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Judicial
A Eduardo lo asesinaron en su taller de mecánica en La Ínsula
47 años tenía la víctima
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Lunes, 18 de Julio de 2022

A una vendedora de tintos que cada mañana llegaba hasta un taller de mecánica, ubicado en el barrio La Ínsula, se le hizo raro que ayer, a las 6:30 de la mañana, el lugar estuviera cerrado y que su cliente no estuviera esperándola. En medio de su curiosidad, miró por un pequeño hueco del portón, viendo a Eduardo Villamizar tirado en el piso.


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La mujer, invadida por el susto, llamó a varios vecinos para que buscaran a la familia de Villamizar, quien era el dueño de ese taller, ubicado en la avenida 7 con calle 51, de ese sector en el norte de Cúcuta.

En cuestión de minutos, al lugar llegaron varios familiares de la víctima, de 47 años, pero les tocó esperar que les trajeran las llaves del portón, para poder ver qué había pasado.


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Mientras los familiares y curiosos se amontonaban al frente del portón, la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) llegó hasta ese lugar para hacer la inspección técnica del cadáver que estaba al lado de un repuesto de volqueta.

Así lo habrían asesinado  

La primera hipótesis que manejan las autoridades es que Eduardo Villamizar habría tenido una pelea con un empleado suyo quien, al parecer, en medio de la discusión lo golpeó en la cabeza.

“Se cree que el señor cayó al piso de tierra gravemente herido, porque ahí está una gran mancha de sangre, pero el asesino lo arrastró y lo golpeó con ese elemento, provocándole la muerte”, indicó una fuente judicial.

Se cree que al propietario del taller lo mataron el sábado en la noche, pues ese fue el último día que sus familiares lo vieron, justamente cuando salía de su casa, en Los Patios, para ir a trabajar.


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“Pudo haber sido esa persona que cuidaba, porque no aparece y él debería estar ahí, se quedaba en una pieza con su esposa y tres hijas”, comentó un vecino.

Un hombre trabajador

Una familiar dijo, con la voz entrecortada y llorando, que Eduardo Villamizar había sido un gran padre, pues esperaba con ansias que su hija mayor se graduara de la universidad y siempre estaba pendiente de sus seres queridos.

Él tenía su taller desde 2015, cuando le tocó traerse sus máquinas y herramientas de mecánica desde Venezuela, a raíz del cierre de la frontera. Desde esa fecha montó su taller en La Ínsula, donde tenía clientela que lo reconocía por su calidad humana.

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