Con la agenda casi completa y en su oficina esperando los compromisos que le quedan del día, en el marco de la conmemoración de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las antiguas Farc que tuvo lugar esta semana, el consejero presidencial para la Estabilización y Consolidación, Emilio Archila, habló en entrevista sobre los logros que tienen a Colombia en la agenda noticiosa internacional.

¿Cree que el Acuerdo de Paz es irreversible o todavía hay temores?

Creo que están dadas todas las condiciones para que esto sea irreversible. Hemos acatado la directriz del presidente Iván Duque en cada uno de los temas, que es dejar unas planeaciones que sean realmente ambiciosas; eso lo hemos hecho en todos los frentes. Tenemos la planeación para apoyar a las víctimas en los diez años que nos quedan y una hoja de ruta para la reincorporación, que es un cambio respecto a todo lo que se ha hecho en cualquier proceso del mundo.

Tenemos el programa de sustitución de cultivos, en donde están 400.000 colombianos y 100.000 familias. En el desarrollo rural integral, en donde las personas a veces más nos critican, para poder tener las planeaciones de largo plazo, ahí están los planes nacionales sectoriales. Hemos logrado un nivel de territorialización de la política muy grande hoy en día en los 170 municipios que adoptaron el PDET como su política a largo plazo.

¿En qué cree usted que ha cambiado el país, con relación al de hace cinco años y medio, gracias a la implementación del Acuerdo?

En todo es en todo. Primero, en términos de violencia, Colombia es hoy en día un mejor país, lo que pasa es que cuando se trata de violencia, pues no hay ningún muerto que se justifique, todos queremos que eso sea cero, pero nosotros tenemos en este momento a 13.000 excombatientes que dejaron las armas y están optimistas dentro de su proceso de reincorporación. Gracias a eso hay menos homicidios, menos secuestros, menos minas antipersonales, menos ataques terroristas, menos victimizaciones, menos reclutamientos. Colombia claro que hoy en día es un mucho mejor país para vivir y una parte muy importante es gracias a esta forma en cómo estamos adelantando la implementación de los acuerdos.

A pesar de esos avances, el tema de la seguridad sigue preocupando a los excombatientes, a los líderes sociales, ¿por qué no se ven esos cambios?

Ahí hay una distinción que hacer. Creo que algunas personas han hábilmente mezclado los dos temas que están relacionados, pero que tienen unas características muy diferentes. Cuando Colombia firmó con la antigua guerrilla de las Farc, el Eln ya existía, el Clan del Golfo ya existía, los Pelusos, los Caparros ya existían. Haber pensado que la firma con las Farc por sí misma era suficiente para lograr una paz estable y duradera, era un buen titular. Como nación, debimos haber sabido que avanzando en la implementación como lo hemos venido haciendo, esas otras formas de violencia iban a persistir, son básicamente narcotraficantes, minería ilegal, contrabando de gasolina, son grupos y disidencias que nunca entraron al Acuerdo. En el tema de los excombatientes, lo difícil ahí es que un solo muerto es demasiado, ningún nivel de muertes es éxito.

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¿Piensa que al país le ha faltado fijarse un poco en lo que se está haciendo?

Nuestras poblaciones son víctimas, reincorporados, personas en proceso de sustitución y los PDET. Tenemos en este momento memorandos de entendimiento con la Federación Nacional de Cafeteros, con los ganaderos, con los cacaoteros, apoyo de la Unión Europea, proyectos de lecheros, de pimienta, palmitos del Putumayo, que es de exportación; queso para el Caquetá. Obvio que hay que seguir trabajando, pero esos no son “proyecticos”. Estamos llegando con esta estrategia de nación territorio.

A nivel político, ¿esa discusión de si hay acuerdo o no, finalmente quedó atrás?

El presidente es un hombre muy institucional, esto bajo la Constitución de Colombia, entonces, esto ya no es un problema de que quiera o no. El presidente lo entendió y ahí hay un mandato constitucional que dice eso, pero además, por los temas que se tratan es una oportunidad de resolver aspectos en el país que debieron arreglarse hace décadas con o sin acuerdo. El presidente Duque hizo lo que admirablemente se debió haber hecho.

¿El siguiente presidente que venga ya no podrá decidir si implementar o no el Acuerdo?

Creo que legalmente no podría hacerlo. De cara a la posición de Colombia ante las Naciones Unidas, esta es la principal razón por la cual Colombia está en el centro de la atención de todo el mundo. De frente a la responsabilidad que tenemos con la generación de colombianos que sigue sería una absoluta irresponsabilidad, imperdonable, que no lo hiciera. Garantizar que no, es difícil.

Pensando a largo plazo, ¿los tiempos fijados para la implementación se van a cumplir?

Lo que va a terminar sucediendo es que gracias a la implementación, en algún momento van a dejar de pasar cosas. El momento en el cual vamos a tener éxito es cuando la Consejería sea innecesaria, la Agencia de Reincorporación, la Agencia de Renovación del Territorio sean innecesarias y ahí habrá otra generación de colombianos que piensen que su Gobierno no funciona.

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¿A qué debería apuntar su sucesor?

Que se concentre en lo que ya se está dando y en lo que estamos andando, que ya es absolutamente gigantesco y transformador. Este ya no es un tema de negociación, esto es administración pública pura y dura. Necesitamos fortalecer la planeación que tenemos, focalizar los recursos y, sobre todo, el perfil que esto siga andando.

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