La migración venezolana no se detiene. En las carreteras del Táchira se siguen observando a grupos de familias enteras caminando en dirección a la frontera colombo venezolana y hacen sus respectivas paradas a lo largo de las seis casas de paso que mantiene puertas abiertas Caritas de Venezuela en la entidad fronteriza.
Un estimado de entre 20 y 30 personas transita a diario por los diversos puntos de atención, en busca de alimentos, hidratación, un sitio de descanso y baños. Los fines de semana es cuando más se desplazan los migrantes.
El coordinador regional de la organización católica Caritas, Ricardo Ramírez, relató que también reciben a personas que retornan a Venezuela, de las cuales, acuden de forma temporal para darles recursos económicos a sus familiares o buscarlos para llevárselos con ellos a otra nación.
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La diócesis de San Cristóbal cuenta con cinco casas de paso desde Abejales hasta San Antonio del Táchira, que alojan a quienes entran y salen del país.
Muchos van por escalas, desde el centro del país, y otros caminan en su éxodo para salir por primera vez de Venezuela.
“Se dan cuenta de que en el país todavía hay muchas necesidades en cuanto a la alimentación y porque no pueden garantizarles la salud a sus seres queridos a pesar de que envían dinero desde el exterior”, expuso Ramírez.
Venezolanos desde sus países de acogida han vuelto para llevarse a sus hijos, en vista de la crisis alimentaria que se vive en medio de una gran inflación y dolarización.
El coordinador de Cáritas explicó que la situación del país se ha venido arreglando para un grupo, pero la realidad indica que muchos siguen emigrando.
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Incluso, Caritas atiende en Táchira a 470 menores de edad con problemas nutricionales, a través del proyecto Samán, el cual se está ampliando en las parroquias del Táchira. Los casos son detectados a través de jornadas médicas en donde miden y pesan a los niños.
Es importante resaltar que en lo que va de 2023, las autoridades panameñas han contabilizado más de 31.000 migrantes de distintas nacionalidades que han cruzado la selva de Darién, entre Colombia y Panamá. Cerca del 15% de los desplazados son niños, niñas y adolescentes. De esta cifra, más de 3500 son personas de nacionalidad venezolana.
En 2022, la nacionalidad venezolana lideró el paso histórico de 248.284 migrantes irregulares por la jungla, y pese a que las restricciones impuestas por Estados Unidos frenó la avalancha, este 2023, siguen cruzando en menor medida.
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Van hacia Ecuador
Los migrantes caminantes, que durante 2020 se observaban en interminables colas y grupos de cinco y hasta diez miembros, de nuevo vuelven a verse en el paisaje nortesantandereano. Muchos de ellos van de paso buscando la frontera con Ecuador, dijo Reinaldo Castañeda, padre de tres hijos y oriundo de Valencia.
Anggy Polanco / Corresponsalía La Opinión
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