Sabemos que están trabajando día y noche en los laboratorios, sin descanso, como si sintieran la necesidad de producir mucha coca en poco tiempo”.
Esta frase, en boca de un uniformado que a diario lucha por erradicar los cultivos de coca en Norte de Santander, sorprende no solo por su crudeza, sino por la dimensión que muestra de un problema que, en la zona del Catatumbo, está lejos de desaparecer.
Según las cifras del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), desde el 2010 se ha presentado un incremento del 238% en la cantidad de hectáreas cultivadas con coca en el Catatumbo.
Municipios como Convención, que en el 2006 tenían apenas 15 hectáreas cultivadas con coca, cerraron el 2013 con 999. El Carmen, que en el mismo año apenas registraba 5 hectáreas de estos cultivos, cerró el 2013 con 871. Este incremento, desmesurado, por decir lo menos, ha obedecido a varios factores.
El primero de ellos, a la suspensión de las fumigaciones aéreas de los cultivos de coca en el Catatumbo.
Según el comandante de la Policía de Norte de Santander, coronel Jhon Jairo Aroca, desde 2010 no se hace aspersión en el departamento. De hecho, La Opinión pudo establecer que desde el segundo semestre de 2009 se suspendió la fumigación con glifosato en una franja de 10 kilómetros a lo largo de toda la línea fronteriza con Venezuela.
“Sobre estos 10 kilómetros, desde la frontera hacia territorio colombiano, es que más han aumentado los cultivos de coca en el Catatumbo”, señaló una fuente de la Policía Antinarcóticos.
Otro de los factores que ha influido en el aumento de las hectáreas cultivadas con coca es la suspensión de la erradicación manual, que vino a reemplazar la aspersión.
Según cifras entregadas por el coronel Aroca, el año pasado se erradicaron 672 hectáreas manualmente, pero este año, agregó una fuente de Antinarcóticos, ese trabajo fue suspendido.
Sin aspersión de cultivos, ni erradicación manual, los cultivos han catapultado a Norte de Santander al deshonroso tercer puesto dentro de los departamentos con mayor presencia de cultivos de coca en el país. Estos cultivos han aumentado, de manera más evidente, hacia la zona nororiental del departamento, junto a la frontera venezolana. Quizás por esto, Tibú, que cerró el 2013 con 1.905 hectáreas de coca cultivadas, hace parte de los 10 municipios con más coca sembrada en el país.
“Lo más grave es que los datos del Simci sobre cultivos ilícitos, que está próximo a salir y medirá el comportamiento durante el 2014, puede mostrar un aumento cercano al 40% en el número de hectáreas cultivadas con coca en el Catatumbo”, sostuvo la fuente de Antinarcóticos.
El negocio del cultivo de coca y su posterior procesamiento a pasta base, está en manos de las tres guerrillas que hacen presencia en la zona: las Farc, el Eln y el Epl.
“Hemos tenido información de que hacia la zona de El Tarra, Tibú y La Gabarra, donde la coca es controlada por las Farc y el Eln, han llegado emisarios de Megateo (Víctor Ramón Navarro, líder del Epl), para tratar de persuadir a los miembros de estas guerrillas para que se le unan a él. La idea de Megateo es hacerse con el control de los cultivos en la zona de frontera”, sostuvo la fuente de Antinarcóticos.
De llegar a la frontera, zona en la que su influencia aún no es tan fuerte como en la provincia de Ocaña, Megateo pasaría a convertirse en el capo del narcotráfico en Colombia.
"Ahora somos productores y consumidores"
El coronel George Quintero, comandante de la Policía Antinarcóticos de la Región Número 5, ha sido quien más ha combatido el problema del narcotráfico en el departamento y quien más conoce la forma como este fenómeno ha mutado en la región.
“Norte de Santander pasó de ser un departamento productor, a un departamento consumidor. Por eso nuestra línea de trabajo se ha enfocado en tres puntos claves: prevención, interdicción y planeación de operaciones”, sostuvo el oficial.
A nivel de prevención, la tarea de la Policía Antinarcóticos se ha enfocado en visitar colegios y universidades con el ánimo de alertar a los jóvenes sobre los riesgos que corren cuando deciden probar las drogas.
“También hemos tratado de hacerles entender que cada vez que ellos deciden consumir no se hacen daño solo a sí mismos, sino a todo un país, pues con el dinero que ellos pagan por sus dosis es que se financia en gran medida la guerra que lleva desangrando más de 50 años a Colombia”, puntualizó.
En materia de interdicción, el coronel Quintero sostuvo que ha sido de vital importancia el apoyo que han recibido por parte del Ejército y la Fuerza Aérea para la ejecución de operaciones que han arrojado resultados importantes.
“Con el Ejército logramos un control eficaz del área, lo que permite que la Fuerza Aérea nos lleve hasta la zona y podamos realizar la destrucción de laboratorios e incautación de insumos en estos lugares”, agregó.
Finalmente, el oficial indicó que en la planeación de operaciones también ha sido clave el apoyo recibido por el Ejército y la Fuerza Aérea, sin los cuales su trabajo no hubiese podido arrojar los resultados que, en un año, han sobrepasado las estadísticas de años anteriores.