El ataque perpetrado por el Ejército de Liberación Nacional (Eln), en el municipio de El Carmen, Norte de Santander, en donde murieron nueve militares y nueve más resultaron heridos, se convirtió en el segundo gran impasse que tiene el grupo armado con el Gobierno Nacional en medio de las negociaciones que se vienen adelantando desde el año pasado.

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Una primera diferencia entre las partes surgió en diciembre de 2022, cuando el presidente Gustavo Petro anunció que habían concertado un cese bilateral con cinco grupos armados, entre ellos el Eln, hecho que posteriormente fue desmentido por la guerrilla, a pesar de que la misma organización insurgente había expresado su intención de consolidar ese alto el fuego.

De lado y lado fue evidente el malestar que suscitó este hecho, pues se cuestionaron las fallas que se estaban presentando en la mesa de negociación en materia de comunicaciones. Sin embargo, prontamente se adelantó una reunión extraordinaria en Caracas, Venezuela, para superar el momento y definir acuerdos que evitaran repetir lo ocurrido.

Después de varias semanas, Gobierno y Eln iniciaron el segundo ciclo de negociaciones en México, el cual concluyó con una nueva agenda entre las partes, en la que primaron aspectos como la participación de la sociedad civil, democracia para la paz, transformaciones para la paz, fin del conflicto armado, el reconocimiento de los derechos de las víctimas, entre otros.

Al finalizar esa ronda acordaron que la siguiente se desarrollaría en Cuba, después de la Semana Santa, hecho que actualmente no se ha movido, pero que está en vilo por el ataque en el Catatumbo  y que evidentemente generó un rechazó del Gobierno y de la opinión pública.

Las reflexiones que quedan

Para el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), Jorge Restrepo, una de las reflexiones que dejan las tensiones entre el gobierno Petro y la guerrilla, es la forma en la que, a pesar de los obstáculos, ha avanzado la negociación.

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Se alcanzó una agenda más concreta con esa guerrilla que la que se había alcanzado con el gobierno Santos. Existen mecanismos de garantías suficientes para proteger la negociación de la confrontación aquí en Colombia”, expresó Restrepo.

Sin embargo, también hizo un llamado, pues aseguró que son múltiples las voces que se refieren a la negociación con el Eln y eso es inconveniente.

“En esta materia solamente, de forma excepcional, personas diferentes al jefe negociador deberían referirse a la mesa, y si lo hacen, debería existir una coordinación perfecta”, dijo.

El analista Restrepo también manifestó que este tipo de hechos producen que la opinión pública desconfíe de lo que eventualmente se pacte.

“Este es un proceso de paz que apenas está iniciando y ha perdido muchísima legitimidad política por las acciones del Eln, eso hay que hacérselo ver a ellos. El Gobierno debería buscar que muchas personas acompañen el proceso de paz, por ejemplo, anteriores negociadores”, planteó Restrepo.

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Por su parte, el presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González Posso, expresó que ataques como el de la semana anterior evidencian que, por lo menos, debe ser acordado un cese de hostilidades.

“En la agenda se les olvidó colocar como primer punto el alivio humanitario y de hostilidades para las comunidades, lo mismo que el procedimiento para el cese al fuego. Había sido la orientación del presidente antes de México y no se logró en esa ronda. Tienen que hacer unas conversaciones previas a la reunión de La Habana para que introduzcan ese punto”, expresó.

Para el analista y docente Jorge Munevar, el presidente Petro ha sido ambicioso frente a la negociación que ha venido adelantando con el Eln y otros grupos armados, pero el asunto no le ha resultado tan fácil.

“Petro tenía una idea bastante optimista del proceso de paz, que él podía concertar con los grupos armados con mayor facilidad y se sintió tranquilo con propuestas de entrega de las bandas criminales. Todo está siendo complicado como han sido todos los procesos de paz en Colombia”, sostuvo Munevar.

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Y afirmó: “Una cosa es estar en la crítica, en el cuestionamiento al Gobierno y otra cosa es gobernar y gobernar es supremamente complicado cuando los intereses que se juega cada una de las partes son distintos. No se han logrado entender cuáles son los intereses propios del Eln”.

Al analista también reconoció que esta guerrilla no ha estado dispuesta ante lo que implica una negociación.

“El Eln no está mostrando actitudes de sometimiento, de entrega, del inicio de procesos de diálogos de paz; eso no se ha visto hasta ahora. También, cuando Petro inicia un proceso de paz y él toma la decisión de ser pasivo y de esperar a que los grupos se desmovilicen ante la situación, pues los grupos simplemente crecen”, afirmó Munevar.

¿Podrían aceptar la presión de un cese bilateral?

Jorge Restrepo, director de la Cerac, considera que para el Eln, llegar a aceptar una presión del Gobierno para acordar un cese bilateral no es una buena opción.

“Esa presión me parece inconveniente y prematura. Alcanzar un cese bilateral en este momento podría conducir a que el Gobierno entregue demasiados beneficios para esa guerrilla. Es mucho más conveniente que se alcance un acuerdo de desescalamiento de la violencia. Eso es mucho más alcanzable”, aseguró Restrepo.

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En lo mismo coincidió Camilo González Posso, quien es partidario de que se debe priorizar el cese de hostilidades para favorecer y proteger a la población civil, mientras se define el cese bilateral que particularmente hace alusión a la suspensión de actividades ofensivas entre las Fuerzas Militares y el grupo armado.

“Son dos temas distintos, relacionados, pero no hay que tratarlos juntos. Incluso, el cese adquiere ambientes de hostilidad para la población. Puede ser una decisión unilateral, no necesita que sea una decisión bilateral, puede ser una distención por parte del Gobierno y en reciprocidad”, explicó el presidente de Indepaz.

Entre tanto, Jorge Munevar cree que el Eln se va a resistir, pero por otro lado el Gobierno no tiene otra alternativa y tiene que presionar.

“Si no se muestra fuerza por parte del Gobierno, difícilmente la guerrilla va a iniciar un proceso de paz que le interese al país. Siempre han tenido ambiciones más altas que las que se les puede otorgar”.

Y frente a lo que podría venir con relación al futuro de las conversaciones entre el Gobierno y el Eln, Restrepo manifestó que es importante tener calma, pero sí lograr acuerdos que eviten afectar a las comunidades.

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“Hay que tener paciencia en la mesa de negociación, pero sí se puede poner presión desde la sociedad civil, al Eln y al Gobierno para que alcancen un acuerdo de desescalamiento de la violencia. Es mucho más probable, protegería la negociación y sobre todo protegería a las comunidades y a la Fuerza Pública”, explicó Restrepo.

Por su parte, González reiteró en la importancia de acordar un cese de hostilidades con el Eln.

“Que se logre un acuerdo para tramitar este cese de hostilidades y cese al fuego, así se podría ambientar mucho mejor el seguir con los puntos de la agenda pactada y si no vamos a tener crisis tras crisis y sobre todo pérdida de credibilidad del proceso”, explicó González.

Y frente a la agenda, el docente Jorge Munevar dijo  que: “Lo que hace el Gobierno de poner unas fechas más cortas y una actitud de proceso de paz ante el Eln es algo que debe ser prioritario. Eso da seguridad a la opinión pública de que se está haciendo algo serio. Se tiene que entender, a partir de estrategias un poco más abiertas”.

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