En máxima alerta se encuentran los organismos de socorro ante una inminente avalancha en la vereda La Esmeralda, jurisdicción del corregimiento de Aspasica, comprensión rural del municipio de La Playa de Belén.
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Así lo indica el mandatario de esa población, Íder Humberto Álvarez García, quien coordina labores con la Oficina de Gestión del Riesgo y la Corporación Autónoma Regional de la frontera Nororiental, Corponor para realizar un informe técnico y adoptar las medidas de mitigación.
Alerta a las autoridades departamentales y nacionales sobre los efectos de la remoción en masa ocasionando represamiento de las aguas del río Borra que atraviesa la región y puede causar tragedias entre los ribereños.
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Asegura que a estas alturas el presupuesto está agotado y se requiere el aporte de las entidades a nivel nacional para remediar la situación entre los campesinos de la zona.
Monitoreo especial
Integrantes del equipo de evaluación y reconocimiento del riesgo de La Playa de Belén adelantan la inspección en las veredas afectadas por las precipitaciones de los últimos días.
El coordinador de la oficina de Gestión del Riesgo, Fernando Sánchez Barbosa, indica que se presenta remoción en masa en las veredas La Esmeralda, La Tenería y Mesa rica de la Vega de San Antonio. “A pesar de la intensa lluvia y el estado precario de las arterias viales hemos llegado hasta las zonas afectadas donde los presidentes de las Juntas de Acción Comunal reportan las amenazas de los deslizamientos de tierra”, recalca.
Una geóloga, ingenieros civiles y ambientales hacen el diagnóstico sobre los pisos térmicos, la humedad y filtración de agua en las montañas que bordean los ríos Tarra y Borra, tributarios del Catatumbo.
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Igualmente, analizan las socavaciones ocasionadas por la acción del invierno sobre la estructura vial, lo que dificulta el transporte de los productos agrícolas hacia las plazas de mercado.
Mapas comunitarios
Los organismos de socorro de la Playa de Belén diseñan con la información recolectada los mapas comunitarios de prevención en los territorios afectados.
Los funcionarios, acompañados de los labriegos desafiando los fenómenos naturales, atraviesan la cordillera, pasan cañadas y terrenos agrestes con el fin de verificar la situación, indica Fernando Sánchez.
Esa travesía busca la recopilación de la información para estructurar la propuesta que será enviada a la Consejería Departamental y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo con el fin de canalizar recursos y remediar la situación entre la población campesina.
“El objetivo es salvaguardar la vida de los cultivadores de la región ya que las aguas represadas y la presión hidráulica puede afectar a más de 50 familias de las veredas afectadas”, agregó.
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El alcalde de esa población, Íder Álvarez, manifiesta que se debe actuar a tiempo para prevenir desastres. “No queremos que se registre una tragedia como la vivida en la vereda El Molino del municipio de Villa Caro. El ente territorial es de sexta categoría y no hay plata para atender una emergencia de grandes magnitudes”, reitera al solicitar la ayuda del orden departamental y nacional.
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