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Este es el pueblo donde más tiembla en Colombia: Los Santos
La Opinión llegó hasta Los Santos (Santander) donde, en promedio, se registran entre 12 y 20 sismos diarios.
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Lunes, 10 de Abril de 2023
 

A 259 kilómetros al sur de Cúcuta, y en la parte más alta del cañón del Chicamocha, se encuentra el municipio de Los Santos (Santander), la población donde más tiembla en Colombia y se originan la mayoría de los temblores que se sienten en Norte de Santander.

A pesar de que la capital nortesantandereana está rodeada de fallas activas como las de Boconó y Tasajero, que han ocasionado sismos de gran magnitud, la mayor cantidad de temblores que más han sacudido a los nortesantandereanos en los últimos años han tenido como epicentro a Los Santos.

Tras recorrer una ‘serpenteante’ carretera de 63 kilómetros que separan a Bucaramanga de Los Santos, en un recorrido de 90 minutos en automóvil, se llega al municipio situado en el segundo nido sísmico del planeta, después de la región del Hindu Kush (Afganistán) y superando a los famosos montes Cárpatos (Rumania).

En el pequeño y caluroso casco urbano residen 1.300 personas en 453 viviendas construidas, en un 80%, en mampostería, ladrillo y cemento. En el 20% de las edificaciones -todas de una sola planta- se observa la técnica de la tapia pisada (bloques de tierra compacta) con la que los antepasados construyeron las primeras casas en esta región del país.

Los restantes 14.000 habitantes del popular pueblo viven en 29 veredas donde los cultivadores de tabaco, tomate, café de exportación, patilla, melón y piña conviven con los propietarios y usuarios de lujosas cabañas, restaurantes, hoteles, huertas agroecológicas, una estación del teleférico y clubes de todo tipo que han jalonado el turismo.


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Las casas de descanso se encuentran en las veredas más altas donde el clima es más benigno y la temperatura no supera los 20 grados centígrados, en el día.

Contrario a lo que muchos pueden considerar, a los santeros no los trasnochan los temblores, a pesar de que en un solo día los sismógrafos de la región puedan detectar entre 12 y 20 temblores, la mayoría imperceptibles pues ocurren a más de 150 kilómetros de profundidad.
De los 22.046 sismos que ocurrieron en el país el año pasado, 5.133 tuvieron como epicentro a Los Santos.

Candido Celis Alfonso, quien tiene 81 años de edad y recorre las calles del pueblo buscando trabajo “en lo que salga” para conseguir los medicamentos que requiere su esposa de 90 años, le narró a La Opinión que el temblor más fuerte que ha ocurrido en Los Santos fue el del 29 de julio de 1967 cuando por el movimiento colapsó la capilla del cementerio.

“Fue un susto monumental y es de las pocas veces que he visto que la gente salga de sus casas porque como la mayoría de los temblores no son tan intensos, no nos alteramos y seguimos nuestra vida normal”, dijo el santero mientras jugaba 2.000 pesos al chance y  recordaba que fue arriero y manejó una mula “pero de cuatro patas”.
 

Los Santos. / Foto: La Opinión

 

Sin rastros de los temblores

 

Don Candido le jugó al chance el número 0310 en “homenaje”, según él, a los dos temblores más intensos que el nido sísmico ha originado en los últimos ocho años.

Como si se tratara de un juego del destino, dicen los santeros, el 10 de marzo del 2015 y el pasado 10 de marzo del 2023 Los Santos vivió los dos sismos más fuertes que sacudieron gran parte del país, incluyendo municipios de Norte de Santander y Venezuela.

Mientras el temblor del 2015 tuvo una magnitud de 6,6, el de este año fue de 5,9, con profundidades de 161 y 157 kilómetros, respectivamente. Los dos sismos tuvieron una duración cercana al minuto, según el Servicio Geológico Colombiano (SGC).      

Con el movimiento telúrico del 2015 la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) reportó un herido y daños en infraestructura en los departamentos de Santander, Norte de Santander, Antioquia, Boyacá, Casanare, Cundinamarca, Risaralda, Tolima, Valle del Cauca, Atlántico y Bogotá.


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Las consecuencias de ese sismo incluyeron 42 viviendas destruidas y afectación en al menos casas, cinco centros de salud, seis escuelas y 27 centros comunitarios (incluyendo edificios gubernamentales e iglesias). Los municipios más afectados fueron Betulia, vecino a Los Santos, y Rionegro.

En términos de transporte y telecomunicaciones, se presentaron interrupciones temporales de comunicaciones en Bucaramanga y obstrucciones temporales en la vía de acceso a Ocaña y Cúcuta – Pamplona, así como afectaciones leves en los aeropuertos de Bucaramanga, Cali y El Dorado de Bogotá.

Tal y como sucedió hace ocho años, en Los Santos tan solo se presentaron algunas fisuras en menos de diez viviendas, de acuerdo con el reporte de la Alcaldía.

Óscar Javier Peña, secretario de Gobierno del municipio, dijo que en varias oportunidades los santeros se enteraron que habían sido epicentro de los sismos por las llamadas de los familiares de otras regiones del país y del exterior que presurosamente los ubican para preguntarles qué ha pasado.

“Particularmente no sentí el temblor del pasado 10 de marzo. Algunos turistas que llegan hasta el casco urbano preguntan a las personas que se encuentran en las calles cómo se vive acá”, agregó el funcionario.
 

Cañón y río Chicamocha. / Foto: Cortesía

 

Ciencia vs creencias populares


A tan solo una cuadra de la sede de la Alcaldía, donde se encuentra inactivo el sistema de alarma ante un sismo -hace un año se averió-, Adriana Lucía Díaz, de 21 años de edad, esperaba con su hijo de tres años a los familiares con los que se desplazaría hasta la vereda La Laguna.

Alimentando a su niño Adriana comentó que, en su caso, siente entre uno y dos temblores leves a la semana, admitiendo que hay personas más sensibles que pueden sentir más temblores al día.

Al igual que don Candido, la joven mamá comparte las teorías populares de que entre más temblores se registren menos preocupación deben sentir “porque se está liberando energía permanentemente, sumado a que Los Santos se encuentra sobre roca sólida”.

El geólogo Francisco Velandia, quien laboró durante dos décadas en el Servicio Geológico Colombiano -antes Ingeominas- y es docente de la Escuela de Geología en la Universidad Industrial de Santander (UIS), indicó que los santeros, en parte, tienen razón pero no deben descartar que en cualquier momento se presente un sismo de gran magnitud.


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“Como no tenemos mucha certeza de por qué se ha producido el nido, y todos los días ocurren sismos, no sabemos cuándo pueda ocurrir un sismo de gran magnitud. Es bueno que se libere energía, pero no podemos descartar un terremoto”, advirtió el geólogo.

A esta situación se suma el hecho de que cerca al nido sísmico se encuentra la Falla de Bucaramanga. “Cuando esa falla se ha movido las evidencias geológicas muestran que han sido sismos de mayor magnitud cercano a 7 y muy superficiales. Se hicieron estudios en depósitos cuaternarios que se forman allí y se ha determinado que ocurrieron varios sismos”, agregó el experto.

Mientras la geología y la sismología no han podido reunir en el planeta la suficiente información y técnicas para predecir temblores, en Los Santos la mayoría de sus habitantes coinciden en que segundos antes de que se registre un sismo es común escuchar a los perros ladrar en forma repetitiva.

Jorge Rodríguez, campesino del sector de La Purnia, y una funcionaria de una entidad nacional, que llegó hace un año al pueblo y solicitó la reserva de su nombre, dijeron ser testigos del comportamiento de los perros momentos antes de que ocurra un movimiento telúrico.


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“En el temblor del pasado 10 de marzo, que ocurrió a las 4:18 de la mañana, me despertaron los perros de varios vecinos y a los pocos segundos comenzó a temblar fuertemente. Salí corriendo de mi habitación, pero al ver que era la única persona alterada -nadie más salió- regresé a la cama”, reveló la mujer.

La Opinión consultó a varios médicos veterinarios sobre el tema de los perros y los profesionales no descartan que estos animales puedan advertir sobre la ocurrencia de un sismo.    

Los especialistas señalaron que “los perros perciben las ondas primarias que viajan a una velocidad mayor y son, sobretodo, auditivas tras el choque de las rocas. Los humanos sentimos las ondas secundarias que son las que van acompañadas de los movimientos”.

Los veterinarios señalaron que algunos estudios han contemplado la posibilidad de que algunas aves también perciban esas ondas primarias o auditivas, y que los sapos abandonarían repentinamente, y antes de un temblor, los hábitats acuosos en los que se encuentran, tras detectar el cambio en la composición química del agua por el fracturamiento de los suelos.

Según cifras de la Red Sismológica Nacional de Colombia, de los 6.024 movimientos telúricos registrados este año en el país, entre el primero de enero y el 29 de marzo pasado, 1.565 tuvieron como epicentro a Los Santos.


 

Datos de temblores. Gráfico: La Opinión

 

Atención de emergencias


En Los Santos, cuyo nombre tiene su origen en la quebrada La Santera, la Defensa Civil no tiene sede, la sirena que alerta a la comunidad de posibles temblores no funciona y el hospital no es sismorresistente.

Ante este panorama, Jorge Becerra, quien vive en una de las cabañas de la parte alta de la población, considera que al municipio le falta contar con buenas herramientas y planes de respuesta ante cualquier situación que pudiera generar un temblor de magnitud considerable.

“Llegué a vivir en la cabaña durante la pandemia y aunque no puedo desconocer que la tranquilidad y facilidades que nos ofrece la Mesa de los Santos son insuperables, no deja de preocupar que un sismo fuerte produzca hechos que lamentar. He sentido varios temblores pero, por ahora, tan solo uno (10 de marzo pasado) me generó algo de temor aunque la casa es sismorresistente. Somos conscientes que puede ocurrir un terremoto pero esperamos que Dios nos siga protegiendo y de algo tiene que servir que el pueblo se llame Los Santos (risas)”, añadió el ingeniero civil.


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Actualmente se está construyendo un nuevo hospital que sí será sismorresistente, algunas adecuaciones en la Alcaldía y nuevos salones en el principal colegio también cumplen con las normas antisísmicas, pero la mayoría de las viviendas en el casco urbano y casas de los campesinos en las veredas no fueron construidas con técnicas antitemblores. 

Para conocer qué planes y estrategias se adelantan desde la Gobernación de Santander para contrarrestar las situaciones adversas, La Opinión buscó en varias oportunidades al director de la Unidad Departamental de Gestión de Riesgo, Fabián Vargas, pero el funcionario no respondió los reiterados llamados de este medio.

Pero quienes sí cuentan con sede, que está en remodelación, y entrenamiento suficiente para atender cualquier emergencia son los 12 bomberos en servicio y 20 voluntarios que apoyan el trabajo de los titulares.        

La labor de los socorristas se financia gracias a una sobretasa bomberíl, según lo contó Jorge Eliécer Serrano, subcomandante de la estación.
A pesar de contar con los insumos para responder a situaciones que se pueden presentar en los sismos, los uniformados, hasta hoy, no han tenido mayor trabajo con los temblores.


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“El 10 de marzo pasado, en el temblor más fuerte que se ha registrado en los últimos años, no hubo llamadas de emergencia ni se presentaron daños”, manifestó Serrano.

La situación que ocupa la mayor parte del tiempo de los bomberos es la distribución de agua potable a las veredas, pues en esta zona del cañón del Chicamocha escasean las fuentes hídricas.

Los bomberos cuentan con cuatro máquinas, pero dos de ellas -cisternas-, con capacidad para 13.000 y 10.000 litros, las usan para comprar en Piedecuesta, en el área metropolitana de Bucaramanga, el agua potable que posteriormente transportan a las veredas y, eventualmente, al casco urbano. 

En las épocas más secas del año los bomberos distribuyen su tiempo entre la distribución del agua y apagar los incendios forestales.
 

Turismo en Los Santos. / Foto: Cortesía

 

¿Qué son un nido sísmico y una falla?

De acuerdo con el geólogo Francisco Velandia, profesor de la UIS, El nido sísmico se presenta por una interrelación de placas tectónicas que se han hundido, es una corteza que los expertos llaman de tipo oceánico, siendo un material más pesado que contiene más hierro y es más denso.
¿Qué pasa en esa profundidad?, es una de las incógnitas que falta por aclarar en la geología y la geofísica de Colombia”.

La Mesa de los Santos es catalogada como una zona epicentral donde se sienten los temblores que ocurren en el mido sísmico de Bucaramanga. Esa sismicidad se considera intermedia y se presenta a nivel del manto de la tierra donde la mayoría de los movimientos telúricos ocurren a más de 150 kilómetros de profundidad.

Por su parte, la falla geológica actúa en la corteza más superficial y sus sismos son más peligrosos, como los que en su momento han afectado a Cúcuta, Villa del Rosario y Pamplona, donde se encuentra la falla de Boconó, que es una de las fallas más estudiadas y más activas de Suramérica. En una falla se pueden presentar sismos superficiales, a 15 kilómetros.


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“La falla de San Andrés, en Estados Unidos, es de las más estudiadas del mundo junto a otras de Turquía y Japón. En EE. UU. saben que San Andrés (que ha dado origen a varias películas) es muy activa y que atraviesa mucha infraestructura en ciudades tan grandes como Los Ángeles, San Francisco y San Diego. Ellos (los estadounidenses) esperan un sismo grande y han invertido mucho en sismorresistencia”, narró Velandia.

Zona turística

Mientras en el casco urbano poco se ve la inversión oficial y privada para generar turismo, en las veredas altas situadas en La Mesa de los Santos pululan los restaurantes, cabañas sismorresistentes, conjuntos cerrados, un club náutico, glamping, planes de senderismo por el cañón del Chicamocha en caminos construidos por los desaparecidos indígenas guanes, huertas orgánicas y un particular mercado campesino elaborado con piedras, tierra, melaza, madera y guadua.

La figura cóncava de los locales del mercado y la forma piramidal de una gran estructura en tapia pisada construida allí no fueron dispuestas al azar, sino después de un estudio para soportar de manera natural los permanentes sismos.

Óscar Iván Chaparro, secretario de Planeación de Los Santos, dijo que ante el ‘boom’ turístico y la acelerada construcción de entre 8.000 y 12.000 viviendas de descanso, el municipio, de categoría sexta, se vio en la necesidad de ejecutar una actualización catastral.

“El presupuesto de este año fue de 29.000 millones de pesos y lo que más nos genera recursos son las licencias de construcción y el impuesto predial”, reveló el funcionario.


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En La Mesa también se encuentra una estación del teleférico donde se pueden abordar las 40 cabinas que tras un recorrido de 6,3 kilómetros, por el cañón, llegan al Parque Nacional del Chicamocha

En los 14 años de funcionamiento del atractivo turístico el teleférico no ha reportado ningún incidente con los temblores que a diario se registran en la zona donde se han encontrado piezas de arte rupestre, pictogramas de los primeros habitantes del cañón y fósiles de animales marinos porque hace 130 millones de años, en la era cretácica, la región era mar.

“Lo que se ve en el cañón es efecto de la falla de Bucaramanga que empieza en Santa Marta y termina en Boyacá. Gran parte del cañón del río Chicamocha fue moldeado por las fracturas asociadas a esa falla y también por el clima. Allí hay unas rocas metamórficas de más de 1.000 millones de años”, concluyó el geólogo Francisco Velandia.

Isabel Rueda, una harlista que en compañía de su pareja llegó hasta Los Santos para recorrer uno de los caminos de los guanes, dijo que “en realidad uno como turista no piensa mucho en los temblores”.

Por: Félix Leonardo Quintero

Enviado Especial

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