Las señoritas Norte de Santander Marisela Arévalo Arévalo, (2012) y Leidy Gimena Ropero (2017) han salido de su importante y gratificante paso por las pasarelas para asumir un nuevo rol: el de ser mamás. Hoy, en el Día de las Madres, nos contaron cómo han cambiado sus vidas en medio de sus estudios profesionales y de las enseñanzas junto a sus hijas y familias.
Leidy Gimena antes de contemplar la idea de concursar por la corona estaba recién llegada de un intercambio en Brasil y su pensamiento era continuar con la carrera en la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), pero un gran amigo la convenció de postularse y buscar los recursos económicos necesarios para poder participar.
Por este motivo, congeló su carrera durante el reinado para tener la disponibilidad de viajar o estar presente en cualquier evento. Con el Comité Departamental de Belleza adelantaron actividades y rifas para poder recaudar los fondos necesarios.
La preparación al concurso que incluyó las clases de pasarela, maquillaje, psicología, comunicación, entre otras, le aportaron no sólo habilidades y aspectos para ganar el reinado sino herramientas claves que le ayudaron a forjarse como persona.
“Siendo sincera, en mi cabeza jamás pensé en ganar pues tomé el casting para visualizar como sería en un futuro cuando ya estuviera más preparada y me sintiera más segura, pero con la gran sorpresa que en ese casting quedé seleccionada”, recuerda.
Después de terminar su etapa como señorita Norte de Santander, ingresó a la Universidad Libre para continuar con sus estudios profesionales y hoy cursa el quinto semestre en ingeniería industrial.
Al cumplir sus 22 años, nació su hija María Victoria, quien le ha enseñado a desarrollar el rol de madre y estudiante, aunque fue un desafío dado que en las noches casi no podía dormir por atender a su hija y asistir a clases. Sin embargo, la colaboración de su esposo y familia le permitieron continuar con su carrera y atender a su hija al mismo tiempo.
“Desde muy niña siempre quise formar una familia, pues vengo de un hogar muy unido y consolidado. Tener a María Victoria es lo más gratificante, ella me ha dado las enseñanzas más grandes y profundas en toda mi vida. Cada día aprendo más con ella, me enorgullezco de verla crecer sana, feliz y amada a sus 2 años”, dice.
Así como Leidy inició su vida de modelaje a los 12 años, si su hija decide participar en concursos de belleza, estará feliz de apoyarla.
Otra mamá
Marisela Arévalo asegura que participar en este concurso fue una experiencia muy bonita ya que como mujer aprendió a reconocer sus debilidades y fortalezas y obtuvo la confianza para presentarse frente a los jurados.
“Cuando cumples el rol de reina uno dedica un espacio para uno conocer y estar muy pendiente de las diferentes obras sociales que se presentaba con el fin de ayudar a gestionar, a través de nuestra imagen, los recursos para poder mejorar la calidad de vida de muchos niños” expresó.
En su mente siempre recuerda aquel momento estudiantil, cuando vestida de manera casual, sin maquillaje y tenis iba al campus universitario, en este caso la UFPS, seccional Ocaña. Hasta que un compañero la convenció para que fuera a participar por el título señorita Norte de Santander y en su segunda oportunidad obtuvo la corona. Ella pensó que ya no había más posibilidades para ganar, pero en el 2012 nuevamente participó, con otras candidatas, y al final la escogieron para representar al departamento.
Asimismo, no fue un impedimento para Marisela trasladarse a vivir en Cúcuta y poder participar del concurso. Luego, decidió complementar sus estudios profesionales en la capital nortesantandereana.
Marisela se graduó como comunicadora social en la UFPS y actualmente se desempeña como coordinadora del servicio de información y atención al usuario en el Hospital Universitario Erasmo Meoz.
“Este trabajo me ha gustado muchísimo porque es una interacción directamente con la comunidad como atender las quejas, reclamos y sugerencias de los usuarios, por ende, es mantener una participación ciudadana con los temas de salud”, agregó.
Marisela planeó ser madre a los 28 años, dado que en esta etapa –cree- normalmente las personas poseen una estabilidad económica laboral y de madurez. Al llegar a esa edad y para su sorpresa una bendición tocó a su puerta, ahora su hija Sara tiene 4 años.
El rol que desempeña como madre ha sido un desafío ya que su hija aún no se acostumbra a los horarios laborales de Marisela y no puede dedicarle el tiempo completo. De igual forma, buscar el equilibrio entre ser madre y profesional ha sido una experiencia gratificante.
Redacción | Tatiana Ballen García