Ramón Navarro Serrano, o Megateo, como pasó a la historia, murió el primero de octubre del año pasado sin haber logrado que el Gobierno lo reconociera como guerrillero.
Él, junto a sus hombres, integraba una banda criminal que delinque en el Catatumbo y cuya fuente de financiación está supeditada, en un 100 por ciento, al negocio del narcotráfico. Así lo veía el Gobierno y así serán vistos sus hombres ahora que él ya no está. Quizás por esto, en los últimos días las autoridades han optado por no hablar más del ‘último reducto del Epl’, sino de Los Pelusos, una bacrim que hace presencia en 11 municipios del Catatumbo.
De Los Pelusos, que operan bajo el mando de Guillermo León Aguirre, alias David León, y Jader Navarro Barbosa, ‘Caracho’, reemplazante de Megateo en esta estructura criminal, se sabe que en los últimos años han establecido una relación muy cercana con el Frente Nororiental de la guerrilla del Eln y el Bloque Magdalena Medio de las Farc.
“Esta banda criminal, porque las autoridades no los reconocemos como guerrilla, está dedicada netamente al negocio del narcotráfico. Es su única razón de ser y por la que hacen presencia en el Catatumbo. En ese sentido, los ataques a la fuerza pública se dan en el marco de los operativos que esta hace contra sus laboratorios y cultivos de coca y marihuana en la región”, reconoció una fuente de Inteligencia.
A la par del narcotráfico, Los Pelusos cometen otra serie de delitos con los que logran asegurar su presencia en la zona e imponer el temor entre la comunidad que se ve obligada a cumplir sin objeciones las órdenes que imparten.
Según las autoridades, en los últimos meses Los Pelusos han asesinado a varias personas ligadas al negocio del narcotráfico o que servían como enlace de narcotraficantes en el Catatumbo, en medio de un ajuste de cuentas que busca reorganizar el negocio en la zona después de la muerte de Megateo.
“Con la caída de Megateo, varios quisieron apoderarse de sus contactos, sobre todo con los carteles mexicanos. Sin embargo, Caracho llamó al orden y ordenó la muerte de varias personas, incluidas las de algunos hombres de su organización, en una purga interna que buscaba garantizarle lealtad y la completa dirigencia del negocio sin intermediarios”, señaló la misma fuente.
Junto a esta purga interna, Caracho también ordenó los homicidios de varios integrantes de sus redes de apoyo en el Catatumbo, ‘por desconfianza o problemas internos con la organización’, recalcó la fuente.
Al parecer, Caracho pensó que estas personas, tras la muerte de Megateo, estaban estableciendo contactos con otros narcos que se surten de droga en el Catatumbo y los mandó a matar o desaparecer.
“Por esta razón es que se han presentado los últimos homicidios en la región; homicidios de personas foráneas de las que nadie da razón en la zona”, agregó la fuente.
Los Pelusos, según las autoridades, han logrado establecer un control sobre la población imponiendo reglas de comportamiento, horarios para sus actividades y delimitando las zonas por las que pueden transitar. A los que se oponen a esta forma de actuar o desacatan las órdenes impartidas, se les amenaza y obliga a salir de la región.
“Dos de las reglas sobre las cuales más énfasis hacen es la prohibición de establecer contacto con la fuerza pública, lo que pasa por no venderles absolutamente nada, y sembrar coca en sus propiedades, que luego deben comercializar con ellos”, sostuvo el miembro de la fuerza pública que sigue de cerca las acciones de esta bacrim.
Este uniformado también agregó que en los últimos meses han evidenciado cómo Los Pelusos, ante las capturas que han sufrido y las muertes que han registrado en sus filas por los enfrentamientos con la fuerza pública, han reclutado a jóvenes de la región bajo amenazas de muerte o con propuestas de trabajo que van mediadas por ofrecimientos de salarios mensuales de hasta 1.500.000 pesos, además de un arma y una moto.
“Los Pelusos se organizan durante tiempos indeterminados en zonas de difícil acceso para la fuerza pública, principalmente sobre los corredores estratégicos para su actuar criminal. Sus principales centros de acopio y áreas bases se ubican sobre los corregimientos San Pablo (Teorama), Filo El Gringo (El Tarra) y Aspasica y La Vega de San Antonio en La Playa de Belén”, enfatizó.
Estos sujetos, 152 según los datos de Inteligencia, utilizan prendas de uso privativo de las fuerzas militares, armamento de largo y corto alcance, y fusiles de alta precisión para cometer ataques con francotirador. También portan pistolas Pietro Beretta, calibre 9 milímetros.
“Este año, Los Pelusos registran 19 acciones criminales: 7 contra la fuerza pública y 12 contra la población civil, en las que han resultado 17 muertos (2 policías, 1 militar y 14 civiles) y 4 lesionados (1 policía y 3 militares)”, finalizó diciendo la fuente de Inteligencia.
El último golpe a esta bacrim
En las últimas dos semanas, Los Pelusos han sufrido varias capturas que han debilitado sus finanzas. Las más relevantes fueron las de 14 personas que, según la Policía, eran los enlaces directos con el cartel mexicano de Sinaloa.
“Estas personas son señaladas de manejar la salida de droga para la estructura de crimen organizado Los Pelusos, anteriormente liderada por el abatido Megateo y quienes sostenían una alianza con el cartel mexicano de Sinaloa”, dijo la Policía en un comunicado.
“Los 14 capturados, que conformaban la red de envío de drogas, sacaban cocaína rumbo a México, Norteamérica y Europa y coordinaban todos los alijos con el cartel de Sinaloa”, detalló el comunicado.
Los detenidos estaban vinculados con la producción y procesamiento de droga en el Catatumbo, el traslado de los alijos a Bogotá o Medellín, y su posterior camuflaje en “cargas que salían de las bodegas de los aeropuertos” de esas ciudades, según los primeros datos obtenidos por los investigadores.
Tras estas capturas, logradas en operativos simultáneos en Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca y Norte de Santander, la Policía Nacional anunció que enfocará sus esfuerzos en la búsqueda de otros dos narcotraficantes que habrían heredado de Megateo el control del tráfico de drogas en la región del Catatumbo, uno de los cuales se presume que es Caracho.
Podrán ser bombardeadas
El Gobierno Nacional anunció en los últimos días que las bandas criminales (Clan Úsuga, Los Puntilleros y Los Pelusos, entre otras) no tienen reconocimiento político y por eso se utilizará toda la fuerza del Estado para combatirlas.
Estas tres bacrim, que en total suman más de 3.000 hombres, siendo el Clan Úsuga la más poderosa de ellas, podrán ser bombardeadas bajo la directiva 15 del 22 de abril pasado, impartida por el Ministerio de Defensa, que permite “la aplicación de toda la fuerza del Estado, sin excepción, a los grupos armados organizados o los grupos que tengan mayor capacidad hostil contra las instituciones y la población, a quienes tengan campamentos, a quienes tengan armas largas, a quienes tengan uniformes y presencia en el territorio nacional”.
Bajo la condición de ‘grupos armados organizados’, las fuerzas militares podrán combatir a estas estructuras, una tarea que antes recaía solo sobre la Policía. “Ya podemos utilizar todo nuestro músculo institucional contra esas tres bandas de crimen organizado”, señaló Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa.
La directiva señala que el uso de la fuerza máxima del Estado –los ataques aéreos con bombas– no será un procedimiento usual, sino que se utilizará solo “cuando la Policía o la autoridad civil competente soliciten a las Fuerzas Militares asistencia militar”.
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, agregó que “de ser necesario, y bajo el cumplimiento de todas las normas del Derecho Internacional Humanitario, se autorizará la posibilidad de utilizar por parte de nuestras Fuerzas Militares el bombardeo a esos objetivos de alto valor”.