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Gramalote: un nuevo pueblo que renace con la juventud
Los jóvenes gramaloteros son los nuevos líderes del casco urbano que se reconstruye.
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Helena Sánchez
Sábado, 8 de Octubre de 2016

Usted no se imagina lo que sentimos cuando nos abrazaban y nos daban las gracias por hacerles creer en Gramalote; en que eso que veíamos era real”, dice María Camila Leal, líder juvenil gramalotera que muestra su piel erizada al recordar la primera visita al nuevo casco urbano, con decenas de muchachos.

Sus brillantes ojos se humedecen al recordar la emoción de ir a ese paraje con otros jóvenes que, como ella, solo habían visto el lugar en fotografías, y sabían de su existencia porque sus padres les habían contado cómo era. 

Sin embargo, el pasado 11 de septiembre conocieron el sitio y lo asumieron como propio, después de soñar con negocios, empresas, almacenes, y otras formas de hacerse a una vida digna en el pueblo que se construye y debería estar casi terminado en 2017. 

Pero junto a la edificación del pueblo, en Gramalote se construye algo más sólido: estrategias para que los jóvenes se establezcan en el territorio y tengan allí su proyecto de vida. 

La idea, impulsada por Aecom -entidad encargada de fortalecer los lazos sociales y de apropiación en el nuevo pueblo- ha funcionado al punto de que ya hay 20 líderes de no más de 20 años quienes, en solo cuatro meses, idearon una escuela llamada DiverArte, en la cual dictan talleres de gastronomía, teatro, dibujo, artesanías y hasta hay un grupo de padrinos ambientales para el cuidado del nuevo hábitat. 

Además, basta ver la emoción de María Camila, ilusionada e imparable, relatando cómo surgió la idea y hasta dónde se quiere llegar. 

“Nosotros siempre veíamos que había muchos eventos para los adultos, pero no teníamos un espacio propio”, cuenta. “Hasta le peleábamos a mi mamá para que nos tuvieran en cuenta”. 

Un día, algunos de ellos dialogaron con Roberto Zapata, coordinador de la reconstrucción por el Fondo Adaptación, y resolvieron pedirle más oportunidades para crecer desde ahora, con miras a ocupar definitivamente el pueblo. 

“Le dijimos que si ese iba a ser un pueblo futurista, entonces dónde quedábamos nosotros”, dice María Camila. “Quedó impactado, pero nos apoyó y reconoció que había valido la pena”. 

Comenzaron a trabajar con Karol Franco, profesional de Aecom, quien afirma que únicamente hizo preguntas orientadoras, “porque cada idea, cada iniciativa, hasta que llegamos a DiverArte, nació de ellos”. 

“DiverArte es nuestro espacio para aprender, para compartir y para demostrar que los jóvenes podemos hacer algo por otros jóvenes”, agrega María. 

La meta, como la describe ella, parece muy sencilla: convertir la iniciativa en una fundación para que no sea “un lugar más a la salida del colegio, sino que los muchachos realmente quieran ir”, y además, que sea esa oportunidad de trabajo, recreación y vida que más de uno anhela.

Por la memoria 

Arturo Mogollón es otro de los nuevos emprendedores. Lidera el padrinazgo ambiental de la reserva forestal El Bojoso, así como la protección de las zonas verdes que tendrá el casco urbano. 

Entusiasta, aunque un poco más tímido, afirma que la escuela de DiverArte, “que tiene de todo, está pensada para que volvamos a creer en Gramalote, y en que sí se puede resurgir aunque hayamos quedado sin nada”. 

Él tenía 12 años cuando ocurrió la destrucción y recuerda que pese a los días de dificultad, también hubo una inmensa posibilidad de que su familia estuviese más unida que antes. 

Y es que si de problemas se habla, pocos saben, o sospechan, la rudeza con la que la ciudad recibió a esos niños damnificados que hoy no temen enfrentarse a lo que venga. 

Matoneo en el colegio, burlas y sarcasmo de los docentes “por ser los pobres de Gramalote”, impedimentos para entrar a la escuela por no tener los uniformes, y hasta orientaciones sobre lo que era un mouse de computador, como si se tratase de completos analfabetas informáticos y sociales. 

“Es cierto que veníamos del campo, pero tampoco merecíamos ser tratados así”, dice María Camila, que todavía se lleva las manos a la cabeza, demostrando el desespero que la carcomía con esas muestras de maltrato. 

Pese a todo, no se dejaron amilanar por las circunstancias, y reconocen la necesidad de ser parte de la historia de Gramalote, del viejo, el que lloró y quedó en las memorias y relatos de los abuelos, plasmados en libros, algunos periódicos y videos, pero en los que sus voces no tuvieron protagonismo. 

Por eso, hoy buscan redactar un libro con sus propias historias, mientras crean nuevas formas de mostrar sus talentos gastronómicos, literarios e histriónicos, con ambiciones como la de innovar con un teatro musical en el que trabajan cada que pueden. 

Comenzaron una parte del sueño con el primer taller en el que se rescataron desde las habilidades en el canto, el dibujo y el teatro para 130 jóvenes inscritos en una  convocatoria hecha vía Facebook, hasta las arepas de chocheco (recuperadas del recetario local), que ya son noticia y por las que María Camila es ‘acosada’ para que comparta la receta. 

Su escuela ha generado además tal impacto que ya fueron convocados por los colegios del sector para dedicarse, al menos una jornada, a otros estudiantes y el mismísimo alcalde, Tarcisio Celis, les pidió apoyo para la celebración de la fundación de Gramalote, el 27 de noviembre. 

Apenas llevan un solo taller, pero la popularidad y reconocimiento por sus habilidades ya tuvieron fruto. 

Solo resta esperar que, en el nuevo casco urbano, tengan un lugar adecuado para ser productivos, con el fin de que sus ideas no se diluyan, pues las actividades de Aecom para jóvenes terminan en diciembre de este año. 

“Gramalote no es, como escuché alguna vez, un pueblo para pensionados”, señala Arturo. “Será un pueblo para jóvenes, que va a crecer con nosotros y en el que vamos a trascender, porque no queremos que Gramalote sea reconocido solo como el pueblo que se cayó, sino como un lugar turístico, que protege su medio ambiente para que lo que pasó no se repita, y del que todos van a hablar mucho por todo lo que lograremos”.

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