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Sucesos
Doble homicidio en la trocha El Águila
La funeraria San Martín levantó los cuerpos en territorio venezolano.
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Sábado, 1 de Mayo de 2021

Las trochas que comunican a Cúcuta con Venezuela siguen siendo escenarios mortales, por donde constantemente hay flujo de contrabando, drogas y bandas criminales que imponen su ley a sangre y fuego.

La mañana de ayer, las autoridades fueron alertadas del hallazgo de dos cadáveres que estaban a un costado de la trocha El Águila, entre El Escobal y Ureña (Venezuela).

La Policía Metropolitana verificó que los cuerpos estaban tendidos en territorio venezolano, por lo que hasta el lugar arribaron miembros de la funeraria San Martín para recogerlos y trasladarlos al Instituto de Medicina Legal.

Según se conoció, los dos hombres recibieron varios impactos de bala en la cabeza. Los cuerpos quedaron a cinco metros de distancia, uno del otro, en medio de la zona boscosa.

Una de las víctimas vestía un pantalón negro y una franela verde. En el brazo derecho tiene un tatuaje en el que se refleja la silueta de una familia y un reloj. El otro hombre asesinado vestía una franela color mostaza, bluyín y tenis negros. 

Hasta el cierre de esta edición, las víctimas no habían sido identificadas, por lo que se espera que los dolientes se acerquen a Medicina Legal para que los reconozcan.

En La Carbonera
Otra trocha donde constantemente aparecen personas asesinadas es La Carbonera, ubicado por Boconó. La mañana del 19 de abril, fue encontrado muerto a balazos Rubén Darío Cabarico Torres, quien según se pudo conocer, era contrabandista de carne y desde el miércoles 24 de marzo su familia no lo volvió a ver.

“Al parecer, la familia conoció que lo tenían retenido en territorio venezolano y sin explicación alguna no lo soltaban”, contó una fuente en ese momento.

Cabarico, de 36 años, y quien tenía una discapacidad física al tener amputada parte de la pierna izquierda, apareció tendido bocarriba, con cuatro heridas de bala, una en el cuello y tres en la cabeza.

La víctima era de contextura gruesa, tez blanca y medía aproximadamente 1.65 de estatura. Estaba vestido con una franela beige, bluyín y portaba una bota de caucho.

Esto deja entrever que a lo largo de estos pasos informales que extienden el paso ilegal de mercancías y de personas a ambos lados de la frontera, se teje una escala mortal que parece no tener control de las autoridades.

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