Rafael Elías Rivera Piñero, de 27 años, se las ingenió para pasar desapercibido ante la Policía, que lo buscaba desde noviembre de 2021, cuando se fugó del CAI del barrio Aeropuerto, junto con 16 reclusos más. Se pintó el pelo de amarillo y cambió sus facciones cortándose las cejas, por eso no era fácil de reconocerlo.

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Precisamente, esos cambios que se hizo fueron las que le ayudaron a que la mañana del viernes, atacara a balazos a dos hombres en la avenida 6 con calle 8, dejando el saldo de un muerto y otro herido.

Rivera, al parecer, usó un arma con silenciador para cometer el crimen e intentar escapar del lugar, refugiándose en un reconocido centro comercial que está ubicado alrededor de la escena del homicidio.

Sin embargo, allí, en medio de la reacción de los guardas de seguridad, fue detenido y posteriormente, unidades de la Policía Metropolitana de Cúcuta lo capturaron y ahora deberá responder por homicidio agravado, tentativa de homicidio, fuga de presos, entre otros.

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“Sabemos que esta persona estuvo siguiendo a la víctima durante un tiempo. Ya tenía todo planeado y por eso logró cometer el hecho y trató de huir, pero finalmente fue capturado”, dijo una fuente judicial cercana a las pesquisas.

Al cierre de esta edición, Rivera Piñero era presentado en audiencias de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento, para que un juez de control de garantías definiera si debía ir o no a la cárcel.

El detenido tiene anotaciones por  hurto de automotores en el 2020, homicidio (2016) y lesiones culposas (2016). 

¿Quién era?

Keiber Johan Mejías, quien murió en el ataque la mañana del viernes, según se conoció, trabajaba como ‘arrastrador’ alrededor de un reconocido centro comercial, en el sector donde fue atacado a bala.

En el momento del hecho, al parecer, estaba junto con Miguel Moisés Urbina Silverio, por lo que este resultó herido y tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde, hasta el cierre de esta edición, continuaba en delicado estado de salud.

Testigos aseguraron que Keiber alcanzó a correr con su cuerpo ensangrentado hasta la esquina de la calle 8 sobre la misma avenida, pero después de cruzar la calle se desplomó y por la gravedad de sus heridas, murió. El hombre recibió un solo disparo en el pecho.

Miguel Urbina por su parte, recibió cinco disparos, dos en el brazo, uno en el cuello y dos en la rodilla, cuando el cuadrante de Policía arribó al lugar, alertados por la comunidad, el herido todavía contaba con signos vitales, por lo que fue llevado al centro médico.

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Aunque las autoridades todavía no han establecido un motivo del ataque, una fuente judicial explicó de forma extraoficial, que probablemente se trataría de un ajuste de cuentas. Sin embargo, ninguna de las víctimas contaba con anotaciones judiciales.

Minutos más tarde del hecho, la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brihno) arribó al sitio y adelantó la inspección técnica, tanto del cadáver como de la calle en la que se presentó el homicidio. Los uniformados encontraron allí dos proyectiles deformados por el impacto y un recipiente de granada de gas pimienta.

En la zona existe una gran cantidad de cámaras de seguridad que quedaron a disposición de las autoridades policiales para que se pueda esclarecer el hecho en los próximos días.

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