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Reclamo de la Iglesia
~Quien le escribe, arzobispo de Nueva Pamplona, lo hace en razón de que el 17 de diciembre de 2010, fecha del desastre de Gramalote, y hasta septiembre de 2011, dirigía como administrador apostólico la Diócesis de Cúcuta, en cuya jurisdicción se encuentra Gramalote.~
Jueves, 29 de Enero de 2015
~Quien le escribe, arzobispo de Nueva Pamplona, lo hace en razón de que el 17 de diciembre de 2010, fecha del desastre de Gramalote, y hasta septiembre de 2011, dirigía como administrador apostólico la Diócesis de Cúcuta, en cuya jurisdicción se encuentra Gramalote.~ Doctor

Juan Manuel Santos

Presidente de la República de Colombia

Distinguido Señor Presidente:

Quien le escribe, arzobispo de Nueva Pamplona, lo hace en razón de que el 17 de diciembre de 2010, fecha del desastre de Gramalote, y hasta septiembre de 2011, dirigía como administrador apostólico la Diócesis de Cúcuta, en cuya jurisdicción se encuentra Gramalote.

Desde el mismo momento del desastre, la Diócesis de Cúcuta, con sus personas y estructuras, comprendió que ante la magnitud de la tragedia debía prestar todo su concurso para ayudar a aquellos, que en unas pocas horas, perdieron su pueblo y con él, su parroquia, su colegio, su mercado, sus sitios de esparcimiento, sus vías, su trabajo….en síntesis lo perdieron todo. En dos capítulos quiero resumirle el papel que jugó la Iglesia: Asistencia humanitaria y Asistencia psicosocial y pastoral.

ASISTENCIA HUMANITARIA

Desde el mismo 18 de diciembre se dispusieron 20 personas, entre sacerdotes y seminaristas, para unirse a los dos sacerdotes de la parroquia en la coordinación de las numerosísimas donaciones de ayuda humanitaria que colectaban todas las parroquias de las cuatro diócesis de Norte de Santander. Estuvimos presentes en todas las veredas incomunicadas, en todos los albergues de Cúcuta y Santiago, prestamos de nuestros comedores escolares, las estufas, neveras y los menajes necesarios; dispusimos el Banco Diocesano de Alimentos y la Casa de Migraciones de la diócesis y fue tan bien respondida esta campaña que tuvimos que abrir en la parroquia de San Luis nuevos depósitos de alimentos.

Desde la primera reunión en Cúcuta, que se hizo en la Iglesia de Santo Domingo Savio, hasta los encuentros de la comunidad con la Ministra de Vivienda, que se hicieron en el Coliseo del Colegio de los Salesianos, pasando por el encuentro para celebrar la Navidad y hasta la última en que participé, en la parroquia de San Pio X, la Iglesia ofreció sus instalaciones y esfuerzos por mantener cohesionada la comunidad.

En numerosas casas parroquiales se ofreció albergue a familias desplazadas, la misma casa episcopal que yo habitaba, recibió a los sacerdotes de Gramalote para que al menos una vez por semana tuvieran donde llegar, hacer lavar la ropa y atender el despacho parroquial, pues la sala de recibo se convirtió en despacho en el que se expedían gratuitamente los documentos, tan necesarios para los gramaloteros. En la puerta de la casa estuvo izada por meses, la bandera de Gramalote, para que fuera fácilmente identificada.

En todas las campañas adelantadas por la Gobernación estuvimos presentes en primera fila y por petición de la gente y del gobierno, la pastoral social diocesana manejaba los fondos que se recaudaban. Las entidades más serias, a las que tocamos puertas y respondieron, tales como Centrales Eléctricas de Norte de Santander, la Federación Departamental de Cafeteros y otras, se valieron de la logística de la diócesis para hacer llegar sus donaciones.

En los primeros meses de 2011 la Diócesis de Cúcuta compró un terreno vecino a Gramalote, para adelantar la construcción de albergues temporales y con la ayuda de entidades de la misma Iglesia, como CARITAS, logré entregar 25 al mismo número de familias y luego de llegar el nuevo obispo, Monseñor Julio César Vidal Ortiz, se continuó la obra, hasta completar 80, dando una solución temporal a algunos de quienes se desesperaban al ver la lentitud de las respuestas estatales.

COSPAS (Corporación de Pastoral Social), el Banco de Alimentos, el Centro de Migraciones y los comedores escolares, todas entidades de la Iglesia diocesana, fueron decisivas en esta tarea.

ASISTENCIA PSICOSOCIAL Y PASTORAL

La Iglesia, con su parroquia, nunca se fue de Gramalote. Buscando en Google encontré un artículo de la Revista CROMOS del 31 de enero de 2011; no propiamente religioso, pero útil para leer que entre diciembre y enero, salió de Gramalote la Registraduría, el Banco Agrario, la Notaría, la Alcaldía y dice el redactor: “Solo el padre Mora (Emín Mora, el párroco), en una maratón sin fin, que cumple a caballo y a pie, apoyado en seminaristas y sacerdotes que le facilitó la diócesis permanece….”

En cuanto fue posible, los sacerdotes volvieron a vivir y a atender los fieles, al lado de los albergues provisionales que hizo la diócesis y allí están.

Durante los siete meses que estuve en la diócesis, comprendiendo que los damnificados no podían contribuir económicamente, pero estaban necesitados de la ayuda y consuelo de su Iglesia, mes por mes asumimos los honorarios de subsistencia de los dos sacerdotes, sus viáticos, combustibles, vivienda, etc. para que los fieles no estuvieran solos en su dolor. Personalmente los visité, celebré con ellos en las veredas y esta tarea la sigue haciendo hoy el Obispo y los sacerdotes de la diócesis.

Se preguntará el Señor Presidente sobre el motivo de este recuento. La respuesta es dolorosa. Ahora, al llegar por fin a iniciarse la reconstrucción del nuevo Gramalote, la Iglesia no existe. Los que más perdieron: El templo, la casa parroquial, el colegio Sagrado Corazón que era propiedad de las Hermanas Bethlemitas, junto con la casa de habitación de la comunidad y la iglesia del mismo nombre y el monasterio de las Clarisas, con su templo aledaño; repito, los que más perdieron: La Iglesia, no puede, a decir del Fondo de Adaptación, recibir ningún apoyo. No habrá casa ni de religiosas, ni de parroquia, ni templo.

He escuchado que se trata de impedimentos legales. Por esta razón he escrito esta carta el 25 de enero de 2015, día en que se cumplen 16 años del terremoto de Armenia, que afectó todo el Eje Cafetero, para preguntarme, por qué en esa ocasión, cobijados por la misma Constitución, si se pudo.
18 Iglesias se hicieron en el Quindío. Yo era en ese momento obispo de la diócesis vecina de Cartago y allí nos hicieron el templo de Alcalá, la casa parroquial de Obando, y repararon totalmente el colegio parroquial de La Victoria.

¿No es motivo de amargo desconsuelo, recibir esta paga de un Estado con el que contribuimos con toda el alma, cuando los damnificados estaban solos? Gramalote, fundada por un sacerdote, el padre Secundino Jácome, quiere resurgir de su destrucción, pero seguramente se sentirá huérfana si no recibe, al menos, lo indispensable para vivir su fe.

Dejo en sus manos, Señor Presidente, estos comentarios que solo tienen por objeto, que se haga justicia y se tenga en cuenta que por ser católicos, las personas no pierden sus derechos ciudadanos.

Con la mayor consideración y estima,

Soy su servidor,

LUIS MADRID MERLANO
Arzobispo de Nueva Pamplona

Con Copia:
E. Monseñor Julio César Vidal Ortiz – Obispo de Cúcuta
Señor Gobernador del Norte de Santander – Dr. Edgar Díaz
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