La vereda Puerto Rico, en el municipio Villa Caro, quedó convertida en un desierto. Producto de los estragos que generaron las lluvias, la tierra que se desprendió por el proceso de remoción de masa que ocurrió El 10 de noviembre pasado ha sido arrastrada, dejando a su paso un terraplén que dista mucho de lo que fue una zona de pequeños sembradíos donde las familias vivían mayoritariamente del cultivo de frijol, cebolla, caña y yuca.
La comunidad afectada aseguró que la vereda desapareció porque todos los sedimentos que quedaron represados en la quebrada El Molino (más alta) han seguido su curso y han terminado allí, en Puerto Rico, como una avalancha de lodo y piedras que, a paso silencioso, se va llevando todo por delante.
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Aunque el verano que se asoma ha generado algún alivio, con las lluvias que cayeron la semana pasada se produjo el colapso de cuatro casas, sin consecuencias graves porque se encontraban deshabitadas. En total fueron 35 las familias que tuvieron que desocupar las dos veredas luego de la emergencia, algunas con el apoyo de la Consejería Departamental para la Gestión del Riesgo y la misma Alcaldía de Villa Caro.
Sin embargo, el esfuerzo no parece suficiente y los damnificados siguen sintiendo que quedaron en el abandono. Algunos tuvieron que alojarse en las viviendas de familiares, pero la mayoría tuvo que mudarse al centro del municipio donde sobreviven pagando arriendo.
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“Esta avalancha de piedras también ya está cayendo al río Tarra por la parte que comunica la vereda Puerto Rico con la vereda El Tarrita. Por allí ya no queda ni una sola familia porque la mayoría tuvo que ser desplazada hacia el municipio de Ábrego”, relató un vecino de la comunidad que prefirió permanecer en el anonimato.
La misma persona dijo que aparte de las viviendas, la carretera hacia esas veredas quedó bloqueada y eso mantiene incomunicado el sector donde algunas familias tiene sus cultivos que podrían perderse si no se interviene la vía con maquinaria amarilla.
Uno de los casos es el de Eduardo Mora que podría perder sus siembras de cebolla. Desde que ocurrió la tragedia, tuvo que salir de la vereda El Molino con su entorno, pero no pudo habitar más la vivienda que desapareció bajo una montaña de lodo donde murieron cinco miembros de una familia.
“Aquí no han hecho nada, apenas vinieron y según ellos midieron el agua de la laguna pero eso fue apenas ahí, en la orillita, y ya no regresaron más”, relató.
Se refiere concretamente a la laguna natural que por el represamiento de agua se formó en la cabecera de la vereda El Molino y que ahora los entes territoriales intenta drenar.
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Ya compraron las mangueras
Carlos Daniel Serrano, alcalde de Villa Caro, en entrevista con La Opinión informó que la administración realizó, con recursos propios, la compra de tres mil metros de manguera de tres pulgadas con las que esperan en la próxima semana iniciar el drenaje del agua de la laguna en la vereda El Molino.
Serrano dijo que como cesaron las lluvias y han aumentado las temperaturas, las condiciones podrían favorecer la intervención de las vías y del represamiento de agua.
Dijo que la semana pasado estuvo en Bogotá visitando la Unidad Nacional del Riesgo, pues no ha encontrado una herramienta jurídica que le permita destinar recursos del balance en subsidios de arriendos para los damnificados, pero la tarea fue inoficiosa debido a la salida del cargo de Luis Fernando Velasco, quien se desempeñaba como director de esa entidad.
Tampoco han podido incluir a los afectados en Registro Único Nacional de Damnificados (Runda) porque la plataforma esta inhabilitada.
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