El último día de la conmemoración al relevante Congreso Constituyente de 1821, las conversaciones estuvieron relacionadas con el impacto internacional que tuvo la creación de un gobierno constitucional liderado por la voluntad de un pueblo, como lo fue la Nueva Granada.
El docente e historiador Daniel Emilio Rojas explicó que el llamado a la guerra de los pueblos latinoamericanos colonizados contra un régimen monárquico y dictatorial, como el español, creó una nueva forma de organización que afectaba los acuerdos internacionales del momento.
“No solo anularon las leyes de sucesión real que construyeron los criterios básicos de integración en una nueva entidad soberana en el derecho de personas, sino que, al apelar al ejercicio de una autoridad constituida por la voluntad del pueblo, se creó una nueva práctica normativa y diplomática que terminó por definirse en todo el espacio atlántico del siglo XIX”, comentó Rojas.
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¿Qué pasaba en el mundo?
El historiador evocó que en esos tiempos se habían consolidado reglas establecidas por las 5 potencias más importantes de Europa en el congreso de Viena de 1816 que evitaran una nueva tentación Napoleónica, esas reglas buscaban reestablecer la continuidad dinástica y la monarquía absoluta como requisitos indispensables para reconocer un gobierno, “pero la tendencia latinoamericana desafió esos principios”.
Y sus premisas de libertad o igualdad entre los pueblos y provincias, se esparcieron lentamente por el mundo a través de resoluciones y cartas, lo que generó años después, revoluciones en Bélgica y Holanda por su mismo pueblo ante las políticas dinásticas de las naciones.
El fenómeno de reconocimientos a los gobiernos de facto (nombre adoptado para las repúblicas constitucionales) erigidos por la voluntad del pueblo, tuvieron mucho peso liberal en la creación de su configuración parlamentaria, expuso Rojas, lo que transformó gran parte de la ideología política de la época.
“En la revolución de Holanda, el rey, al ver la sublevación y falta de apoyo en sus países, advirtió que, en el caso de los dominios americanos de España no se estaba creando un nuevo gobierno, era la difusión de un nocivo pensamiento revolucionario”.
Añadió que esto hizo que varios países y potencias, teniendo la influencia latinoamericana y napoleónica en sus pueblos, a riesgo de un estallido social, crearon constituciones ligeramente liberales que se empalmaran con algunos principios de las repúblicas soberanas de América.
