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Ocaña
Ocañero escribe canciones sin tener manos y ganó un festival de vallenato
Un accidente en una cochada de panela le cambió la vida a José Arias, cuando tenía 16 años. En su rostro tiene 17 cirugías reconstructivas.
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Jueves, 22 de Julio de 2021

¿Usted qué haría si en un abrir y cerrar de ojos el tren de su existencia cambia de carrilera apagando todos los sueños de niño? Ese interrogante lo despeja con mucha sapiencia el ocañero José Arias Durán, quien no se arruga frente a las adversidades de la vida.

Cualquier desprevenido visitante de la plaza de mercado o el parque principal de Ocaña se tropieza con este personaje de 1.69 de estatura, gafas negras, cachucha y mochila tejida por los indígenas Wayúu; ordena una recarga o hace una apuesta, pero nunca se imagina la historia de superación que hay detrás de esa delgada figura.

Disfrutó de las andanzas juveniles y las adolescentes caían rendidas a sus pies ante los ingeniosos piropos surgidos de lo más profundo del alma. Este hincha del Atlético Nacional se convirtió en un gran cancerbero, pues emulaba a René Higuita con sus salidas y atajadas. Estuvo a punto de irse para el Unión Magdalena, pero no le dieron permiso. 

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Soñaba con ser un gran matemático ya que dominaba las operaciones a su antojo y las notas eran sobresalientes. Admiraba a Diomedes Díaz e incluso lo imitaba en las tarimas y aprendió el arte de componer canciones para toda la ‘fanaticada’.

Anhelaba tener una tractomula para conocer todas las ciudades del país, probar los platos de la gastronomía colombiana y dinamizar la economía en todo el territorio nacional.

La fatídica noche     

 

José Arias Durán es un ejemplo digno de imitar que no se arruga ante las adversidades. Escribe canciones a pesar de no contar con manos. / Foto: Javier Sarabia

 

Nacido en el año de 1977, los padres en la década de los 80 se trasladan hacia Aracataca, Magdalena en busca de mejores horizontes.  

Ese niño fue acogido en el seno de Clorinda Sepúlveda Arévalo y creció bajo el amparo de la familia de estirpe campesina que manejaba unos trapiches de caña para elaborar panela.

De las paredes de su memoria jamás se borrará la fecha del 12 de enero de 1993, cuando apenas tenía 16 años de edad su vida cambió en un santiamén.

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“Recuerdo que estaba de vacaciones y el sobrino de la señora me solicitó que le hiciera un turno, yo no quería porque era muy dormilón y tenía un extraño presentimiento. Ante la insistencia, me dio pena y solicité que me acompañara el niño Yorlis Ardila para echar cuentos durante la madrugada. Estaba pendiente que no se derramara el dulce de la paila, le dije que me trajera una brazada de bagazo para echar al horno y no supe más de mundo, me desmayé”, narra con una frialdad.

Las llamas consumían la cabellera,  el rostro y el pecho de José, mientras el menor como pudo lo arrastró hacia un costado y llamó a otros obreros para auxiliarlo.

“Me llevaron a Santa Marta y luego al hospital Metropolitano de Barranquilla en donde me practicaron 17 cirugías reconstructivas de rostro. Allí fue donde apareció el ángel salvador llamado Abel Ávila, un médico que le puso todo el empeño y no me dejó morir”, agregó.

Efectivamente, años después José Arias Durán recibió la visita en el parque principal de Ocaña de un extraño personaje, quien le contó ese trance, cuando nadie daba esperanzas de vida. Era el médico aquel que utilizó todos los mecanismos para reanimarlo en momentos de crisis. Por razones del destino, llegó a esta localidad y labora en el centro asistencial.

Adelantó la gestión para que el periodista Alejandro Muñoz con el programa ‘¿Usted qué haría?’, lo trasladara hacia la Fundación Alexis Carrell y el hospital militar en donde la practicaron 11 cirugías más.

Un hombre feliz

Todos los días de la semana se levanta sagradamente a las 6:00 de la mañana, le agradece a Dios por estar vivo, le pide mucha sabiduría, se baña, alista la libreta de apuntes y la máquina registradora para hacer el famoso, chance, recargas o las apuestas deportivas.
 
Entonando canciones de su propia inspiración, sale a pie del populoso sector de san Fermín hacia el centro de la localidad en donde se toma un buen tinto para empezar una nueva faena. Adquirió una gran habilidad con los dos brazos incompletos ya que las serias quemaduras consumieron sus manos y ese factor no ha sido impedimento para escribir canciones. 
 
En su repertorio cuenta con 86 composiciones entre las que se destaca 'Supervivencia' donde narra su vida.

Así rezan las estrofas que retumban en los oídos de los transeúntes:
 
“Vengo a contarle la historia de mi vida, pa’que la escuchen con mucha atención. Cuando tenía 16 años cumplidos sufrí un gran accidente y casi pierdo la vida…

Y si no hubiera sido por el poder de mi Dios, yo no existiría, gracias a él que le dio la inteligencia a todo aquel que estudia la medicina pa’que pudiera curar mis heridas…

Y como soy un hombre pobre, Dios me da lo que necesito. Y como he sido valiente nunca me dejo derrotar por las cosas del destino, mi meta es seguir adelante. Gracias le doy a Dios por haber sobrevivido”.

En el 2011 fue el ganador de la canción inédita del Festival Vallenato efectuado en Ocaña y el cantante José de Dios Pérez grabó el tema ‘Ámame’ en Canadá.

(Este es un vallenato que grabó el ocañero José Luis Pérez en Canadá y fue éxito en México.)

Admirador de la música de Diomedes Díaz se la pasa en el parque principal de Ocaña entonando canciones de su autoría y vendiendo chance para ganarse el pan de cada día.
 
Asegura que la vida es el milagro más grande del mundo y espera algún día la recompensa por todo el esfuerzo para sacar adelante a su familia. A los 43 años sueña con la conquista del corazón de una mujer que entienda las circunstancias. “Jota Mario, el presentador de la televisión decía, ser bonito no es tener una cara linda, un cuerpo escultural, sino una mente abierta, un corazón generoso y sobretodo un alma hermosa”.
 

Asegura que la musa de inspiración llega en las noches, ingresa a su cuarto y comienza a plasmar en el papel los versos para connotar lo hermosa que es la vida.
 
De día no da abasto atendiendo a los clientes y respondiendo los saludos de la gente que lo quiere como a un hermano. “Gracias a Dios por haber nacido en esta tierra tan hermosa como es Ocaña de mujeres lindas y personas generosas”.

Nelson Lázaro lo califica como un ser excepcional, servicial y unas ganas de vivir únicas. Wilson Amaya, asegura que tiene una buena dosis de superación y Jorge Navarro Ferrero indica que es un juglar popular que debe mostrar su producción a nivel nacional.

Mientras tanto, José Arias Durán, sigue enlazando versos para entregar melodías al folclor vallenato.

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