La joven Administradora de Empresas, Estefanía Lozano Morales ha ideado un diminuto mundo donde solo cabe la aguja con el hilo de colores con que moldea, a la perfección, gatos y perros.

En un tambor puede meter hasta ocho animales sin dar pie a que riñan con el espacio porque el destino final será de 4,5 centímetros de diámetro para cada llavero.

Esa idea surgió hace dos años  cuando vio una aplicación en internet que la transportó a ese emprendimiento y se retó a lograrlo. Practicó y practicó hasta sacarse callos en los dedos.

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Esa ventana virtual que se abrió por la pandemia la aprovechó para asomar su zoológico de mascotas y creó la marca ‘Artnia’.

Al comienzo había instalado una cacharrería  y vendía insumos para confección, pero bajó el telón y se concentró en los llaveros dándole vida  a retratos de  perros y gatos sobre hilos utilizando la técnica ‘Needle painting’.

Desde su casa en el municipio Los Patios puso a navegar en las redes el pulido emprendimiento que ha tomado vuelo en Cúcuta, resto del departamento, y otras ciudades como Medellín, Bogotá, Cali, Ibagué, Bucaramanga, Villavicencio y Barranquilla. 

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Sus manos se han  vuelto expertas en bordar  y lo hace con pericia, pero con sumo cuidado, porque la idea “es buscar el realismo” que tengan perspectivas, sombras, matices. Por ejemplo, en una sola cara de una gata de raza carey logró 31 tonos de hilos y eso requirió cambiar el hilo infinidades de veces.

En tambores grandes, donde alberga hasta diez animales, se demora entre 16 y 23 horas bordando, con las respectivas pausas y respiros. Y en elaboración de los llaveros se toma otras dos horas y media, en promedio. Todo lo hace sola, en su espacio que acomodó en su casa.

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Borda animales “porque me gusta mucho como se materializa y se captura por medio del arte e hilos el recuerdo de una mascota ya sea que aún siga con vida o las que no, es ese detalle de homenajear e inmortalizarlos haciendo feliz a sus dueños” y  lo ha conseguido solo utilizando bastidores o tambores de bambú y goma,  madejas de diferentes tonos, agujas, tela liencillo y mucha concentración y paciencia.

En lo posible le da un trato personalizado a su trabajo, “tener una conexión de amistad con el cliente para ofrecerle opciones. Por ejemplo, si lleva el nombre de la mascota o las expresiones”, en fin  que cause impacto en ese 1,5 a 3 centímetros de espacio.

Cada día salen nuevos retos, dice la joven artista, bachiller del colegio Comfanorte de Los Patios y  Administradora de Empresas de la Universidad Francisco de Paula Santander.

La cuenta de los bordados no la precisa, pero pasan de los 120. Estefanía Lozano  tenía ayer 42 encargos para entregar en la semana.

 Art (arte) Nia( Estefanía), ese es el significado de su marca, que  ladra y maulla  por el momento, aunque no quiere distraerse con  cojines o cuadros, por ejemplo, porque la clientela crece de manera abrumadora y el tiempo lo multiplica para complacerlos a todos en su diminuto mundo.

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