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Cúcuta
Juan Parra, una vida dedicada a la caricatura en Cúcuta y Pamplona
Juan Parra sin ser bachiller y tampoco haber estudiado ninguna carrera, con sus trazos muy sintéticos y con poca línea da vida a una caricatura política que según dice produce roncha.

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Eduardo Bautista
Eduardo Bautista
Jueves, 16 de Junio de 2022

Juan Parra tiene voz de locutor y cuando habla sus palabras resaltan de entre otras, sin embargo esa no es su profesión, porque este pamplonés de 70 años lleva casi toda su vida dedicado a la caricatura.


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Sin ser bachiller y tampoco haber estudiado ninguna carrera, con sus trazos muy sintéticos y con poca línea da vida a una caricatura que según dice produce roncha, que es sentida, polémica, política y contestataria.

La caricatura es una forma de arte que está muy emparentada con el periodismo, dice Juan Manuel López Parra, que es su nombre de pila, por lo que es una forma de comunicar.
 
“A propósito de la comunicación, lamento que en los espacios académicos, sobretodo la carrera de lengua castellana y comunicación social, no se le ha dado la importancia que tiene la caricatura, cuando debería formar parte del pensum, siendo que igualmente forma parte de la lectura de la imagen”.

En la explicación del concepto de eso que le ha dado más satisfacciones personales que dinero al caricaturista Juan Parra, dice que en una caricatura puede resumirse un artículo periodístico o un editorial, además de jugar un papel trascendental a través de la historia, y “no es esos muñequitos que piensa la gente, hechos con la intención de burlarse o hacer mofa de la víctima propiciatoria”. 

La caricatura viene de tiempos inmemoriales, con unos primeros ejemplos en el antiguo Egipto, donde en diferentes papiros hallados aparecen representados varios animales como el asno, el león, el cocodrilo o el mono, tocando instrumentos, así como la época griega que es rica en representaciones caricaturescas.


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En el teatro griego, por ejemplo, se usó la caricatura mediante lo que llamaban las mascaradas, porque los actores griegos utilizaban máscaras o también ocultaban su rostro con barro o azafrán. El actor utilizaba las máscaras para mostrar los diferentes aspectos de la puesta en escena: la angustia, la risa o la tristeza.

En ese sentido la caricatura ha sido desde sus comienzos un tipo de representación exagerada de unos personajes o de unos hechos para trasmitir un mensaje, una idea, en muchas situaciones sarcástica sobre un tema determinado, según el sustento teórico del oficio que Parra ejerce desde cuando era un niño. 

Empezó a temprana edad trabajando la plastilina, cuando vivía en Bogotá, por los años de 1958, y siempre que iba a un almacén muy famoso que se llamaba TIA, “que un día se quemó”, le compraban plastilina y con ese material moldeable dedicaba parte de su tiempo a hacer muñecos y ese era su juego preferido.

La mamá empezó a descubrir que tenía talento y le regalaba cuadernos de dibujo y así  tuvo la oportunidad de dibujar a los que vivían en su casa, afición que fue creciendo cuando la familia se estableció en Cúcuta pocos años después, en la avenida 2 entre calles 9 y 10, en la zona céntrica de la ciudad. 
 

Juan Parra caricaturista

Escucha "Historia de Juan Manuel López Parra, un caricaturista pamplonés, trotamundos, que hizo de la caricatura todo su mundo" en Spreaker.

 

Sin embargo fue al vincularse a la Universidad de Pamplona, cumplidos los 20 años, trabajando como ayudante de la cafetería, cuando sus dibujos empezaron a ser conocidos por la comunidad universitaria y en varios círculos culturales de la Ciudad Mitrada.


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El paso por la universidad no fue para vincularse a la academia, sino como trabajador, porque dice que le siguió los pasos al filósofo colombiano Estanislao Zuleta,” quien tomó la determinación de no perder el tiempo estudiando el bachillerato y en la universidad, se reunieron un grupo de amigos y se dedicaron de manera acuciosa a estudiar por su cuenta y a investigar. Los resultados han sido sorprendentes, ya que es uno de los colombianos de mostrar, quien escribió cantidad de libros, particularmente en el campo de la filosofía, sociología, psiquiatría, y una obra importante inspirada en la creación de Leonardo da Vinci”.

Confiesa que fue renuente a estar desperdiciando el tiempo, pero fue un apasionado de la lectura de todo tipo, lo que repartía en los ratos libres. Él trabajaba en la cafetería de la universidad, dibujando a los estudiantes y profesores caricaturizándolos.

Quien lo contrató para ese trabajo le dijo un día: espere a que llegue José ‘Chepe’ Acero, quien era el director del departamento de ayudas educativas, para que lo dibuje a él.

Le hizo una caricatura y Acero quedó tan gratamente sorprendido que se lo llevó a trabajar a su área para que hiciera las carteleras y dibujos, trajinando desde ahí con mayor empeño en el tema de la caricatura. 

En esos años el dramaturgo y escritor pamplonés Guillermo Maldonado Pérez, formó un grupo de teatro, al que Parra se vinculó desde sus comienzos, apasionándose por las artes dramáticas.


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En ese grupo participó del montajes de obras de creación colectiva y del dramaturgo alemán Bertolt Brecht: ‘Excepción de la regla’ (escrita en 1930), ‘El círculo de tiza caucasiano’ ( 1948),  y algunas obras de dramaturgos colombianos, participando con esos montajes en festivales nacionales de teatro, el  festival universitario de Manizales, entre otros. 

Su espíritu aventurero y el ímpetu de la juventud lo llevó a viajar a Venezuela, en el año 1977, trabajando en casas de publicidad de San Cristóbal y Valencia,” porque la vida mía ha sido un trajinar, yo soy un trashumante”.

En el año 1988 hizo un periplo de casi dos meses en la Flota Mercante Grancolombiana -un referente mundial en el comercio fluvial que operó cerca de 50 años- en la época que era gerente Enrique Vargas Ramírez, quien le dio un pase de cortesía para que fuera a recorrer Europa.
 
Se fue sin un centavo en el bolsillo pero con mucho papel y lápices, y apenas se enteraron los tripulantes qué dibujaba, durante todo el trayecto se dedicó a hacer caricaturas de los marineros y la tripulación, ‘cuadrándose’ más de 500 dólares que le sirvieron para conocer la intensa  vida en los puertos donde atracaba el buque en el que viajaba, que hacía parte de esta gran empresa creada con capital de los gobiernos de Colombia, Venezuela y Ecuador, que transportaba buena parte del café colombiano de exportación, ya que fue la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, el mayor socio dentro de la Flota. 

Juan Parra caricaturista

 

Una caricatura política


La temática de José Parra ha sido la caricatura política, aunque también trabaja la parte de la fisonomía, que es una caricatura elaborada con poca línea, con trazos más sutiles pero de mayor expresividad. Con trabajos de este estilo el artista prepara una exposición que será presentada próximamente, según lo expresado. 

Allí se encuentran personajes como Julio Cortázar, el presidente Virgilio Barco Vargas (1986- 1990), Eduardo Ramírez Villamizar, Ernest Hemingway, Luis Carlos Galán, Álvaro Mutis, Antanas Mockus, James Joyce, Eduardo Cote Lamus, Fidel Castro, Jorge Luis Borge, Ernesto Sábato, Pablo Neruda, Jea Paul Sartre, Luis Caballero, Jaime Gaitán Durán, Gabriel García Márquez, Charles Chaplin, entre una amplia lista de figuras de talla universal.


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Siendo autodidacta Juan Parra siempre está en la tónica de leer y un libro es su compañía, y dice sin mucha pretensión que el mundo para él es una caricatura, donde el humor implícito en ella es una válvula de escape, máxime en una sociedad como la colombiana que necesita de mucho humor, donde la población vive en una situación de estrés, intolerancia y violencia.

“Estoy convencido que el humor es algo que solivianta y permite que la gente viva en armonía y logre la paz, además porque la caricatura es un vehículo y una puerta abierta al pensamiento, la reflexión crítica sana, y una herramienta pedagógica.

En ese sentido considera que el momento político en Colombia está muy polarizado, que obedece en buena parte a la ignorancia, la desinformación y el papel de algunos medios que se han encargado de polarizar el país por falta de ética, falta de moral y sentido de responsabilidad, lo que contribuye a la polarización que tanto daño hace.

“Falta otro ingrediente que es la pedagogía, y estaría de acuerdo que un gobernante en el área educativa implementara la cátedra de la política porque cuando llegue ese momento tan trascendente, como es elegir el presidente del país, tengan las personas toda una fundamentación para elegir, con la claridad suficiente de escoger el que más conviene, porque lo que se ha visto en esa baraja de candidatos que se presentaron en las elecciones presidenciales de 2022, es que muchos no tienen propuestas”.

Reitera que toda la vida he estado dedicado a la caricatura, por eso más que vivir del arte, vive para el arte y la creación, razón por la cual no ha trabajado para ningún medio de comunicación, porque prefiere la independencia para hacer una caricatura libre de ataduras y sin condicionamientos, porque reconoce que su trabajo es contestatario y “eso causa cierto escozor, en un país tan intolerante”.

Consecuente con ese planteamiento, sus espacios naturales han sido las universidades y aquellos colectivos culturales, donde siente que su trabajo tiene cierta aceptación y puede respirar un poco tranquilo, aunque también ha mostrado su obra en la plaza pública, “asumiendo el riesgo”.

Dice que en este oficio se requiere que a la persona le guste, que tenga cierta destreza, sin ser un gran dibujante. Su trabajo es a lápiz y tinta, y en las ferias que visita hace dibujos de las personas que quieren verse en una caricatura, demorando en captar ese momento no más de 10 o 15 minutos.

En ese trasegar es visitante asiduo en diferentes ferias culturales en Medellín, Bucaramanga, la Feria Internacional del Libro de Bogotá, entre otras, donde su trabajo es reconocido. 

Por eso en una enorme carpeta lleva a donde va parte de sus obras y tiene entre sus proyectos hacer un libro que recoja su biografía y parte de los trabajos, aunque en las redes sociales está activo y presenta sus caricaturas, además de retratos con la técnica de plumilla y otras piezas de pintura, particularmente inspirado en su tierra natal Pamplona y Cúcuta.  

“He vivido prácticamente al día, puro diálogo del rebusque, una realidad de un buen porcentaje de los artistas que estamos en una situación de marginalidad, por no decir que algunos casi que en la indigencia, porque el Ministerio de Cultura dentro de sus políticas pensionales no otorga sino $300.000 cada dos meses, lo que resulta indigno y no tiene presentación”, remata Juan Parra.

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