La palabra es ’’Cínicos’’. Los que apoyaron el cuentico de que todo el problema se reducía al cambio ‘’de una palabrita’’ para reformar el sentido de la Constitución de 1991 ahora se rasgan las vestiduras por la propuesta del presidente Juan Manuel Santos de alargar el período presidencial a seis años y prohibir la reelección. Pero la verdad es que la propuesta no cayó bien en la opinión pública. Fue una apuesta que hizo el mandatario, para ver cómo caía, pero no tuvo buena suerte. Hasta algunos amigos consideraron que el momento había sido inoportuno, en especial porque como se dice popularmente ‘’el palo no estaba para cucharas’’.

Por aquello de la malicia indígena que tanto se utiliza en todos los aspectos de la vida nacional, muchos consideraron que se estaba abriendo paso la reelección, una propuesta que hace recordar las trapisondas utilizadas por el expresidente Alvaro Uribe, quien utilizó todas las armas a su alcance para quedarse en el poder e imitar a su mayor enemigo, el presidente Hugo Chávez, quien logró atornillarse en el poder durante 14 años y hasta alcanzó a designar como su sucesor a un antiguo chofer. Pero como una cosa dice el burro y otra el que lo está enjalmando, Chávez no pudo ser el dictador que soñaba como tampoco lo fue Uribe, a quien la Corte Constitucional le cortó las alas y lo puso a mandar mensajes contra su sucesor, quien se ha convertido en su peor pesadilla por no haber aceptado el papel de marioneta que le ha querido imponer el hombre del Ubérrimo, una finca en la que,  dicen las malas lenguas, se fundaron los paramilitares.

Según señaló la influyente revista ‘’Semana’’, la propuesta de ampliar el período presidencial a seis años y prohibir la reelección, se consideró una jugada de póker que no salió bien y constituyó metida de pata fenomenal que fue criticada por amigos y enemigos, que la tildaron de error monumental, raro para un curtido pokarista, por haberse formulado en momentos en que la popularidad presidencial se encuentra en vertiginoso descenso y se está negociando acuerdo de paz con la guerrilla sobre el cual existe general pesimismo.

Aunque la idea tenga problemas la percepción general es que Santos lanzó un globo para medir las posibilidades de su reelección, a la cual evidentemente aspira, así haya problemas, entre ellos la oposición de su primo Pachito de quien muchos recuerdan sus gigantescas metidas de pata, entre ellas una que obligó a El Tiempo, su empresa, a destituirlo fulminantemente por haber  mentido sobre supuestos vínculos de un obispo con la guerrilla y haber propuesto aplicarle electricidad a los estudiantes revoltosos. Por sus evidentes problemas podemos esperar que Pachito, a quien su ilustre padre, don Hernando Santos, le decía ‘’mi loquito’’ tendrá otras metidas de cascos. GPT