El izquierdista Gabriel Boric juró este viernes como presidente de Chile en una ceremonia sin corbatas y con mayoría de mujeres en el nuevo gobierno, que anticipa un cambio de timón en un país sacudido tras la crisis de su modelo social.
"Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo", dijo Boric, de 36 años, para posteriormente levantar el puño izquierdo y firmar, tras un gran suspiro, su cargo como máxima autoridad del país.
Limpiando la emoción de su voz, el flamante presidente chileno expresó un "gran sentido de la responsabilidad y el deber ante el pueblo".
"Vamos a dar lo mejor de nosotros para estar a la altura de los desafíos que tenemos como país", afirmó en un mensaje, visiblemente emocionado, al concluir la ceremonia de investidura en el Congreso de Valparaíso, a 120 km de Santiago.
Boric volvió a la casa presidencial en Cerro Castillo, frente al Pacífico, donde la diplomática oriunda de Isla de Pascua, Manahi Pakarati, recibió como directora de Protocolo a cada invitado: los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Argentina, Alberto Fernández; de Perú, Pedro Castillo; el rey Felipe VI de España; Luis Arce, de Bolivia; y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, así como el precandidato colombiano Gustavo Petro.
Rodeado de mujeres que integrarán el nuevo gobierno de Chile, Boric se convirtió en el presidente más joven del país en uno de los momentos más desafiantes desde que terminó la dictadura de Augusto Pinochet en 1990.
El exlíder estudiantil recibió la banda presidencial junto al conservador Sebastián Piñera, de 72 años, quien termina su segundo mandato (2010-2014 y 2018-2022) como parte de un ciclo político que trajo progreso gracias a un modelo neoliberal pero también dejó una gran brecha de desigualdad que detonó masivas protestas en octubre de 2019.
"Esperanza para el pueblo", "la historia es nuestra y la hacen los pueblos", decían las pancartas de Maritza López, 62 años, ama de casa que vino con unos amigos desde Coronel, ciudad 600 km al sur de Santiago. Los simpatizantes no pudieron acercarse por el amplio cordón de seguridad.