Los habitantes del barrio El Salado, que la tarde del lunes festivo presenciaron un ataque a bala, que dejó a un hombre muerto y a otro gravemente herido, fueron los que se percataron de las señales de vida que empezó a dar José Daniel Jáuregui Ortiz, minutos antes de que lo trasladaran a un centro médico.

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Una vecina del lugar, que arribó minutos después de que dejaran de sonar las detonaciones de al menos diez disparos, que fueron directo a Jáuregui y a su excuñado Darwin José Pava Gómez, quien sí murió en la escena del hecho, mientras jugaban pool, recordó los angustiosos momentos que pasó mientras intentaba ayudar al herido.

“Al principio creímos que él también estaba muerto, porque no se movía, pero de repente alzó una mano y empezó a rascarse la cabeza y nos hacía señas con la mano, como de querer hablar”, dijo la mujer.

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Confesó que aunque no lo conocía, intentó auxiliarlo, mientras otros vecinos llamaron de inmediato a la Policía Metropolitana de Cúcuta para alertarla sobre el suceso.

Los uniformados que arribaron al lugar, trasladaron a José Jáuregui a un centro médico en un taxi, mientras que se iniciaban las primeras pesquisas en la escena del crimen.

El cadáver de Darwin Pava quedó tendido en el establecimiento, por lo que miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) tuvieron que adelantar la inspección y el levantamiento, para trasladarlo al Instituto de Medicina Legal.

Las autoridades hallaron las dos motocicletas en las que llegaron las víctimas al lugar, minutos antes de ocurrir el ataque.

¿Cómo fue?

Los vecinos de la avenida 6 con calle 19, en El Salado, aseguraron que ese lunes festivo fue diferente en varias circunstancias en el billar donde ocurrió el homicidio.

Según se conoció, la propietaria del establecimiento no acostumbra a abrir al público los festivos, algo que no se cumplió esa tarde. Además, el lugar constantemente es bastante frecuentado por los vecinos del lugar, y justo el lunes solo estaban jugando las víctimas del hecho de sangre.

“Ellos alcanzaron a pedir tres cervezas y de hecho, la última no se la alcanzaron a tomar toda, porque quedó ahí servida. Siempre estuvieron solos ahí jugando, algo que no es normal en el pool”, dijo una vecina del lugar.

Algunos habitantes aseguraron que segundos antes de que se escucharan las detonaciones de los disparos, se oyeron pasar dos motocicletas que se parquearon a pocos metros del lugar del crimen.

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Luego, un hombre de aspecto joven, vestido de negro, se les acercó a los dos hombres y les disparó sin piedad. Luego, huyó a pie hasta donde estaban sus cómplices para escapar en las motocicletas.

“Ese muchacho es un sicario entrenado. No tuvo miedo, salió caminando como si nada después de dispararles y después se montó a la moto, cerca de la iglesia”, dijo un habitante del sector.

Los seguimientos

Las autoridades están analizando los videos de las cámaras de seguridad del lugar para identificar al pistolero que cometió el crimen.

La principal hipótesis que tienen los investigadores judiciales es que el hecho obedeció a un posible ajuste de cuentas, por lo que avanzan en las pesquisas para esclarecer los móviles y así evitar que sigan ocurriendo estos hechos en el sector.

La Brinho recolectó las evidencias que quedaron en la escena del crimen, como las diez vainillas calibre 9 milímetros y un proyectil deformado, que serán sometidos a estudios balísticos para determinar la procedencia del arma usada.

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