derechos. Desde la ONG promovemos participar de entornos digitales seguros y saludables, eligiendo a quién leer, seguir, likear, qué decir y en dónde. Esto es más sencillo de implementar desde el lugar de persona adulta, y es casi urgente que dotemos de estas herramientas a quienes están aún en edad de formación. Si estamos cerca de nuestros chicos y chicas, y acompañamos con consejos y ejemplos para la participación responsable en internet, aprenderán a respetar y a cuidarse: reportar cuentas, denunciar legalmente cuando aplique, y retirarse a tiempo de los lugares que les hagan mal. Aprenderán a no naturalizar la violencia.”, explica Silvina Tantone, mentora Educativa de la ONG Argentina Cibersegura.


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¿Cómo acompañar a los más pequeños?
 

Buscar señales de que algo anda mal: Prestar atención a cualquier señal que indique que podrían ser víctimas de acoso cibernético o estar en contacto con alguien que pueda causarles daño. Hay preguntas que ayudan de guía, por ejemplo: ¿Parecen tener problemas emocionales con frecuencia o cambios de humor repentinos? ¿Han eliminado repentinamente su perfil de redes sociales? ¿Están fingiendo estar enfermos para evitar ir a la escuela? De manera similar, los cambios en el estado de ánimo o el comportamiento, así como la falta de interés en la familia o los amigos, pueden significar que algo no está bien, aunque no necesariamente esté relacionado con las causas mencionadas.

Mantenerse al tanto de sus actividades online: No ser intrusivos, solo asegurarse de tener una idea general de cómo pasan el tiempo en sus dispositivos. Intentar informarse sobre las últimas tendencias que dan forma a la vida de los chicos en el mundo digital. ¿Alguno de ellos sigue a un influencer? Puedes seguirlo también. ¿Hay un nuevo juego multijugador? Pedirles que expliquen de qué se trata. Eso da la oportunidad de reaccionar a los temas de actualidad y tal vez entablar conversaciones interesantes, compartir otro punto de vista y construir un puente a través de la brecha generacional. Recordar que escuchar y mostrar interés genuino puede ser más importante que hablar e instruir. Pero idealmente, intentar lograr un equilibrio entre ambas cosas.

Cultivar una relación de confianza: Cuando los jóvenes sienten que pueden contarles a sus mayores lo que tienen en mente, se les proporciona una perspectiva saludable y un terreno seguro en el que siempre pueden confiar. Cuando este no es el caso, se vuelven más susceptibles a ser víctimas de alguien que quiera desempeñar ese papel en su lugar. Además, una relación cálida y abierta permite conversaciones más honestas. Al igual que se buscas preparar a los más chicos para la vida en el mundo físico, también se deben proporcionarles los instrumentos para navegar de manera segura por el mundo online.

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