La semana pasada, miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) llegaron hasta una vivienda en el barrio Nuevo Horizonte, donde capturaron a Dónovan Esneider López Velázquez, María Fernanda Ribero Camacho y Carlos Alberto Parra, quienes están señalados de cometer dos homicidios en marzo de este año, en Palmeras parte baja y Siete de Agosto.

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“Los móviles de estos hechos son por el control territorial del microtráfico de la banda delincuencial a la que pertenecían”, dijo el jefe de la Sijín de la Policía Metropolitana de Cúcuta, en una rueda de prensa en la que fueron presentados los detenidos a los medios de comunicación.

Estas personas fueron señaladas de pertenecer a la banda delincuencial ‘Los del Triángulo’, y ahora deberán responder por homicidio agravado y porte ilegal de armas.

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Según se conoció, María Fernanda Ribero presuntamente participó en los dos hechos de violencia, reportándoles a sus cómplices la ubicación de las víctimas para que las atacaran.

“Se tuvo información de fuente humana y de otros elementos técnicos que dan cuenta de la participación de estas personas en los homicidios”, dijo una fuente judicial.
 

Los casos

Las víctimas de estas personas fueron Misael Antonio Urrea Almeida, conocido como ‘Chiqui’, y Freddy Enrique Pallares Amaya, mecánico y también un reconocido veedor de movilidad en Cúcuta.

El primer homicidio ocurrió el 16 de marzo, en la manzana 42 del barrio Palmeras (parte baja), donde fue atacado a disparos Urrea Almeida.

En la casa de su tío, ubicada a una cuadra y media de donde vivía, eran evidentes los rastros de tristeza en sus primos, que fueron testigos del hecho, mientras estaban hablando con él, en el frente de la casa, cuando llegaron dos pistoleros en una moto Libero, gris.

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Enseguida, el parrillero le dijo: “aquí le mandaron” y le disparó en cinco oportunidades. Luego escaparon.

Misael Antonio trabajaba en un taller de motos en su casa y también fabricaba colchones. En el momento del hecho se conoció que, al parecer, había sido víctima de amenazas de un reconocido expendedor de drogas de la zona, que en días anteriores hizo disparos con un arma traumática en la casa de una familiar de la víctima.

El veedor

Freddy Enrique Pallares Amaya solo alcanzó a ponerse las manos en el pecho, y decirle a su esposa “amor, me mataron”, luego de recibir cinco impactos de bala en la sala de su casa, ubicada en el barrio Siete de Agosto. El hecho ocurrió el 24 de marzo.

Hugo Santiago, coordinador de la Veeduría de Movilidad de Cúcuta, quien fue uno de los pioneros de esto, junto con Freddy Pallares, lo describió como un hombre con mucha vocación y “encarnizado” con su labor.

Recordó las reacciones de rabia cada vez que Freddy Enrique se percataba de una violación a los derechos de los conductores por parte de las autoridades de tránsito.

“A él le hervía la sangre, como decimos coloquialmente, cuando veía alguna violación de los derechos de la autoridad de tránsito. Tenía mucha razón en lo que decía y defendía y por esto mismo chocaba con las autoridades y más cuando querían imponer su orden”, dijo Santiago.

Las cualidades que demostraba Pallares fueron calificadas como “excelente”, por su compañero, con el que desde 2019 emprendieron las labores de veedores, junto con dos personas más, y que poco a poco fueron creciendo el equipo hasta llegar a ser ocho miembros.

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