Cuidar de la salud siempre será un factor primordial para tener calidad de vida. Para ello, es fundamental incorporar la actividad física como un hábito que permitirá no solo prevenir enfermedades sino también aumentar la longevidad.
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“La inactividad es responsable del 6% al 10% de las muertes por enfermedad coronaria, diabetes tipo 2, cáncer de colon y seno. Incorporar este hábito es indispensable para mantener nuestro organismo en óptimas condiciones. No se trata solo de vivir más, se trata de vivir mejor”, afirmó Alejandro Sarmiento, Líder científico de Bodytech.
Y es que, aunque el desarrollo de patologías puede asociarse a factores genéticos, los estilos de vida también juegan un papel fundamental, por eso la importancia de reconocer los beneficios y hacer ejercicio en la rutina diaria.
1. Infarto o enfermedad isquémica del corazón
La causa principal de esta patología es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de los vasos que aportan sangre al corazón, con lo cual los vasos se vuelven más estrechos y menos flexibles.
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En este caso, la actividad física reduce el riesgo de sufrir infartos de miocardio porque ayuda al cuerpo a quemar grasas y azúcares y a mantener el peso, reduce la tensión arterial y aumenta la concentración de oxígeno en el cuerpo.
Para contribuir con la prevención de esta enfermedad, empresas como Bodytech diseñó un programa especializado para abordar a pacientes con este riesgo, con el fin de desarrollar un plan según las particularidades de cada caso.
“Tenemos un programa de fisioterapia preventiva, diseñado para personas con riesgo cardiovascular. El especialista en medicina del deporte realiza la evaluación inicial, luego, un análisis de composición corporal y, por último, el acompañamiento con fisioterapeuta”, resaltó Sarmiento.
2. La enfermedad cerebro vascular
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Los principales factores que inducen a los accidentes cerebrovasculares son la hipertensión arterial y la enfermedad coronaria, y ambos pueden reducirse mediante un régimen de actividad física regular. Pero, además, diversos estudios demuestran que la actividad física tiene un efecto protector contra los accidentes cerebrovasculares.
“La utilización de las grasas sanguíneas y del azúcar como sustrato energético durante el ejercicio son muy beneficiosas para la prevención de accidentes cerebrovasculares. Hacer ejercicio nos ayuda a tener un cerebro sano”, mencionó Sarmiento.
3. Cáncer
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. Se estima que aproximadamente una de cada seis defunciones a nivel global, se deben a esta enfermedad. Sin embargo, diversos estudios han mostrado el factor preventivo del ejercicio comparando población con actividad física regular frente a población caracterizada como sedentaria.
Los resultados comprueban que el ejercicio puede tener un factor inhibitorio de los genes que favorecen la formación de diferentes tipos de cáncer, pero especialmente de colon y seno.
4. La diabetes mellitus o el aumento del azúcar en la sangre
Los beneficios de la actividad física en este tipo de enfermedad son diversos. Se destaca la mejoría de la sensibilidad a la insulina, lo que disminuye la insulinemia basal y posprandial, el aumento de la utilización de glucosa por el músculo y la reducción de las necesidades diarias de insulina.
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Aunque la prevalencia de diabetes es mayor a partir de los 45 años porque está asociada a efectos sumatorios, se recomienda realizar ejercicio desde edades tempranas para poder mitigar el riesgo de desarrollo de la enfermedad o un aumento en el estado.
5. Obesidad
La obesidad se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. Además, es una enfermedad que aumenta la probabilidad de desarrollar otro tipo de patologías como padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoartritis, entre otros.
Por esto, es fundamental desarrollar ejercicio cardiovascular entre 150 a 300 minutos a la semana y entrenamiento de fuerza dos días a la semana. De esta forma se disminuye la grasa corporal, aumenta el gasto energético y por lo tanto se previene esta condición.
“En el caso de la obesidad, el ejercicio debe ser prescrito de forma individual por un profesional de la salud, junto a un plan de alimentación y controles médicos regulares para evitar complicaciones”, concluyó Sarmiento.
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