Norte de Santander cuenta con el privilegio de hacer parte de dos de los ecosistemas de alta montaña más importante de América del Sur, como son los páramos de Almorzadero y Santurbán.

Estas áreas geográficas que están integradas a la cordillera oriental de los Andes cuentan con lagunas, cascadas, ríos, quebradas, picos, variedades de fauna y flora que se las convierten en elementos de interés, no solo ecoturístico, sino de investigaciones de carácter científico.

En este caso nos referiremos al páramo de Almorzadero que en Norte de Santander tiene territorios en Silos y Chitagá. Este último municipio posee el 35.6% de páramo con alturas que superiores a los 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Es un sitio estratégico que tiene en la vereda Presidente las lagunas El Salado, El Tambor y Comagüeta.

Como también humedales y cascadas que se convierten en reservas naturales de recargas y regulación de agua que abastecen a los pobladores de gran parte de Norte de Santander y Arauca.

El rincón 

Para llegar a Comagüeta, ubicada entre los 3.472 a 3.520 metros sobre el nivel del mar se parte del casco urbano de Chitagá, tomando la carretera Central del Norte de comunica con El Cerrito Santander.

Después de 23 kilómetros se llega al corregimiento de Presidente. Un poco más arriba se ingresa por una vía destapada que después de 100 metros permite observar la laguna y una cascada que tiene más de 350 metros de altura, lo que se constituye en un espectáculo natural.

También en la parte alta y después de caminar dos horas se arriba a un valle con lagunas pequeñas compuesto por frailejones, romeros, chusques, musgos y demás vegetación de páramo que forman la caída de agua que corre el territorio en donde antiguamente habitaron los indios Chitareros.

Ahí vive la ambientalista Luz Marina Valderrama, quien desde hace varios años se convirtió en la defensora de los recursos naturales de esa región del Almorzadero.

“Ha sido una lucha dura para que la gente entienda que entre todos debemos cuidar estos sistemas que generan vida y es en donde va depender la supervivencia de la humanidad”, dijo.

Para ella ese espacio es un rincón en donde abunda todos los elementos de la biodiversidad que lo hacen diferente al concertarse fauna y flora propia del sistema del Almorzadero.

Al referirse a la laguna aseguró que el nombre de Comagüeta proviene de la cultura de indígena que significa “belleza oculta”.

Es por eso que es un sitio apto para disfrutar la naturaleza y se hace conexión con las montañas lo que es ideal para el turismo de contemplación.

La fauna 

Valderrama, para darle más connotación a ese sector del páramo empezó el proceso de identificación de las aves, para lo cual contó con los servicios profesionales de dos biólogos de la Universidad de Pamplona.

A la fecha tiene registros de patos paramunos que frecuentan las lagunas, colibríes, mirlas, palomas de alta montaña, cotinga crestada, tángaras y otras especies endémicas.

También águilas, halcones, gallinazos, búhos, pájaros carpinteros y el cóndor andino.

“Tenemos la fortuna que nuestras montañas albergan a esta majestuosa ave insignia nacional, como lo es el gran cóndor”, afirmó. 

Al igual que el Almorzadero es habitado por venados, tigrillos, pumas y de osos de anteojos en las zonas altas y boscosas.

Esta mujer guardiana del páramo tiene en mente identificar las especies vegetales entre ellos los musgos, líquenes y algas.

“Lo que queremos es que los turistas vengan, no solo a disfrutar de la naturaleza, sino que aprendan a conocerla y que sepan cual es la importancia que tienen los recursos naturales para el ser humano”, sostuvo.

Alberto Peña, quien participó en la elaboración del inventario preliminar manifestó que trabajaron con fotografías y que van a seguir más adelante con esta investigación.

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