Uno de los principales problemas del mercado actual es la falsificación. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), 3,3% de las transacciones globales en 2019 se realizaron con falsificaciones de algún producto, desde comida, suplementos, vitaminas, hasta muebles del hogar y ropa. 

Esta cifra continúa en aumento en todo el mundo y Colombia no es la excepción. El país se ubica en el puesto 25 del ránquin mundial de falsificaciones. Además, hace parte de los diez países que más producen y comercializan medicamentos falsos, incluyendo suplementos y vitaminas, de acuerdo con datos del Instituto Internacional contra la Falsificación de Medicamentos.

La durabilidad de un producto depende estrictamente de los materiales con los que se elabora, lo que influye directamente en su funcionalidad y el nivel de calidad que ofrece. Por esta razón, cuando se hace una variación a la materia prima de un artículo, como sucede con las falsificaciones, su efectividad y seguridad disminuyen. 

Un ejemplo: si los frenos de un carro fueran hechos de plástico, podrían detenerlo una o dos veces antes de romperse; si fueran de algún metal, mejoraría la durabilidad pero no el peso; finalmente, si están hechos de fibra de carbono tendríamos las dos cualidades, durabilidad y peso liviano. Significa que si una persona viaja en un carro con frenos hechos en plástico en lugar de fibra de carbono, probablemente tendría un accidente que pondría en peligro su vida.

“El problema de las falsificaciones es que, aunque aparentemente cumplen con su función, pueden tener graves consecuencias para el bienestar y la seguridad del consumidor ya que no pasan por los estrictos procesos a los que los productos originales sí se someten”, explica Sandra Quintero, consultora del negocio de nutrición humana para BASF. 

Además de los medicamentos, los suplementos, cosméticos y artículos de belleza también hacen parte de la categoría de elementos que presentan problemas para la salud. Algunos de ellos pueden causar intoxicación, infección en los ojos, reacciones alérgicas en la piel, hinchazón de labios y quemaduras químicas. 

Ante este riesgo, Quintero destaca los siguientes consejos para no caer en la compra de falsificaciones:

• Estudie la marca, conozca sus beneficios y compárela con productos similares. Esto le ayudará a escoger el que más se adapta a sus necesidades y bolsillo. A la vez, le permite reconocer más fácilmente una copia o falsificación.  
• Compre en tiendas autorizadas: identifique los lugares que las marcas recomiendan para adquirir sus productos. 
• Revise el precio del producto en las tiendas web y compárelo con el que va a comprar ¿hay alguna razón para que esté en descuento? ¿es de una temporada o colección anterior? ¿es época de descuentos? 
• Revise la calidad e información de los empaques: las copias no son exactamente iguales entre ellas. Se pueden reconocer en detalles tan simples como el empaque y si contiene fecha de vencimiento. 
• Pregunte por la garantía. Si el vendedor no tiene una respuesta clara, dude de la calidad de lo que está comprando. 
• Analice si resulta más beneficioso comprar directamente el producto en las tiendas físicas. Por ejemplo, bienes como los colchones deben ser probados y revisados antes de adquirirlos. Esto le permitirá saber si se ajusta a sus necesidades y ofrece las cualidades que ofrece. 

Hay beneficios que, aunque resulten invisibles para el consumidor, son también indispensables para el buen desempeño de productos. 

“Las soluciones o insumos con los que son creados los productos originales pasan por pruebas estrictas de calidad. Este es un factor determinante para su elaboración que, no solo garantiza el bienestar y la salud del consumidor, sino que permite brindar una alternativa sostenibles con el entorno”, concluye la experta.  

Con información de BASF