El cucuteño Miguel Ángel Rodríguez Gutiérrez estaba ataviado con las prendas que usaba Simón Bolívar. Pretendía llegar hasta el puente fronterizo a grabar un pasaje del Libertador para una apuesta en SmartFilms que lidera el productor y actor Javier Cabrera. Sin embargo, cambió su rumbo, esa tarde del domingo,  y prefirió dirigirse a la casa museo La Bagatela, primera sede del palacio de Gobierno durante el Congreso de 1821.

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Allí, desenfundó la espada, y posó al frente de la casa y, adentro, con la estatua de Antonio Nariño. Se sentó, sin perder la postura de Libertador. 

Recordó, el momento exacto, en que el personaje llegó a su vida. Fue fortuita la ocasión. Dice que después de salir licenciado en Educación Artística de la Universidad Francisco de Paula Santander, en el 2002, siguió frecuentando los eventos culturales.

Y en la bienvenida a ‘los primíparos’ el maestro de danzas Juan Becerra debía  presentar dos actos: ‘La vencedora’ y ‘La Libertadora’ .Sin embargo, el joven que debía encarnar a Simón Bolívar no llegaba y “en un acto desesperado el maestro Becerra me dijo: poeta, usted que es actor, póngase el traje del Libertador y salga al escenario a bailar”. Después de encajarse la casaca y calzarse las botas con sus respectivas espuelas,  gritó: maestro no soy bailarín. “Salga al escenario, usted es actor”.

Y así lo hizo. Tomó de la mano a Manuelita Sáenz y se deslizó con el ‘Tiempo de vals’ de Chayanne. Al terminar el baile, los atronadores aplausos no se hicieron esperar. El público estaba admirado por el gran parecido con Bolívar.

Desde ese entonces Miguel Ángel Rodríguez Gutiérrez  le dio el soplo de vida al Libertador y durante tres años consecutivos siguió usando el traje prestado para asistir los 28 de febrero a La Loma de Bolívar, donde, en 1813, el Libertador entró triunfante, a las 3:00 de la tarde después de la batalla librada durante cuatro horas. Es decir, desde las 9:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde “donde Bolívar sacó a correr a los españoles”.

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Su fama se fue consolidando y  convirtiendo en  un referente de Bolívar en la ciudad y el resto del país.

En el 2007 fue invitado a Bogotá como poeta y se fue amañando. Vivía de apartamento en apartamento de amigos. Y en un acto en la Plaza de Bolívar se presentó con la indumentaria del Libertador. En ese acto del Polo Democrático Alternativo subió, al final, a la tarima y lo presentaron como ‘El poeta del pueblo’ y aprovechó para declamar ‘Las fuentes del poder’. Después los asistentes le abrieron paso y le hacían venias mientras caminaba.

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Allá en Bogotá empezó a formalizar el traje de Bolívar. Compró la espada en el ‘mercado de las pulgas’ que le costó $300.000. Está hecha de acero y cobre forjado y con el sello ‘Made in USA’. Con esa espada, que lo ha acompañado 17 años,  ha librado otras mil batallas y recorrido países de Suramérica y pueblos recónditos de Norte de Santander. El 7 de agosto, incluso, tiene previsto viajar como invitado especial a México.

Hace diez años regresó a su natal Cúcuta a visitar a su madre Ismelia Gutiérrez y la casa del barrio Motilones, donde se creció, la habían arrendado y entonces compró una mejora en Villa del Rosario, tierra del general Santander, donde fue acogido como maestro de teatro, porque además de estudios de Filosofía y Teología se formó en el Instituto de Cultura y Bellas Artes y es uno de los fundadores del ‘Teatro Careta’.

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Y su llegada coincidió también con el auge audiovisual donde tomó talleres en  la Fundación Cinerama y fue invitado a participar en cortometrajes y en la película ‘El último aliento’ al lado de Lincoln Palomeque, Natalia Durán, Laura Londoño y Andrea Guerrero. También actuó en ‘Inmigrantes, vidas cruzadas’ y con el productor Javier Cabrera grabó para el Canal TRO, la obra ‘La metáfora del Libertador’.

Miguel Ángel Rodríguez mira por el espejo retrovisor y se da cuenta que ha envejecido y pronto dejará de parecerse a Bolívar porque el Libertador vivió hasta los 47 años y él está ‘rayando los 50’.

Sin embargo, no quiere que ese personaje desaparezca. Por eso tiene  proyectado, para el otro año, después de desmontar a Bolívar, recorrer los municipios en búsqueda de actores que puedan encarnar al Libertador, con el mismo ahínco, fuerza y respeto como él lo ha hecho en estos 18 años, porque considera que Bolívar representa mucho para esta nación y todas las libertadas y su labor ha sido pedagógica para que las nuevas generaciones conozcan la historia con un Bolívar de carne y hueso que “entró por San Cayetano y llegó al florido valle de Cúcuta, donde muchos campesinos se unieron con picas y palas

. Y conoció a  la heroína Mercedes Ábrego, quien le dio la bienvenida regalándole el uniforme tejido por sus manos que le costó la vida al ser decapitada por los españoles”. Y en 1830, Bolívar bordea las riberas del  río Magdalena donde finalmente  muere en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Miguel Ángel guarda su espada, sale de La Bagatela y recorre algunas calles de Villa del Rosario para seguir encarnando a Bolívar.

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