A nivel global, el suicidio es la cuarta causa de muerte en los jóvenes entre los 15 y 29 años, seguido por los accidentes automovilísticos, la tuberculosis y la violencia interpersonal, de acuerdo con el último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Colombia, tan solo en el primer trimestre del año, 708 personas se quitaron la vida, según el último informe del DANE; 585 fueron hombres, realidad que convierte al suicidio en la tercera causa de muerte externa en esta población. En las mujeres es la cuarta, después de los accidentes de tránsito, agresiones (homicidio) y otros accidentes.
Con el fin de mitigar esta realidad, la Oficina de Orientación Universitaria de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud – FUCS vuelca sus esfuerzos a la atención temprana de las señales de alerta que presentan sus estudiantes: ideas negativas, retraimiento social, cambios afectivos, preocupaciones excesivas por su estado adaptativo o académico, entre otros.
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La FUCS, además, puso en marcha el programa Ruta PAP (Primer Auxilio Psicológico), donde se presta una comunicación temprana a los estudiantes, docentes y administrativos de la FUCS, al igual que asesorías psicoemocionales y psicopedagógicas.
Iniciativas como estas son claves; según el DANE, el 25% de la población colombiana expresó haber sentido tristeza, depresión, estrés y soledad durante la pandemia. “Las cifras de duelos y episodios depresivos aumentaron durante la crisis sanitaria por la muerte de familiares, conocidos y amigos, sumado a la soledad del confinamiento” expresó el Dr. Carlos Quintero, director de la Oficina de Orientación Universitaria de la FUCS.
Para terminar, el Dr. Javier Quintero, docente del programa de Psicología de la FUCS y Jefe del Servicio de Psicología del Hospital de San José, explica que gestionar las emociones y aprender a afrontar las situaciones son los primeros pasos para impedir que ocurran fenómenos como el suicidio. Por otro lado, advierte que es vital frenar la estigmatización frente a los pensamientos suicidas. “No deben ser juzgados ni callados, pues ponen en riesgo la vida de las personas”, concluye el experto.
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