Lunes, 5 de Agosto de 2013
En dos escenarios distintos podría adelantarse, simultáneamente, el proceso de negociación de paz en Colombia: en La Habana y el Catatumbo.
Mientras en La Habana, Estado y guerrilla buscan mediante el diálogo razonado, acuerdos temáticos que permitan lograr la paz después de 60 años de violencia fratricida, en el Catatumbo, los mismos actores estuvieron enfrentados abiertamente con dos estrategias: batalla campal entre fuerza pública y manifestantes (campesinos, cocaleros y guerrilleros, según el ministro de defensa) con saldo de 4 muertos y más de 60 heridos y diálogos en mesa de negociación cuando el presidente Santos nombre hoy sus delegados para tratar todos los temas que se quieran discutir, porque desbloquearon carreteras después de 53 días de paro.
La importancia geopolítica del Catatumbo por razones de ubicación estratégica y soberanía nacional; la necesidad regional de construirse vías que conecten al departamento con la costa Caribe y mercados internacionales; la existencia de grandes reservas de carbón y petróleo, de cultivos ilícitos con su fácil salida al exterior por Venezuela y de ser la zona donde acampa Timochenko, - jefe de las Farc - , podrían ser algunas de las razones del gobierno para aplazar la aprobación de la reserva campesina del Catatumbo, mientras se modifica la Ley 160 de 1994 que las creó.
Los dirigentes del paro exigirán su aprobación y será obstáculo seguro para la solución definitiva, haciendo que se sumen al paro agrario del 19 de agosto (¿el ministro Francisco Estupiñán demostrará ser más capaz y mejor negociador que Juan Camilo Restrepo?).
El presidente desea convertir al Catatumbo en laboratorio de paz post-conflicto y las Farc exigen su inmediata aprobación como ZRC, para crear un hecho político irreversible de demostración de fuerza, al anticiparse a las negociaciones en Cuba.
Venezuela necesita que Colombia logre la paz para que, convertida las Farc en partido político, hagan ‘chavismo’ legal en nuestro país y sean portavoces autorizados del socialismo cubano-venezolano, versión siglo XXI. Les facilitarían organización y recursos (suponiendo que dejen el narcotráfico) y las reciclarían ideológica y políticamente, pretendiendo fortalecer su injerencia política en nuestro país.
El gobierno venezolano requiere ya de Colombia, laxitud en los pagos para el inmediato suministro de alimentos y productos de primera necesidad, disminuyendo su exasperante escasez y espiral inflacionaria; la interconexión eléctrica para solucionar su déficit en energía y la posterior salida de petróleo venezolano al Océano Pacífico con el Oleoducto al Pacífico (OAP) de 760 kilómetros que financiaría y construiría China entre San Martín (Meta) y Buenaventura.
En retribución, Colombia pide dejarnos sacar petróleo en oleoducto de 24 kilómetros por Venezuela, desde Caño Limón (Arauca) a Guafita (Apure).
Las vueltas de la política que harían determinante en La Habana, el resultado del Catatumbo.
Adenda: “¡Aquí sí me quieren!”, dijo públicamente Santos en Bucaramanga el sábado antepasado al llegar de Cúcuta donde había dormido la noche anterior, garantizándoles financiar obras por el doble del valor de lo que se comprometió con nosotros. ¡Gracias presidente! ¡Su franco apoyo lo corresponderemos votando masivamente por Usted en mayo próximo!
(entrenasergio@yahoo.com, @entrenasergio)
Mientras en La Habana, Estado y guerrilla buscan mediante el diálogo razonado, acuerdos temáticos que permitan lograr la paz después de 60 años de violencia fratricida, en el Catatumbo, los mismos actores estuvieron enfrentados abiertamente con dos estrategias: batalla campal entre fuerza pública y manifestantes (campesinos, cocaleros y guerrilleros, según el ministro de defensa) con saldo de 4 muertos y más de 60 heridos y diálogos en mesa de negociación cuando el presidente Santos nombre hoy sus delegados para tratar todos los temas que se quieran discutir, porque desbloquearon carreteras después de 53 días de paro.
La importancia geopolítica del Catatumbo por razones de ubicación estratégica y soberanía nacional; la necesidad regional de construirse vías que conecten al departamento con la costa Caribe y mercados internacionales; la existencia de grandes reservas de carbón y petróleo, de cultivos ilícitos con su fácil salida al exterior por Venezuela y de ser la zona donde acampa Timochenko, - jefe de las Farc - , podrían ser algunas de las razones del gobierno para aplazar la aprobación de la reserva campesina del Catatumbo, mientras se modifica la Ley 160 de 1994 que las creó.
Los dirigentes del paro exigirán su aprobación y será obstáculo seguro para la solución definitiva, haciendo que se sumen al paro agrario del 19 de agosto (¿el ministro Francisco Estupiñán demostrará ser más capaz y mejor negociador que Juan Camilo Restrepo?).
El presidente desea convertir al Catatumbo en laboratorio de paz post-conflicto y las Farc exigen su inmediata aprobación como ZRC, para crear un hecho político irreversible de demostración de fuerza, al anticiparse a las negociaciones en Cuba.
Venezuela necesita que Colombia logre la paz para que, convertida las Farc en partido político, hagan ‘chavismo’ legal en nuestro país y sean portavoces autorizados del socialismo cubano-venezolano, versión siglo XXI. Les facilitarían organización y recursos (suponiendo que dejen el narcotráfico) y las reciclarían ideológica y políticamente, pretendiendo fortalecer su injerencia política en nuestro país.
El gobierno venezolano requiere ya de Colombia, laxitud en los pagos para el inmediato suministro de alimentos y productos de primera necesidad, disminuyendo su exasperante escasez y espiral inflacionaria; la interconexión eléctrica para solucionar su déficit en energía y la posterior salida de petróleo venezolano al Océano Pacífico con el Oleoducto al Pacífico (OAP) de 760 kilómetros que financiaría y construiría China entre San Martín (Meta) y Buenaventura.
En retribución, Colombia pide dejarnos sacar petróleo en oleoducto de 24 kilómetros por Venezuela, desde Caño Limón (Arauca) a Guafita (Apure).
Las vueltas de la política que harían determinante en La Habana, el resultado del Catatumbo.
Adenda: “¡Aquí sí me quieren!”, dijo públicamente Santos en Bucaramanga el sábado antepasado al llegar de Cúcuta donde había dormido la noche anterior, garantizándoles financiar obras por el doble del valor de lo que se comprometió con nosotros. ¡Gracias presidente! ¡Su franco apoyo lo corresponderemos votando masivamente por Usted en mayo próximo!
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