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Alimentación consciente para una vida saludable
Si comes conscientemente, es probable que valores más cada bocado y, además, quedes satisfecho con menos comida.
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Jueves, 3 de Junio de 2021

La vida es estresante. Un año de pandemia, trabajar desde casa, la educación a distancia de los chicos y pasar horas interminables todos juntos –o en aislamiento- fueron un verdadero desafío incluso para los más tranquilos. Quizás comemos menos nutricionalmente hablando y más para reconfortarnos, calmándonos con alimentos que aportan calorías vacías o comiendo refrigerios poco saludables que tenemos al alcance de la mano en nuestra oficina en casa. Es posible que esa bolsa grande de papas fritas esté riquísima o nos distraiga por un momento de un mal día, pero comer sin pensar puede provocar aumento de peso y fatiga innecesarios, lentitud y traer otras consecuencias para la salud. Para que la alimentación sea saludable, también necesitamos tener una alimentación consciente. Aquí presentamos cinco consejos para conocer mejor los alimentos que consumen y así tomar opciones más inteligentes.

Tomar nota

Cuando comenzamos un programa de actividad física a menudo nos indican que realicemos el seguimiento de los pasos dados, los kilómetros corridos o los entrenamientos semanales. ¿Por qué? Porque cuando mantenemos un registro de nuestro avance, somos más conscientes tanto de nuestros éxitos cómo de las áreas a mejorar. Mantener un diario de comidas es un ejercicio fascinante y, a menudo, nos confronta con la realidad. Nos recordará las 10 galletitas que comimos después de almorzar o esa segunda porción de puré de papas que servimos en la cena. Escribir qué comemos –y cuándo y por qué lo hacemos– nos permite concentrarnos en aquellos hábitos que debemos modificar. 

Hacer una pausa 

A menudo nos encontramos mirando la nevera o la despensa, simplemente buscando algo. Incluso quizás nos preguntemos por qué entramos a la cocina. Antes de coger algo para comer, date un momento y pregúntate "¿y ahora por qué estoy comiendo?". Es muy posible que no estés en la cocina por hambre, sino por aburrimiento, enojo o cansancio. Si te tomas el tiempo para preguntátelo, quizás descubras que comer no es la solución.  Busca otras formas de combatir el aburrimiento, el enojo o la fatiga.  En lugar de comer, haz una caminata, llama a un amigo o prepara una taza de té. 

Comer por comer

Llevamos una rutina tan ajetreada que estamos acostumbrados a apurar todo en nuestras vidas, incluidas las comidas. En un mundo lleno de distracciones, a menudo hacemos varias cosas a la vez cuando comemos. Quizás miramos TV, respondemos correos electrónicos o navegamos por internet. Estas distracciones pueden ayudarnos a conectarnos, pero no a ser conscientes de qué o cuánto comemos. Si dedicamos un tiempo a no hacer otra cosa más que comer, solos o en familia, podemos ser más conscientes de cuánto consumimos y disfrutar lo que comemos. 

Incluir todos los sentidos

Cuando nos sentamos a comer, es difícil concentrarnos por completo y pensamos en las cosas que debemos hacer después. Dedica, por lo menos, 20 minutos a concentrarte en la comida prestándole atención a los alimentos servidos en el plato. Estimula los sentidos y se consciente de los aromas, los sabores, los colores, las texturas y los sonidos de los alimentos. Si comes conscientemente, es probable que valores más cada bocado y, además, quedes satisfecho con menos comida.

Entender la saciedad

Todos alguna vez –en especial durante las fiestas– comimos hasta hincharnos tanto que nos tuvimos que desabrochar los pantalones. Si bien esas ocasiones en que comemos en exceso son muy esporádicas, para muchas personas se convierte en un hábito comer hasta que están bastante llenos, en lugar de comer solo lo suficiente para saciar el hambre. Este proceso puede ser un desafío para aquellos que crecieron obligados a dejar el plato vacío o con miedo a desperdiciar alimentos. Comienza por servirte menos y ten en cuenta las recomendaciones de algunos expertos que sugieren dejar, al menos, un bocado en el plato. Come lenta y conscientemente y registra cómo te sientes cuando comes hasta que ya no tienes hambre, en lugar de comer hasta llenarse.  

En la vorágine de nuestro mundo actual puede ser difícil tomarse un tiempo y estar atentos a cómo, cuándo, dónde y por qué comemos, en lugar que considerar las comidas como un punto más en la lista de cosas para hacer. Comer conscientemente nos permite hacer una pausa y pensar qué tipo de alimentos consumimos y en qué cantidad. Ser conscientes de cuándo y por qué comemos un refrigerio y tomarnos un momento para sentarnos a comer sin distracciones nos permite disfrutar la comida, conocer nuestros patrones de alimentación y aprovechar los beneficios de consumir comidas más saludables y nutritivas.
 

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