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Esperando a que la tierra se los trague
Las lluvias causan estragos al sur de la región, solo en Toledo hay 52 veredas afectadas. El panorama es parecido en Chitagá, Labateca y Cácota.
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Helena Sánchez
Sábado, 27 de Junio de 2015

Entre el barro y las piedras, y la lluvia que no deja de caer desde hace un mes, los habitantes de San Bernardo de Bata van de un tramo a otro de lo que queda de la Vía La Soberanía.

Pasan hacia el interior del departamento, o rumbo a los Llanos Orientales, donde el tránsito tampoco es nada fácil, según dijo un vocero de la comunidad u’wa que duró medio día caminando mientras mascaba ayo.

Antes, gastaba solo tres horas.

Hoy, de acuerdo con su relato, hay entre 12 y 15 derrumbes hasta su caserío, que colinda con Samoré, y el trayecto no es mejor en la vía que conduce hacia el casco urbano de Toledo.

Allí, un derrumbe obligó ayer a la comunidad a andar a pie por más cinco kilómetros mientras otros avanzaban dificultosamente en motos que hacían el trasbordo por lo que les quisieran dar.

El viernes en la noche, en la zona rural de Toledo, un nuevo derrumbe sepultó siete viviendas y dejó sin cultivos a los campesinos del sector.

“Antenoche, eran como las 12, y tronaba...”, dijo Alicia Velandia, habitante de San Bernardo a quien la casa se le está agrietando con tanta agua. “El viernes a las 8 fue igual, y cuando nos levantamos ya vemos los derrumbes y las casas que no están”.

Ella y los demás decidieron darle una oportunidad a la suerte. Al fin que ninguno tiene otro lugar a donde ir

Hoy, se están hospedando donde sus vecinos y parientes, pero según comentó el alcalde Yorjan Triana, “ni la ropa la alcanzaron a sacar”.

Actualmente, solo en Toledo hay 52 veredas afectadas, y la comunidad de la vereda Santa Inés no ha podido ser visitada porque el paso está inhabilitado por la pérdida de la banca y los puentes que permiten el tránsito.

La misma situación se vive en Chitagá, Toledo, Labateca, Bábega, Cácota y Samoré, según el arzobispo católico de Pamplona, Luis Madrid Merlano.

La mayoría de pobladores y viajeros que estos días se atreven por estos barrizales coinciden en que nunca habían visto un fenómeno como este, en cuanto a lluvias y deslizamientos se refiere.

Mientras, las máquinas tratan de hacer lo suyo, pero el trabajo es infructuoso si las espesas nubes insisten en descargarse y se unen al pulso entre la tierra y la gente, a ver quién se traga primero a quién.

En un amplio sector de Labateca, donde en febrero comenzaban a evidenciarse los primeros deslizamientos por las lluvias que se iniciaban en el sector, hoy las viviendas en riesgo están completamente destruidas y las familias reubicadas; algunas, peligrosamente cerca al río Chitagá.

Quienes viven cerca a este río, que además recibe las aguas de otros dos, Culagá y Jordán, y cuyo caudal adquirió una fuerza enorme e inusitada, son ahora vecinos de un tormentoso vecino que, para dar muestras del volumen de su caudal, está socavando los taludes.

La comunidad teme que en cualquier momento se represe el torrente, como de hecho ya pasó en la vereda Aposentos, de Labateca, donde hubo una talanquera bloqueó el paso que por fortuna cedió a tiempo ante la fuerza de la corriente.

El paso de vehículos está completamente restringido por los constantes derrumbes, especialmente entre Puente Nuevo y San Bernardo de Bata, así como en la vía de Pamplona al sector de Mónoga y San Bernardo.

En Toledo y Chitagá

La misma situación desesperada, de pueblos enteros que temen que la tierra caiga y se los trague se vive en el sector La Lejía- Labateca-Toledo y la Carretera Central del Norte entre Chitagá y Málaga (Santander).

Las afectaciones mayores se presentan en los kilómetros 4, 6, 10 y 16. Allí se perdió parte de la banca y no es posible repararla en los próximos días. >El tráfico automotor está paralizado.

Según el comandante del batallón de ingenieros Constructores Militares, coronel Julián Andrés Yasnó Ángel, la situación es complicada, por los constantes aguaceros.

Para atender la emergencia, el oficial precisó que en coordinación con la regional del Instituto Nacional de Vías (Invías), se busca que el propietario de un predio en La Lejía-Negativa (Pamplona) autorice las intervenciones que permitan recuperar el talud afectado con el derrumbe de la calzada.

Anunció que la proyección es facilitar la movilidad en los próximos días, aunque todo depende de si las condiciones del clima son favorables.

“Lo que nos impide avanzar con mayor celeridad son las lluvias, ya que al ser un terreno quebrado, se originan avalanchas y deslizamientos de piedras y rocas”, sostuvo.

En lo que respecta al trayecto San Bernardo de Bata-Alto de El Oro, dijo se trabaja con maquinaria de Invías y Ecopetrol.

Si por Toledo, Labateca y Cácota, llueve torrencialmente, por Chitagá no escampa. Allí también la situación es caótica debido a las acciones de los aguaceros que caen desde hace 28 días.

Por derrumbes en la Carretera Central del Norte, es imposible el tráfico entre La Lejía y el perímetro urbano de Chitagá, al igual que comunicarse con el corregimiento de Presidente, el municipio de Málaga y el centro del país.

El alcalde, Dikson Villamizar, confirmó que las vías están colapsadas.

“La situación cada vez son más preocupante. El suelo está saturado de agua y las afectaciones se van a hacer más evidentes con nuevas avalanchas y deslizamientos”, dijo.

Los daños se presentan en las áreas rurales de La Perla, La Robazón y La Campesina.

Señaló que a un kilómetro del caso urbano hay pérdida total de la banca de la carretera Central del Norte, vía a Málaga (Santander), como también la quebrada del Hato se desbordó y destruyendo una vivienda en el sector El Carbón.

Solicitó la pronta intervención de los organismos de socorro del Norte de Santander, porque la quebrada que pasa por un lado de la población presenta represamiento en un puente y amenaza con ocasionar una emergencia en el sector.

*Con información de Roberto Ospino

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