El exministro del Interior, Juan Fernando Cristo, precandidato liberal a la Presidencia de Colombia en 2017, renunció hace unas cuantas semanas a ese partido y trabaja en la construcción de un movimiento que le abra paso a nuevos liderazgos políticos en el país. 

Sus profundas diferencias con el director de la colectividad, el expresidente César Gaviria,  y los desacuerdos con la forma cómo se viene manejando la tolda roja lo llevaron a tomar la decisión de abandonar la que por décadas fue su casa política.

No obstante, el cucuteño mantiene sus raíces y por eso en el nuevo proyecto que está construyendo espera reunir a todos esos que como él conservan intactas las ideas liberales, pero quieren apostarle a una propuesta diferente e  independiente que  recupere la verdadera esencia del liberalismo.

“Queremos que sea un movimiento independiente que defienda el ideario liberal: la paz y la implementación de las reformas necesarias para consolidarla, las libertades y los derechos, la reforma agraria y la tutela”, asegura.

Sobre esta nueva apuesta, la realidad del país y las próximas elecciones locales y regionales habló Juan Fernando Cristo con La Opinión.

¿Hacia dónde apunta la participación electoral de su nuevo proyecto político?

La propuesta es avalar candidatos en diferentes regiones y lo haremos en coalición con sectores de oposición al Gobierno. Y esto comprende la apertura de espacios a gente que no los tienen en las colectividades tradicionales. En Cúcuta se debe pensar en la posibilidad de listas cívicas que expresen una nueva actitud en el ejercicio político.

¿Y para la Alcaldía de Cúcuta?

Creo que todavía es prematuro. La ciudad vive una coyuntura muy especial. La situación de Venezuela la ha puesto en el foco de atención nacional e incluso internacional. El impacto de la migración impone condiciones que deben ser positivas y no negativas para la región. El alcalde que elija Cúcuta debe tener mucha claridad sobre esta crisis. En cuanto a candidaturas, creo que hasta abril del próximo año no habrá claridad. Hay demasiadas ramas que no dejan ver el bosque.

Hay quienes piensan que había sido mejor dar la lucha dentro del Partido Liberal y no marginarse de este. ¿Qué piensa de esta observación?

La respeto. Es un debate válido que no descalifico de ninguna manera. Lo pensamos mucho. Esta decisión no fue solamente mía. Tomaron parte exministros, exmagistrados, militantes liberales de todo el país y se discutió si valía la pena hacer un debate al interior de la colectividad o salir a defender en la calle lo que no se hizo por parte de su director. La verdad es que no hubo espacio al interior del Partido. Nunca se convocó un congreso extraordinario y el Partido Liberal tuvo su mayor fracaso en la historia electoral con la votación para un candidato serio y respetable como lo es Humberto de la Calle y eso no mereció ninguna reflexión para el jefe de la colectividad. 

Pero, a pesar de todo, ¿mantendrán la esencia liberal?

Decidimos salir a la calle porque creemos que bajo la dirección de César Gaviria el liberalismo no es el adecuado para interpretar la realidad de Colombia. Como me dijo un líder en Santa Marta: “El Partido Liberal dejó de defender al liberalismo. Ahora lo vamos a defender nosotros”. El Partido se convirtió en un club de parlamentarios que se reúne ya no en su sede sino en un apartamento al norte de Bogotá. 

¿Cómo serán las relaciones con el Gobierno?

Vamos a tener una actitud de oposición al gobierno del presidente Iván Duque, pero no será como la oposición rabiosa y personalista que Uribe le hizo a Santos durante los ocho años de Gobierno. Tampoco será la oposición de la izquierda radical.

Paz

¿Qué piensa del manejo que el gobierno de Duque le ha dado al acuerdo de paz  con las Farc?

Quiero ser optimista y destaco hechos como la visita del presidente Duque a Pondores en La Guajira o el reconocimiento al partido de las Farc, al invitar a su jefe al Palacio de Nariño cuando se discutió la agenda anticorrupción, o la declaración en las Naciones Unidas en el sentido de que estaba comprometido con la implementación del acuerdo. El presidente Duque debe entender que un paso atrás en esa materia es lo peor que le puede pasar a Colombia. 

¿Y qué opina de las negociaciones con el Eln?

No soy optimista y ahora mucho menos. El Eln no ha entendido el mundo en que se está viviendo. Me parece que tiene razón el Gobierno cuando le hace exigencias para impulsar las negociaciones. Como  respuesta, el Eln persiste en el secuestro y en generar violencia, lo cual le hace perder la poca credibilidad que tienen los colombianos sobre su voluntad de desmovilización. 

La región

Los problemas en el Catatumbo siguen vigentes, ¿qué hacer para superarlos, tomando en cuenta los cultivos ilícitos, los enfrentamientos entre grupos armados y el incumplimiento de las promesas oficiales? 

Espero que la presencia de los militares en el Catatumbo sea importante y contundente en el mantenimiento del orden público. Hay que fortalecerlo y mejorar la capacidad de inteligencia de la Fuerza Púbica para desarticular a Los Pelusos y a los elenos. El crecimiento de los cultivos ilícitos ha generado problemas serios de violencia en Ocaña y se requiere redoblar la lucha contra el narcotráfico, pero ese no puede ser el único objetivo. En años anteriores se avanzó mucho en el diálogo social con la comunidad y en obras como megacolegios en La Gabarra y Ábrego, el hospital en Tibú y estudios sobre vías terciarias de la región. Se hicieron inversiones. Pero el atraso del Catatumbo es la acumulación de la falta de gestión durante varias décadas. La prioridad es atender el desarrollo antes que pensar en la fumigación.

El presidente Duque ha propuesto la creación de la Zona Económica Especial en Cúcuta, ¿cómo ve esa posibilidad?

Me parece positivo que el presidente Duque esté pensando en la frontera. Ojalá haga efectiva su propuesta. Debo recordar que yo defendí la Ley de Fronteras, las Zonas Especiales de Exportación, la creación del distrito turístico y comercial de Cúcuta. No nos han faltado ideas, nos han faltado normas. Hay que respaldar la nueva iniciativa con miras a que promueva el desarrollo de la ciudad y sea eficaz para superar la crisis actual. Hay un proyecto de ley firmado por los congresistas mediante el cual se crea un fondo fiduciario como el de Buenaventura para garantizar a mediano y largo plazo unas inversiones destinadas a proyectos especiales. Hemos avanzado en infraestructura y están aseguradas la doble calzada Cúcuta-Pamplona, la conexión Bucaramanga-Bogotá, la vía a Ocaña, con mejoras sustanciales. Hay que seguir trabajando en la consolidación de esos proyectos con los cuales se garantiza progreso.

¿Es optimista o pesimista respecto a la democracia en Colombia?

Se ha avanzado mucho. El solo hecho de haber reducido la acción de los grupos armados ilegales y que las elecciones no estén cruzadas por balas, y que se alcance una participación ciudadana tan alta como en la Consulta Anticorrupción, quiere decir que estamos cambiando. El ciudadano está entendiendo que su voto define.