La estadía de los presos en las estaciones y CAI de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) cada vez les facilita más a estos delincuentes planear un repentino plan de fuga que termina siendo exitoso.
La madrugada de ayer, de las instalaciones del CAI Kennedy, en la ciudadela Juan Atalaya, se escaparon cuatro detenidos, de los cuales tres estaban respondiendo por homicidio y otro por hurto, mientras que un quinto que también quiso huir, fue herido y recapturado.
Todo se inició a la 1:00 de la madrugada, cuando los detenidos le aseguraron al uniformado que los custodiaba que uno de los reclusos estaba convulsionando, por lo que cuando el policía se acercó a la celda, fue golpeado y presionado contra la reja, mientras lo intimidaban con un cuchillo para quitarle las llaves y así abrir la puerta para fugarse.
En medio de la huida, uno de los fugados golpeó en la cabeza al patrullero que estaba encargado como jefe de información del CAI.
Sin embargo, el uniformado sacó su arma de dotación y alcanzó a impactar en dos oportunidades en la pierna izquierda a Yojan Esneider Ramírez, alias Cúcuta, de 19 años, quien también está señalado de ser un presunto homicida, por lo que fue trasladado al Policlínico de Atalaya, donde está estable y fue recapturado.
Hasta el cierre de esta edición, la Mecuc guardaba silencio sobre esta nueva fuga que se presenta en una de sus instalaciones y deja entrever que la vigilancia que hay en cada CAI o estación donde están recluidos los detenidos, es muy poca.
4 hombres se fugaron, mientras que Yojan Esneider Ramírez fue recapturado.
¿Quiénes son?
Luis Humberto Pereira Llánez, conocido como Luigi, fue capturado por presuntamente asesinar a su amigo Ronny Anderson Martínez Robayo, de 23 años, en mayo de 2019, en el barrio La Libertad.
Este hombre, quien también tenía orden de captura por hurto calificado y agravado, fue detenido en medio de una persecución de la Policía, cuando, al parecer, estaba merodeando en una zona bancaria, planeando cometer un fleteo.
Sin embargo, los uniformados se percataron de la actitud sospechosa de ‘Luigi’, por lo que al verse descubierto, emprendió la huida, pero luego fue detenido. Precisamente, Pereira fue uno de los que alcanzó a huir.
Maikol José Coronado Flórez, señalado de asesinar a puñaladas al taxista Fernando Alfonso Mahecha, a mediados de marzo de este año, también se voló del CAI Kennedy.
Coronado fue capturado por uniformados del Grupo de Operaciones Especiales (Goes) de la Policía Metropolitana de Cúcuta, minutos después de que apuñalara en dos oportunidades al conductor del taxi, por robarle el producido del día. El crimen ocurrió en la entrada al corregimiento Urimaco.
Entre tanto, Daniel Alejandro Briceño Colmenares, alias Katire, es señalado de pertenecer a la banda delincuencial La Séptima, que se dedica a cometer homicidios, hurtos y a dominar el microtráfico de drogas alrededor del parque Lineal y sobre la avenida séptima.
Los investigadores de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) tuvieron en su poder algunos videos de las cámaras de seguridad de la zona que les permitió conocer que Briceño, junto con los demás integrantes de la banda, cometieron el homicidio de Antony Rafael Bohórquez, ocurrido el 13 de junio del año pasado, en la avenida 7 entre calles 7 y 8 del barrio Latino.
Según se conoció, en ese momento, al parecer, la víctima tuvo una riña con los agresores, por lo que recibió siete puñaladas en el cuello, clavícula, tórax, brazos y espalda. Sin embargo, entre las hipótesis, las autoridades también analizaron que el hecho pudo haber sido producto del robo de un celular.
Otro de los fugados es Gregorio Junior Salas Peña, quien fue detenido por uniformados del CAI Kennedy, a mediados de febrero, minutos después de que atracara a un taxista.
Salas intimidó y golpeó al conductor para robarle el celular y 56.000 pesos en efectivo, en el barrio Cúcuta 75.
Por ahora, las autoridades adelantan la búsqueda de estos cuatro delincuentes que alteran la tranquilidad en las calles del área metropolitana de Cúcuta.
La ruta de escape
Las directivas de un club que está ubicado en la parte trasera del CAI, que colinda con las celdas, aseguraron que cada vez que se fuga uno de los presos, toman esta ruta de escape y dañan las instalaciones.
En la madrugada de ayer quedaron los rastros de sangre en el lugar y las tejas fueron destruidas, mientras los cuatro hombres huían de la Policía.
“Estamos cansados de esto y estamos pensando en cambiar la sede del club”, dijo uno de los socios del lugar.