Pasar por las casas de números 0AN-40, 42, y 50, ubicadas en la calle 3N del barrio La Castellana es suspirar y entristecerse. 

No hay mirada que no se desvié hacia esas viviendas, donde el silencio habla más que cualquier otro comentario sobre la agobiante tragedia que provocó el voraz incendio que arrebató la vida de nueve personas, entre ellas, María Silvia Santos, la víctima más reciente.

Silvita, como era llamada de cariño por sus familiares y allegados, recibía atención médica especializada en Bogotá, pero a la 1 de la madrugada del viernes, tras varias complicaciones en sus riñones y el corazón, que le surgieron por las quemaduras de segundo y tercer grado, dejó este mundo y partió dejando un dolor irreparable a su familia.

“Ella era una persona extraordinariamente amable, generosa. Muy amorosa con sus hijas”, así la describió Tulio Torres, su gran amigo y allegado de toda la familia.

María Silvia de 69 años, se destacaba por su trato amable. Era piadosa y devota a Dios. 

Su amigo, aseguró que siempre colaboraba en la parroquia Santo Domingo Sabio.

“Fue una madre ejemplar. Practicaba la caridad con los migrantes que pasaban por su casa, tender la mano para ayudar era algo innato en ella. Por su modo de ser dejó huella en todos los que la conocimos”, añadió.

La víctima, madre de tres hijas, también dejó tres nietos y dos bisnietos. 

Durante gran parte de su vida trabajó como funcionaria del antiguo Seguro Social, donde dejó muchas más amistades que hoy se lamentan por la perdida.

Ayer, sus familiares adelantaban los trámites para tener en Cúcuta el cuerpo de su ser querido y darle cristiana sepultura.

Aquel 9 de enero

María Silvia vivía en la cuarta casa que alcanzó el fuego. Según se pudo establecer, esa madrugada del sábado 9 enero, ella estaba en compañía de dos de sus hijas y una nieta.

En medio de la travesía para poder salir de la casa, Silvia María se arriesgó y se lanzó ante las llamas que alcanzaron al porche y corrió para abrir la puerta. En esa osada decisión tardó más de lo previsto y ahí fue tocada por la candela. Sin embargo, logró que sus hijas y la nieta, salieran.

Aunque Carolina y Yolanda, las dos hijas de la valiente mujer, también resultaron con quemaduras, ninguna herida fue tan profunda como las que recibió María Silvia. “Ella dio todo por sus hijas hasta el último momento”, comentó su gran amigo.

Las demás víctimas 

Esa misma madrugada perdieron la vida de manera inmediata cinco miembros de una misma familia, se trató de Nelson Enrique Rangel, su esposa Eliana Mildred Páez Cadena y sus hijos Daniela, Nicolás y Juan.

Otras dos víctimas también murieron dentro de una casa: Luz Estela Amaya Toro, quedó irreconocible en uno de los cuartos de la primera casa. Entre tanto, Ana Benilda Becerra, quien residía en la casa del medio, y donde ocurrió el  cortocircuito que generó el fuego, quedó sin vida en la misma vivienda que Amaya Toro, cuando decidió ayudar a esa familia.

El jueves 14 de enero, se presentó la muerte de Doris Milena Andrade Álvarez, quien logró salir con su familia a salvo, pero ella tuvo que ser trasladada a la capital del país por recibir quemaduras en el 80% de su cuerpo.

Otras cuatro personas también resultaron con quemaduras y aún se recuperan tanto física como emocionalmente.