De voz fuerte, clara, siempre con las palabras precisas y sin titubeos, así es el coronel Marcos Pinto, comandante de la Trigésima Brigada del Ejército.
Llegó a la región el 12 de junio del año pasado y desde entonces ha enfilado todas sus energías hacia un solo objetivo: lograr que el Catatumbo sea, por fin, un territorio de paz.
Para ello le ha tocado lidiar con tres guerrillas y un sinnúmero de bandas criminales que a diario obtienen el combustible de su accionar criminal del narcotráfico, un cáncer que ha logrado permear a cientos de familias de esta región que, como ellos, también derivan su sustento de este negocio.
En entrevista con La Opinión, el coronel Pinto habló sin censura de todo lo que pasa en los 38 municipios del departamento que están bajo su mando.
¿Qué balance hace de su paso por la región?
Nosotros encontramos una zona bastante compleja que, inicialmente, era considerada el área crítica número dos del país y que en este momento es la número uno, según el Ejército. Aquí convergen los bandidos de las Farc, el Eln, el Epl y las bandas criminales (bacrim), todos unidos alrededor del narcotráfico. Por eso, en lo corrido de este año hemos logrado incautar cerca de 5 toneladas de clorhidrato de cocaína, una cantidad que para los 7 meses que llevamos la convierte en una cifra histórica. Además, a través del desarrollo de operaciones militares, hemos contenido el avance de estos bandidos en algunos cascos urbanos en los que ejercían un dominio casi absoluto, como Convención, Teorama, Hacarí, San Calixto, El Tarra, Tibú y La Gabarra. En estos sitios hoy tenemos una mayor presencia, un mayor control, aunque no podemos decir que los hemos desterrado del todo.
¿Qué implicaciones tiene para el Ejército que Norte de Santander sea considerado el área crítica número uno del país?
El objetivo principal en el plan de campaña Espada de Honor 3, es finalizar el conflicto. Para ello se establecen unas áreas críticas, que dependiendo del nivel, es donde más esfuerzos y recursos se dan. En este caso, en la región hemos logrado mantener los recursos en hombres, incrementar los recursos en armas y aeronaves para poder controlar y contener esa área crítica número uno. Eso ha hecho que el Ejército Nacional oriente muchos de sus recursos hacia esta zona del país y que el comandante de esta fuerza, el general Alberto José Mejía Ferrero la visitara tan solo dos días después de haberse posesionado, para enterarse de lo complicado y el ambiente operacional en Norte de Santander.
¿Qué es lo que más daño le hace a la región en estos momentos?
No se puede ver la amenaza que tiene el departamento desde una sola arista, es decir, señalar solo a las Farc, el Eln o el Epl. Esto hay que verlo como un sistema al que durante muchos años se le ha tratado de dar una solución militar, siendo que la base del problema es social. En el Catatumbo hay dificultades en el tránsito, los servicios públicos, de sanidad, en los centros educativos. No se justifica que lugares como La Gabarra no tengan un médico ni suficientes profesores, que no haya un buen hospital. Que no se le haya metido la mano a las vías a lo largo de tantos años, que sea tan difícil moverse desde Cúcuta a Tibú o a La Gabarra. Todo eso es un conjunto de elementos que no se pueden ver por separado y de los que no se puede culpar únicamente a las guerrillas o las bandas criminales. Sin embargo, sí hay algo que es un agravante para la situación del departamento y es el delinquir de manera coordinada de todos estos grupos subversivos. En Norte de Santander, las Farc, el Eln, el Epl y las bandas criminales delinquen de manera conjunta en torno al narcotráfico. Eso es lo que hace que la situación del Catatumbo sea más compleja que la que se vive en otras zonas del país.
¿Cómo percibe usted la relación de la comunidad con la fuerza pública en zonas donde la guerrilla ejerce una fuerte presencia?
Es bien complicado el trato con la comunidad pero nosotros no desistimos como dice nuestro lema, fe en la causa, de seguirlo haciendo. Hemos llegado poco a poco, instalando parques, haciendo puentes, construyendo polideportivos, ancianatos, prestando servicios de salud, asistencia social, en la medida en que nuestros recursos y los del Ministerio de Defensa nos lo permiten. Sin embargo, no podemos desconocer que en una zona como el Catatumbo, donde la gente vive del robo del combustible, de la extorsión a las empresas contratistas de Ecopetrol y del narcotráfico, accionar delictivo que nosotros combatimos, la población no se sienta alineada con nosotros, que llegamos a atacar sus fuentes de financiación.
¿Qué tan cerca están de capturar a Megateo, uno de los grandes generadores de violencia de la región?
Él es un objetivo de alto valor que está manejando a nivel nacional la Policía, de manera coordinada con nosotros, pero con directrices dadas desde el gobierno central. Sé que se han hecho varias operaciones en su contra, que estas continúan y que solo cesaran hasta que se logre su sometimiento o neutralización.
¿Qué tratamiento se le da a él, ¿subversivo o narcotraficante?
En estos momentos es un narcotraficante. A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Si usted hace un acto terrorista, usted es un terrorista; si usted se dedica al narcotráfico, usted es un narcotraficante. Megateo, en estos momentos, hace las dos cosas, por eso es un narcoterrorista.
¿Qué hay de cierto en que Megateo tiene nexos con carteles mexicanos?
Los corredores de movilidad del narcotráfico que llevan hacia Venezuela, son manejados por las bandas criminales Clan Úsuga y Los Rastrojos. Sin embargo, estas han entrado en varios conflictos, lo que ha llevado a que algunos bandidos mexicanos se instalen en el país vecino con el propósito de quitar esos intermediarios que son las bacrim y recibir directamente la cocaína de las Farc, el Eln o el Epl. Tenemos conocimiento por inteligencia de que algunos mexicanos trabajan de la mano con las bandas criminales en la zona de frontera, pero no sabemos con exactitud cuántos son ni a qué organización pertenecen.
¿Quiénes, además de Megateo, manejan el negocio de la droga en el Catatumbo?
El negocio del narcotráfico en esta zona del departamento no se puede ver de manera aislada. Mientras los bandidos de las Farc se dedican al control de la base de coca en el occidente del cañón del río Tarra, los bandidos del Eln lo hacen al oriente de este mismo río. Sin embargo, los grandes cristalizaderos los maneja Megateo con sus hombres del Epl. Las bandas criminales entregan insumos a estos bandidos del Epl y a cambio reciben cocaína que luego sacan hacia Venezuela por el norte del departamento, por La Gabarra o por alguno de los 18 puntos de paso que tenemos identificados. Hay sectores del Catatumbo donde las Farc y el Eln obligan a que solo a ellos se les venda la base de coca.
¿Qué jefes guerrilleros tienen identificados en el Catatumbo?
Solo puedo decirle que los más importantes están en Venezuela.
El último informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), de la ONU, habla de cerca de 6.900 hectáreas de coca sembradas en el departamento en el 2014. ¿Es real esta cifra?
El Simci habla de un incremento del 9% en las hectáreas cultivadas con coca en Norte de Santander entre el 2013 y el 2014. Sin embargo, esto no obedece a la realidad. Lo que nosotros vemos en el Catatumbo es un incremento por encima del 45%, lo que nos llevaría a unas 9.500 hectáreas sembradas con coca en el Catatumbo. Esto se demuestra de una manera muy sencilla. El año pasado, nosotros, en los primeros 7 meses, incautamos 300 kilos de clorhidrato de cocaína. Este año, para el mismo periodo de tiempo, es decir, desde el 1 de enero hasta el 31 de julio, incautamos casi 5 toneladas de esta droga, lo que quiere decir que los cultivos sí han aumentado. Detrás de esto hay otro fenómeno que no puede pasar inadvertido y es el incremento de los cultivos de marihuana en La Playa y Ábrego. Estos cultivos no se veían antes en Norte de Santander. La marihuana que llegaba a esta zona provenía del Cauca y del Nariño. Todo esto obedece a la limitación que hemos tenido en los dos últimos años para hacer erradicación y aspersión.
¿Cree usted que este incremento desmesurado de hectáreas cultivadas con coca, así como la aparición de cultivos de marihuana, se dio después del paro del Catatumbo del 2013?
Después de ese paro, el Gobierno y los manifestantes llegaron a unos acuerdos que no se han cumplido. Lo único que hasta hoy, se ha cumplido de esos acuerdos, ha sido la no erradicación y la no aspersión de estos cultivos en el Catatumbo, así como la entrega de aproximadamente 1.200 millones de pesos en algunos apoyos. La sustitución de cultivos y la disminución de los mismos, no se ha cumplido.
¿Sabe si algunas organizaciones que dicen adelantar trabajo social en el Catatumbo, están ejerciendo algún tipo de presión para las próximas elecciones?
Eso se viene haciendo desde hace tiempo, no solo para estas elecciones. Hay lugares donde es difícil, por la presencia de las redes de apoyo al terrorismo, ya sea de las Farc o del Eln, que todos los partidos políticos puedan llegar a hacer campaña. Hay lugares donde organizaciones que supuestamente están orientadas al apoyo de los campesinos del Catatumbo, se han dedicado a hacer campañas políticas con la ventaja de ser los únicos que pueden desplazarse por esta zona.
¿Qué organizaciones concretamente?
Estoy hablando específicamente de Ascamcat (Asociación Campesina del Catatumbo), que ha hecho presencia en varios cascos urbanos para adelantar actividades políticas, para escoger candidatos. Obviamente que lo pueden hacer porque es una organización legal, pero pues con eso lo que están mostrando es su verdadera intención que es la de hacer política. Hace poco Ascamcat hizo un documento en el que afirmaba que la presencia militar en el Catatumbo amenazaba el cese unilateral decretado por la guerrilla de las Farc. Uno se pregunta, ¿qué tiene que ver Ascamcat con eso? ¿Por qué están hablando como si fueran voceros de las Farc, si se supone que no tienen ninguna relación? Pues, porque la verdad es otra, la verdad es que para moverse allá y poder transitar como transitan, algún tipo de relación deben tener.
¿Qué opina usted de la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo?
Hay que tener claro que la ZRC del Catatumbo no sería la primera del país, pues hay otras dos y que quisiera que la comunidad se diera a la tarea de averiguar qué ha pasado con ellas, si han desaparecido en el Putumayo o el Cauca los cultivos ilícitos o si, por el contrario, lo que han hecho es incrementar la violencia. Lo que están buscando con estas ZRC es poder hacer un control organizativo, un control de los cultivos y, de paso, contar con el apoyo del Gobierno.
¿El Eln y el Epl han incrementado su accionar en el Catatumbo, ¿cree usted que esto obedezca a algún tipo de presión hacia el Gobierno para que se siente a dialogar con ellos?
No creo que sea así. Los bandidos del Eln tienen una necesidad de mostrar capacidad armada pero lo que han hecho son atentados terroristas. No ha habido un enfrentamiento con el Eln, al menos en el último año, en el que se pueda decir que arrasaron con una unidad. Siempre han usado los artefactos explosivos, que son su ciencia, de manera indiscriminada, no solo contra la fuerza pública. El Epl, por su parte, está pegándose ahí a la rueda porque quiere pasar de ser una manada de bandidos narcotraficantes a ser considerados como guerrilleros, siendo que ellos solo se dedican al narcotráfico.
En números, ¿cuántos hombres integran las Farc, el Eln, el Epl y las bandas criminales en el departamento?
Creemos que hay unos 1.600 hombres en armas, siendo las bandas criminales las que menos hombres tienen. El Epl sabemos que tiene unos 140 bandidos armados, le siguen las Farc y el Eln que es, de manera extraña, quien más hombres tiene en el departamento.
¿Qué siente un militar como usted cuando oye al presidente decir que no se les llame ni bandidos ni terroristas a los guerrilleros?
Creo que el señor presidente lo que trató de decir con eso es que si vamos a iniciar de manera formal unos diálogos y vamos a dar un paso en busca de la paz, pues todos los colombianos tenemos que darlo y ahí estamos nosotros. Como soldados nos sentimos respaldados en la mesa de La Habana y hemos recibido unas orientaciones en las cuales creemos. No hemos recibido ninguna orden de no confrontar, de no atacar a los objetivos militares; no hemos recibido ninguna orden de no defender la Constitución ni a los colombianos. Hemos recibido algunas orientaciones que nos limitan algunas cosas como lo son los bombardeos. Nosotros confiamos en el proceso de paz, confiamos en el comandante del Ejército que tenemos y en el señor ministro de Defensa. Nosotros nos dedicamos a la guerra y el ministro de Defensa a la política.
¿Cómo ve el posconflicto en Norte de Santander, teniendo en cuenta que además de las Farc, aquí hacen presencia otros grupos armados?
Creo que más temprano que tarde el Eln se va a sentar a negociar con el Gobierno. El posconflicto es una oportunidad para el Catatumbo en la medida en que haya una inversión social y que realmente haya una intención de resocialización y adaptación a la vida civil. El Ejército está dispuesto a prestar todo su apoyo para que esto llegue a feliz término.
¿Frente al tema del desminado, ¿cómo lo ve en el departamento?
Se tiene que dar, sin duda. Ahora, un proceso de desminado serio podría durar entre 5 y 10 años, pues por cada campo minado que uno encuentra, alrededor hay 5 o 6 más. Es un proceso en el que todos van a tener que participar, pero que si llega a feliz término, va a beneficiar a todos mis paisanos.
¿Dónde hay más presencia de campos minados en el departamento?
Lamentablemente la respuesta es que en todo el Catatumbo. Hay sectores de Tibú, El Tarra, La Playa, Hacarí, San Calixto, Teorama, Convención y El Carmen donde hay campos minados que han sido instalados por varias razones. La primera para tratar de atentar contra la fuerza pública. La segunda para proteger algunas guaridas relacionadas con el narcotráfico, pues estos bandidos, a diferencia de otras regiones del país, no viven en campamentos sino en casas en medio de la población.
¿Existen zonas del Catatumbo donde ni el Ejército puede entrar?
Hay zonas de difícil acceso pero no imposibles. La Vega de San Antonio (La Playa), que es donde dicen que permanece el bandido de Megateo, es una zona en la que hemos hecho presencia esporádica pero no podemos hacerlo de manera permanente porque mucha de la población que está allá, por x o y motivo, a veces se va en contra de la fuerza pública y nosotros no podemos permitir que se dé esa confrontación.
¿Si el día de mañana lo trasladan, ¿qué siente que fue lo que le faltó por hacer?
En una zona como el Catatumbo no se puede pensar que una persona en un año puede solucionarlo todo, como si fuera un mesías. Siento que nos faltaron recursos y tiempo para acercarnos a la población civil. Sin embargo, me llena de mucha alegría que no tengamos una sola demanda por violaciones a los derechos humanos, también, el que estemos construyendo la carretera Tibú-La Gabarra, donde ya llevamos 500 metros pavimentados y esperamos cerrar el 2015 con al menos 12 kilómetros. Este es un proyecto que esperamos esté terminado para el 2017 y ayude a desarrollar esta zona del país como debe ser. Hemos logrado unos acercamientos muy valiosos con las comunidades indígenas que también me llenan de mucho orgullo.