Jueves, 26 de Febrero de 2015
~Es indudable que en los últimos meses se ha acentuado la agradable
sensación de que se vive en un país en paz. Salvo episodios violentos
recientes en el Catatumbo, es fácil percibir un clima de tranquilidad
que no existía hace un año, por ejemplo.~
Es indudable que en los últimos meses se ha acentuado la agradable sensación de que se vive en un país en paz. Salvo episodios violentos recientes en el Catatumbo, es fácil percibir un clima de tranquilidad que no existía hace un año, por ejemplo.
Todo se debe, según la Fundación Paz y Reconciliación, a que la intensidad de la guerra se redujo en 40 por ciento durante 2014, por razones que en conjunto deben despertar optimismo en cuando a las posibilidades de los diálogos de La Habana.
Significa que, como consecuencia de la reducción en la intensidad de la guerra hubo menos combates, menos muertos, menos destrucción, menos dolor, pese a que, según Paz y Reconciliación (Pares), se intensificaron otras acciones violentas, que tuvieron como blanco la infraestructura energética en general y la propiedad privada.
En realidad, se está registrando un desescalamiento de la guerra, circunstancia que genera confianza en el proceso de diálogo y les facilita a los negociadores llegar a acuerdos parciales en un clima de menor tensión.
De acuerdo con Pares, una de las razones para que la guerra fuera menos dura tiene que ver con el hecho de que durante 56 días del año las Farc cumplieron hasta en 98 por ciento los ceses unilaterales al fuego mientras sus jefes dialogaban en Cuba.
Otra razón para el ambiente calmado radica en el hecho de que, preparándose para los tiempos de posguerra, las Farc han venido dedicando mucho de sus recursos “al trabajo político y a reconstruir su base social”, lo que las ha marginado de muchas posibilidades de combate y acciones militares.
El año pasado, estas acciones bélicas tuvieron su pico más alto en agosto, con 211, y el más bajo en mayo, con 23 casos. En total, el año pasado hubo 1.186 veces en que las Farc protagonizaron combates y otro tipo de acciones militares de guerra. En 2013 hubo 2003 acciones, y en 2011, 2148, el registro más alto en cinco años.
Según el informe de la fundación, esta reducción en la cantidad de acciones se puede interpretar como que “las Farc han comenzado a pensar en la opinión pública y ahora sus acciones armadas con calculadas no únicamente desde el punto de vista militar”.
El hecho de que 2014 hubiera sido un año electoral y las Farc no hubieran apelado a su viejo recurso de afectar el proceso de elección, es otro punto que explica el clima de menor hostilidad de los últimos meses en el país.
Esto lo confirma, según Pares, el hecho comprobado de que existe una alta coincidencia entre el ritmo de la confrontación militar y el de la mesa de negociación, y que cuando las negociaciones fluyen, las Farc disminuyen la intensidad de su accionar armado.
La situación está comenzando a generar el optimismo necesario para respaldar los acuerdos, a tal punto que para el director de Pares, el exguerrillero León Valencia, “2014 fue el primer sorbo de la paz”, un año durante el cual hubo unos 1.000 muertos y heridos menos entre los combatientes de las Farc y las fuerzas del Estado.
En este sentido, un solo herido menos es ganancia para una sociedad que por ratos aprecia cómo, a pesar de los resultados positivos de la guerra en retirada, algunos sectores políticos insisten en que el único camino para Colombia es el regreso de la guerra.
Si estas evidencias no les parecen suficientes para cambiar el sentido de su actividad política es porque tercamente quieren mantenerse en contravía del sentir general en Colombia. Y para combatir la terquedad política no hay ninguna medicina conocida. La misma guerra es evidencia de esto.
Todo se debe, según la Fundación Paz y Reconciliación, a que la intensidad de la guerra se redujo en 40 por ciento durante 2014, por razones que en conjunto deben despertar optimismo en cuando a las posibilidades de los diálogos de La Habana.
Significa que, como consecuencia de la reducción en la intensidad de la guerra hubo menos combates, menos muertos, menos destrucción, menos dolor, pese a que, según Paz y Reconciliación (Pares), se intensificaron otras acciones violentas, que tuvieron como blanco la infraestructura energética en general y la propiedad privada.
En realidad, se está registrando un desescalamiento de la guerra, circunstancia que genera confianza en el proceso de diálogo y les facilita a los negociadores llegar a acuerdos parciales en un clima de menor tensión.
De acuerdo con Pares, una de las razones para que la guerra fuera menos dura tiene que ver con el hecho de que durante 56 días del año las Farc cumplieron hasta en 98 por ciento los ceses unilaterales al fuego mientras sus jefes dialogaban en Cuba.
Otra razón para el ambiente calmado radica en el hecho de que, preparándose para los tiempos de posguerra, las Farc han venido dedicando mucho de sus recursos “al trabajo político y a reconstruir su base social”, lo que las ha marginado de muchas posibilidades de combate y acciones militares.
El año pasado, estas acciones bélicas tuvieron su pico más alto en agosto, con 211, y el más bajo en mayo, con 23 casos. En total, el año pasado hubo 1.186 veces en que las Farc protagonizaron combates y otro tipo de acciones militares de guerra. En 2013 hubo 2003 acciones, y en 2011, 2148, el registro más alto en cinco años.
Según el informe de la fundación, esta reducción en la cantidad de acciones se puede interpretar como que “las Farc han comenzado a pensar en la opinión pública y ahora sus acciones armadas con calculadas no únicamente desde el punto de vista militar”.
El hecho de que 2014 hubiera sido un año electoral y las Farc no hubieran apelado a su viejo recurso de afectar el proceso de elección, es otro punto que explica el clima de menor hostilidad de los últimos meses en el país.
Esto lo confirma, según Pares, el hecho comprobado de que existe una alta coincidencia entre el ritmo de la confrontación militar y el de la mesa de negociación, y que cuando las negociaciones fluyen, las Farc disminuyen la intensidad de su accionar armado.
La situación está comenzando a generar el optimismo necesario para respaldar los acuerdos, a tal punto que para el director de Pares, el exguerrillero León Valencia, “2014 fue el primer sorbo de la paz”, un año durante el cual hubo unos 1.000 muertos y heridos menos entre los combatientes de las Farc y las fuerzas del Estado.
En este sentido, un solo herido menos es ganancia para una sociedad que por ratos aprecia cómo, a pesar de los resultados positivos de la guerra en retirada, algunos sectores políticos insisten en que el único camino para Colombia es el regreso de la guerra.
Si estas evidencias no les parecen suficientes para cambiar el sentido de su actividad política es porque tercamente quieren mantenerse en contravía del sentir general en Colombia. Y para combatir la terquedad política no hay ninguna medicina conocida. La misma guerra es evidencia de esto.