Miércoles, 3 de Abril de 2013
¡Perrea, Dona, Perrea! Reggaetón
Todos nos equivocamos alguna vez en la vida, o varias veces. Para los de nuestra generación Daniel Samper Pizano es como el Papa, casi que infalible. Por ser Inteligente, iconoclasta, desprejuiciado, cultísimo, libre e independiente, rebelde aburguesado como nosotros, en fin... Pero a veces se equivoca y alguna vez por razones respetables en materia grave. Pero sigue siendo nuestro héroe inmune a la “criptonita”. Daniel es Daniel. Nos sorprendió por ejemplo su equivocación en: “El papa que confundió la humildad con el silencio”, pues Jorge Mario nunca soñó con ser Papa, nos consta, y a pesar de estar cercado de fusiles y bayonetas, por única vez, habló sin humildad por sus dos curitas y logró liberarlos de la muerte, también nos consta. ¡Mejor dicho! como acentuamos en Gramalote y Lourdes, una cosa es ir solito a exigir a unos matones y otra en gavilla como cualquier “cafetero”, o “camionero”, o “cacaotero”.
Pero bueno, en el espacio de la cultura occidental, se puso de moda la Humildad. El diario “El Tiempo”, editorializó con ella el Jueves Santo. Lo importante es que ésta marejada de Humildad sea pragmática, como decía William James en el concepto de los efectos. En Enero el presidente Santos se le anticipó a Francisco I y le pidió a Dios poder mantener la Humildad y que el “poder” no se le subiera a la cabeza, como al Cardenal Bertone. Yo me emocioné tanto con la plegaria del Presidente, que escribí una columna titulada: “La humildad y la soberbia” y le caí al Concejo de Cúcuta, al inefable Dona, a Edgar de Jesús y a los Diputados por soberbios y prepotentes. ¡Que bueno fuera!, como dijo don Nicolás Colmenares, que hoy, Dios les diera humildad a Santos, a Uribe y a Pastranita.
Pero, sí, nuestra crisis local y regional es la soberbia agravada por la ineptitud. Pues como lo reclama Luis Raúl López, aquí hay gente muy competente, solo que: “...andamos eligiendo mandatarios con cuarto de primaria o policías y en los gremios a personas que escasamente saben dar vueltos, en una irresponsabilidad muy grande”, en lugar de “conformar equipos de alto rendimiento integrados por nuestra gente importante por su criterio y su preparación y no simplemente con la gentecita que tiene “billete”. Yo le agregaría: billete mal habido. ¿O, no?
Lo de Cúcuta es muy grave por falta de humildad y exceso de soberbia y mucha reversa. Donamaris tan “reggaetonero”, debía practicar las lecciones de “perreo” de los estudiosos de ese folclor urbano. Alguna vez por curiosidad me acerqué a ese tema en Montería, en una de sus barriadas más humildes y fui apreciar tal frotamiento mecánico de parejas o de solitarios y luego leí la investigación que sobre su orígen hizo María Guadalupe Lira Beltrán de la Universidad de Jalisco.
En el estudio se concluye que quien baile mejor lleva las riendas. “si tu bailas mejor, tu eres la que dirige y si es el hombre, él es el que lleva el ritmo”. Pero en Gerencia Pública si uno no baila mejor o no es el que lleva el ritmo, le sucede lo mismo que al mandatario de cuarto de primaria, o la ex policía, o la gentecita del billete mal habido. ¡No saben de “perreo”, no dirigen, ni llevan el ritmo!
Por eso: ¡perrea, Dona, perrea!…. Sin soberbia, dirigiendo y llevando el ritmo O ¿Se le olvidaron las clases de Ciencia Política? Lo demás… es simple frotamiento.
Todos nos equivocamos alguna vez en la vida, o varias veces. Para los de nuestra generación Daniel Samper Pizano es como el Papa, casi que infalible. Por ser Inteligente, iconoclasta, desprejuiciado, cultísimo, libre e independiente, rebelde aburguesado como nosotros, en fin... Pero a veces se equivoca y alguna vez por razones respetables en materia grave. Pero sigue siendo nuestro héroe inmune a la “criptonita”. Daniel es Daniel. Nos sorprendió por ejemplo su equivocación en: “El papa que confundió la humildad con el silencio”, pues Jorge Mario nunca soñó con ser Papa, nos consta, y a pesar de estar cercado de fusiles y bayonetas, por única vez, habló sin humildad por sus dos curitas y logró liberarlos de la muerte, también nos consta. ¡Mejor dicho! como acentuamos en Gramalote y Lourdes, una cosa es ir solito a exigir a unos matones y otra en gavilla como cualquier “cafetero”, o “camionero”, o “cacaotero”.
Pero bueno, en el espacio de la cultura occidental, se puso de moda la Humildad. El diario “El Tiempo”, editorializó con ella el Jueves Santo. Lo importante es que ésta marejada de Humildad sea pragmática, como decía William James en el concepto de los efectos. En Enero el presidente Santos se le anticipó a Francisco I y le pidió a Dios poder mantener la Humildad y que el “poder” no se le subiera a la cabeza, como al Cardenal Bertone. Yo me emocioné tanto con la plegaria del Presidente, que escribí una columna titulada: “La humildad y la soberbia” y le caí al Concejo de Cúcuta, al inefable Dona, a Edgar de Jesús y a los Diputados por soberbios y prepotentes. ¡Que bueno fuera!, como dijo don Nicolás Colmenares, que hoy, Dios les diera humildad a Santos, a Uribe y a Pastranita.
Pero, sí, nuestra crisis local y regional es la soberbia agravada por la ineptitud. Pues como lo reclama Luis Raúl López, aquí hay gente muy competente, solo que: “...andamos eligiendo mandatarios con cuarto de primaria o policías y en los gremios a personas que escasamente saben dar vueltos, en una irresponsabilidad muy grande”, en lugar de “conformar equipos de alto rendimiento integrados por nuestra gente importante por su criterio y su preparación y no simplemente con la gentecita que tiene “billete”. Yo le agregaría: billete mal habido. ¿O, no?
Lo de Cúcuta es muy grave por falta de humildad y exceso de soberbia y mucha reversa. Donamaris tan “reggaetonero”, debía practicar las lecciones de “perreo” de los estudiosos de ese folclor urbano. Alguna vez por curiosidad me acerqué a ese tema en Montería, en una de sus barriadas más humildes y fui apreciar tal frotamiento mecánico de parejas o de solitarios y luego leí la investigación que sobre su orígen hizo María Guadalupe Lira Beltrán de la Universidad de Jalisco.
En el estudio se concluye que quien baile mejor lleva las riendas. “si tu bailas mejor, tu eres la que dirige y si es el hombre, él es el que lleva el ritmo”. Pero en Gerencia Pública si uno no baila mejor o no es el que lleva el ritmo, le sucede lo mismo que al mandatario de cuarto de primaria, o la ex policía, o la gentecita del billete mal habido. ¡No saben de “perreo”, no dirigen, ni llevan el ritmo!
Por eso: ¡perrea, Dona, perrea!…. Sin soberbia, dirigiendo y llevando el ritmo O ¿Se le olvidaron las clases de Ciencia Política? Lo demás… es simple frotamiento.