El silencio, las incógnitas y las lágrimas abundan en la casa que más frecuentaba Tobías Enrique Gómez Robles, el hogar de su hija, pues todavía no encuentran una explicación razonable del por qué fue asesinado, el sábado a las 6:10 de la noche, en la vereda Los Naranjos, zona rural de El Zulia.

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Con 40 años, el hombre llevaba una vida humilde y sencilla. Entre semana trabajaba en una fábrica de aceite de palma, moliendo la planta y cargándola en un animal para llevarla al lugar de destino. Los fines de semana salía a divertirse en una tienda tomando cervezas en la vereda.

Como cualquier otro fin de semana, Tobías Enrique fue a la tienda, que está a pocos metros de la casa de su hija, a dialogar con los vecinos luego de una dura jornada laboral, pero todo acabó temprano.

En las horas del ocaso, un pistolero y su cómplice llegaron al lugar con la única intención de matarlo.

Una mujer comentó que la víctima estaba de pie dialogando cuando llegaron los asesinos y al ver que desenfundaron un arma, Tobías corrió en dirección contraria a un cultivo de plátanos para refugiarse de los criminales, sin embargo rápidamente lo alcanzaron y lograron dispararle en dos ocasiones, impactándolo en la cabeza y el brazo.

Los hombres, al cumplir su cometido, huyeron del lugar sin ningún inconveniente. Los familiares de Tobías llegaron a los pocos minutos y llamaron a la Policía para reportar el acontecimiento violento, mientras asimilaban la trágica noticia.

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Las autoridades informaron que debido a la hora, y el lugar, no podían arribar al sitio para hacer las investigaciones correspondientes por cuestiones de seguridad.

Fue por esa razón, el cuerpo de Tobías, rodeado de sus familiares, estuvo durante seis horas en la tierra, esperando ser trasladado, hasta que marcadas las 12:00 de la noche, la funeraria El Manantial de El Zulia pudo llegar y hacer el traslado.

Esta zona es reconocida por sus propios pobladores como un sitio de alta complejidad delincuencial, debido a los grupos criminales organizados que circulan por el área y la alta impunidad a los crímenes que se cometen.

Nadie habla

“Este lugar está muy abandonado por el Estado, ni siquiera las mismas personas que estaban en la tienda cuando mataron a Tobías, nos quisieron contar que pasó. Nosotros vivimos aquí mismo, pero así es acá, nadie sabe nada y lo más triste es que todos lo conocían”, comentó una familiar de la víctima.

Sin lugar a dudas, la hija que dejó Tobías, es quien más está impactada por la noticia, pues aunque no vivían juntos, él estaba al pendiente de su cuidado.

Sus familiares lo recuerdan con la vivacidad que lo caracterizaba, la fiesta y la alegría, constantemente amenizaba sus reuniones familiares. “Él no vivía acá porque estaba en una pieza arrendado solo, pero venía muy seguido, siempre estaba animando a todos, la verdad nunca escuchamos una amenaza o algo por el estilo”, comentó una familiar.

Los deudos esperan que las autoridades investiguen y puedan conocer, por lo menos, el motivo de los homicidas para perpetrar el hecho.

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