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Así pasan las Navidades los niños del Hogar La Esperanza en Villa del Rosario
Las 63 personas que permanecen internadas en el lugar celebran sus navidades juntos.
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Viernes, 17 de Diciembre de 2021

Instalaciones de La Esperanza

Las 63 personas que permanecen internadas en el Hogar La Esperanza llevan años olvidando el maltrato del que fueron víctimas, por su condición cognitiva. Muchos llegaron al sitio luego de ser rescatados y  enviados al lugar, donde han sido cuidados desde entonces.


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En este lugar, ubicado en el kilómetro 1.5 del Anillo Vial Oriental, de Villa del Rosario, los adultos o ‘niños’, como les dicen sus cuidadores, debido a su inocencia y cariño, viven a diario con la fe de volver a tener una familia que los llene de amor, sin embargo, sus posibilidades de ser adoptados son muy bajas.

Estadísticas del ICBF

Fuente del gráfico: ICBF

Muchos de ellos fueron infantes que pasaban sus días imaginando tener una familia que los apoyara, o que algún miembro de su familia iría hasta el lugar para llevárselos en adopción, pero esos sueños se fueron esfumando.

Este hogar conformado por dormitorios, un salón central, el comedor, la enfermería, las aulas de clase, las oficinas administrativas, además de una granja donde reciben clases de manualidades, entre otras áreas; se ha convertido en su familia, y desde allí viven una vida alegre.

En Colombia, durante el 2020 se dieron en adopción 680 niños con necesidades especiales, según un informe del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la cifra más baja desde el 2007.

Como demuestra el gráfico anterior, son muchos niños los que finalmente son dados en adopción a alguna familia colombiana o extranjera, sin embargo, un buen porcentaje de estos menores abandonados aún esperan que su sueño de tener unos padres y un hogar estable, se haga realidad. 

Adopciones en el 2020

Ahora bien, la situación se complica cuando los menores tienen alguna condición especial porque es más complejo el proceso de adopción.

Y es que en el Hogar La Esperanza  tan solo tres de ellos tienen algún pariente reconocido, pero con el que no comparten un fuerte lazo familiar, incluso en Navidad, cuando los recuerdos de las novenas y los villancicos ‘taladran’ sus corazones.


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En medio de ese negativo panorama, las 38 funcionarias del centro especializado en trabajo social, psicológico y médico se ‘la juegan’ para hacer que los diciembres sean una fecha en la que sus ‘niños’ estén felices y sientan lo que es tener una familia.

Su titánica labor consiste en gestionar con empresas, para que les donen regalos, el Instituto Colombiano del Bienestar Familiar ( ICBF), la entidad que costea el lugar. Todo para que los niños tengan su Feliz Navidad. 

 

Una sola familia    

 

Los pacientes del Hogar La Esperanza llevan años allí. Incluso, algunos  afirman que morirán en este lugar, porque nadie vendrá por ellos.  Las cuidadoras han generado un lazo de fraternidad para que los 63 ‘huéspedes’ se sientan en familia y así dejen de pensar en eso.

Es por ello que trabajan de la mano para decorar el lugar con los adornos navideños, que hacen ellos mismos en las clases. Luego los cuelgan en las zonas comunes y algunos dormitorios.

Pero con ellos hay que tener mucho cuidado porque “algunos pueden hacerse daño con la decoración, incluso no les es permitido tener afiches y demás elementos”, explicó una funcionaria. 

Luego de que La Esperanza se ha vestido de Navidad, arman juntos el pesebre y el arbolito. Lo ponen en el salón principal, donde, a diario, algunos de los pacientes reciben terapia o ven televisión. “A muchos les gusta acercarse por el brillo de las bolas y las luces que lo decoran”.  

Para cerrar con broche de oro alistan a los doce miembros del coro navideño para que los acompañe en las novenas. Algunas de las funcionarias llegan a dejar de lado a sus familiares para pasar con los pacientes los nueve días y la cena navideña.

Arman la decoración juntos

El 24 de diciembre

 

En la madrugada del 24 de diciembre les dejan los regalos, que le pidieron al Niño Dios, debajo de la almohada. Al despertar, se encuentran con el juguete que tanto quieren durante el año. 

Algunos piden muñecos, carros, balones o hasta parlantes para escuchar música, con la esperanza de que el Niño Dios va a dejárselos si se portan bien.  

También estrenan ropa, que lucirán en la ‘Noche Buena’, y disfrutarán de una deliciosa cena navideña que comienza a las 7:00 de la noche del 24 de diciembre.


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Comparten los alimentos juntos, como la familia que son; pese a sus diferencias, lugares de procedencia y edades. De esta forma despiden la Navidad juntos, esperando otro año para volver a decorar el lugar y recibir juguetes. 


Beneficios terapéuticos 


Leidy Johana Cruz lleva ocho años trabajando como psicóloga en La Esperanza, según dijo, la Navidad  ayuda a que las 63 personas recuerden que son un hogar y no pacientes que pasan sus días internados. 

Los valores de la unidad, la tolerancia y el amor les ayudan a dejar de lado el dolor de los días, anteriores a llegar a la Esperanza, en los que algunos de ellos eran víctimas de malos tratos.

Cruz explicó que en el lugar se busca preservar la tradición navideña, para seguir dándoles un hogar donde no solamente reciban un techo y un plato de comida, sino la alegría, el amor y la compañía en un mes en el que muchos comienzan a recordar cómo eran sus días antes de llegar a allí. 


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“Muchos esperan la Navidad desde junio, la preguntan, piden los juguetes al Niño Dios y hasta comienzan a portarse bien", solo con el objetivo de recibir su recompensa. Entonces su esfuerzo rinde frutos.

Para las cuidadoras esta es una época de "bendición" porque  sirve para calmar a estos niños y se les facilita el trabajar con ellos. “Es una labor titánica en la que hoy están bien, alegres  y contentos; y mañana pueden estar tristes y deprimidos”, aseguró Leidy Johana, quien al verles esa sonrisa en el rostro, se siente premiada.


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