Los vecinos más antiguos de La Victoria, un barrio de la Comuna 8 de Cúcuta, aún recuerdan con alegría los primeros días en que vivieron en su propia casa gracias a una donación que en 1954 hizo el Concejo de Cúcuta a algunos empleados públicos de bajos recursos.
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La corporación entregó unos lotes a funcionarios para que construyeran sus viviendas en la ciudadela de Juan Atalaya. Fue un premio para aquellas personas que siempre se destacaron por su excelente desempeño laboral y compañerismo.
Poco a poco cada familia juntó sus ahorros y montó los cimientos de las viviendas, además de pedirle a la Alcaldía de Cúcuta y empresas encargadas de aquel entonces que les colaboraran con el alcantarillado, acueducto, electricidad, iluminación, entre otros servicios necesarios para vivir dignamente.
Los pobladores no contaban con que a la par que ellos construían sus casas de cemento, ladrillo y tejas otras personas, de escasos recursos y con la necesidad de tener un techo donde vivir, invadieron parte del cerro y otras calles de la parte baja para armar con tablas y latas de zinc sus casas.
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Entre vecinos se las llevaron bien y lucharon porque La Victoria fuera un barrio próspero, una zona donde las diferencias se solucionaran con las palabras, donde los visitantes se sintieran seguros al caminar por cada calle y, sobretodo, educar a la nueva generación (de ese entonces) para que siguieran sus pasos.
El expendio y los robos
“Acá uno no puede dejar nada descuidado porque pasa un habitante de calle y en menos de lo que canta un gallo se lo roba. Los pelados consumen droga en los andenes como si nada y, peor aún, con las ollas que hay por acá los drogadictos llegan en manada”, dijo una habitante que por su seguridad se reservó su identidad.
Un equipo periodístico de La Opinión recorrió varias calles de La Victoria para comprobar lo que la gente dice. En muchas cuadras había habitantes de calle caminando sin que nadie les pudiera decir nada, por temor a que alguno de ellos los ataque.
Incluso, algunas personas comentaron que esas personas les han robado las tapas de los contadores del agua, el gas o de la luz, además de los atracos de los que han sido víctimas algunos de sus familiares.
En otras palabras, la inseguridad y la venta de droga parecen reinar en el barrio, pese a los esfuerzos de la Junta de Acción Comunal (JAC) de La Victoria ha buscado de la mano de las autoridades devolverles la tranquilidad a los vecinos.
Wilson Díaz, presidente de la JAC de La Victoria, indicó que hace unas semanas hubo un operativo de parte de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) en el que capturaron a unos presuntos expendedores.
Las vías están mal
Pese a esos flagelos las personas de La Victoria siguen siendo amables, calmadas y con una sonrisa en su rostro, que parece ocultar la inseguridad a la que muchos ya se acostumbraron.
A lo que no se han acostumbrado es al mal estado de las vías, el arreglo parece nunca llegar y, por el contrario, ser solo el pretexto de algunos políticos que en época electoral solo buscan los votos de la gente.
Varias calles tienen gigantescos cráteres que hacen difícil el paso de automotores, los conductores se las ingenian para pasar sin que sus vehículos salgan afectados.
“Algunas vías fueron reparadas hace años, pero la fuerte ola invernal hizo estragos y nos dejó con las mismas calles destapadas”, dijo Díaz.
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