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Política
Basilio Villamizar hace el repaso de su vida política
40 años de trayectoria en el terreno político completó Villamizar.
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Cicerón Flórez Moya
Cicerón Flórez
Domingo, 6 de Septiembre de 2020

Como una prolongación activa de su vida, Basilio Villamizar Trujillo sigue en la política, para agregarle a los 40 años en esa función, otros episodios, a la luz de sus ideas y de sus actos.

Ha sido concejal, diputado en Norte de Santander y representante a la Cámara. Le faltó el Senado y lo ha buscado en dos ocasiones, infructuosamente, ahora que hace parte del Centro Democrático, después de su protagonismo en el Partido Liberal.

Su nuevo ejercicio intelectual es la dedicación a escribir sus memorias, con lo cual busca ordenar el legado de su carrera pública. Y de eso habla en esta entrevista con La Opinión.

¿Qué lo llevó a apartarse del Partido Liberal, cuando en este hizo su carrera política hasta alcanzar su investidura de congresista?

La Dirección Nacional del Partido Liberal ha convertido los estatutos de la colectividad en letra muerta y no de ahora. Antes de César Gaviria también los han interpretado a su amaño y los han puesto al servicio del grupo de privilegiados de las direcciones de turno. Por eso muchos de quienes pertenecíamos al Partido Liberal nos hemos retirado de sus filas. Y para complemento, ahora, después de la estruendosa derrota de Humberto de La Calle, los que más lo usufructuaron con estos procedimientos, lo abandonaron.

¿Perdió su esencia el liberalismo?

Del gran Partido Liberal en el que hice mi carrera política ya no queda casi nada, parece más un feudo del expresidente César Gaviria, antidemocrático y donde no hay espacios para la renovación de sus dirigentes. Lo advirtieron algunos de sus voceros en la pasada convención. De seguir así, cada día serán menos.

¿Cuáles son las diferencias ideológicas entre liberalismo y uribismo?

Diría que, en cuanto a ideología, las diferencias no son sustanciales, ya que ambos propenden por las libertades individuales con justicia social. Uribe militó en liberalismo, igual al 80 por ciento de quienes pertenecemos al Partido Centro Democrático y seguimos siendo liberales. La diferencia es filosófica, es decir, en la manera de concebir y manejar la política y el  Estado. El Partido Liberal es pluralista, conformado por matices de Izquierda.  El CD también es pluralista, pero aquí cabemos todas las ideologías, conservadores, liberales, de la U, hasta del M-19. Es un partido de centro derecha con cinco pilares fundamentales: Seguridad Democrática, Confianza Inversionista, Cohesión Social, Estado Austero y Diálogo Popular. Algunos nos tratan de extrema derecha por no transigir con la entrega de la institucionalidad a cambio de una paz que no apareció por ninguna parte, a pesar del acuerdo leonino en el que incurrió con la guerrilla el presidente Juan Manuel Santos, rechazado por el pueblo en el plebiscito de octubre de 2016.

Entre izquierda, derecha y centro, ¿dónde se ubica?

En el centro derecha. El liberalismo se fue a la izquierda, comulga con el socialismo, para la muestra la propuesta de Humberto de la Calle, en el sentido de hacer una coalición de fuerzas de centro izquierda en la que se incluya a Gustavo Petro, a sabiendas de que su proyecto es mesiánico y personalista, idéntico al de Chávez en Venezuela. Petro mostró los dientes en su paso por la Alcaldía de Bogotá.

En su vida política, ¿qué fue lo mejor que le ocurrió?

Haberle ganado el pulso al presidente Andrés Pastrana Arango en el año 2002, cuando el gobierno, a través del ministro del Interior, Humberto de La Calle, se propuso impedir mi elección como presidente de la Cámara de Representantes. Después de haber sido escogido el candidato liberal por la junta de parlamentarios, muchos liberales se voltearon por las prebendas recibidas del gobierno, pero al final fui elegido por solo 3 votos de diferencia con el candidato del presidente. Me querían cobrar el que yo hubiera tumbado al ministro Néstor Humberto Martínez, quien media hora antes de empezar el debate para lo cual yo lo había citado al Congreso en pleno, presentó renuncia de su cargo.

¿Y además de ese episodio?

Lo mejor fue servirle a la gente y ser formado en la lucha, sin padrinazgos políticos ni patrocinios económicos; ejercer un liderazgo permanente que me permitió avanzar en mi carrera, habiendo sido elegido concejal de Pamplona, Labateca, Toledo y Chitagá. En seis ocasiones fui diputado a la Asamblea y en cuatro al Congreso, incluida la elección atípica cuando la Constituyente revocó al Congreso en 1991. Permanecí en la Cámara de Representantes 12 años consecutivos. Pero lo mejor, repito, haber representado a mi departamento con dignidad y decoro, en donde quiera que me parara en mi vida política.

¿Qué resultados negativos lamenta?

Las derrotas. Una por mis equivocaciones, otra, por la traición de que fui víctima.

¿Hubiera querido ser gobernador de Norte de Santander?

Sí. Hubiera querido y tuve la oportunidad cierta de ser elegido en el año 2003. El Partido Conservador se encontraba dividido, igual que cuando fueron candidatos Luis Vicente Serrano y Mario Lamk y se eligió al liberal Álvaro Salgar. Pero la actitud de un senador liberal en el departamento, de respaldar al candidato conservador Miguel Morelli Navia lo impidió. Nunca me expliqué este proceder inconsecuente del senador, con el aval que me expidió el Partido Liberal.

¿Le quedó alguna frustración?

Ninguna, porque todo lo intenté. Fui candidato al Senado en las pasadas elecciones, pero en política el pueblo es el que manda, aunque mande mal, como dice el refrán.

Está escribiendo sus memorias. ¿Qué alcance tiene hacerlo?

Mis memorias, además de repasar mi vida llena de intensas vivencias y anécdotas, en la que la familia siempre fue el sostén, tiene el alcance de recordarles todo lo que hice y asumí. Es lo que puede ser mi legado para mis nietos. Algo que les importe pueden encontrar allí los jóvenes.

¿La gestión de gobierno del presidente Duque es buena, regular o mala?

Es buena. Aquí en esta región de frontera no se percibe por las dificultades extremas, derivadas de la inmigración de venezolanos.

 En 2002, Basilio Villamizar fue elegido presidente de la Cámara de Representantes, después de varios periodos en esa corporación

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