Ni siquiera la amenaza de muerte que le hizo la banda de secuestradores a la familia de Andrés Felipe Estrada Ramírez, el estudiante universitario que fue raptado la madrugada del jueves 7 de julio, en la avenida Los Libertadores, fue impedimento para que el papá de la víctima acudiera al Gaula de la Policía y así lograran su rescate en 27 horas.

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Un plazo de cuatro días fue la sentencia de los autores del hecho, presuntos miembros de la disidencia del Frente 10 de las Farc, que delinque en Arauca, de donde es oriundo el estudiante, para que su familia pagara $500 millones, de lo contrario, el estudiante de Ingeniería Civil sería asesinado.

El angustiado padre llegó de inmediato a las instalaciones del Gaula para que los investigadores iniciaran las pesquisas y pudieran seguirle el rastro a los captores.

Los uniformados arribaron al lugar de donde fue llevado a la fuerza Estrada Ramírez, intimidado con armas y obligado a subirse a un vehículo con características similares a un taxi. Las unidades del Gaula analizaron los videos de las cámaras de seguridad y empezaron a armar la ruta de escape de los secuestradores.

Un oficial de la Policía cercano a las investigaciones, aseguró que, a través de labores de inteligencia y de la colaboración de fuentes humanas, ubicaron rápidamente una casa improvisada alrededor de Cerro Pastel, en Belén, donde Andrés Felipe estaba atado de pies y manos, con sus ojos vendados y tendido en el piso de arena.

Allí fue capturado uno de los presuntos secuestradores, que, a pesar de estar armado no pudo reaccionar ante la presencia de los policías. Los demás integrantes de la banda fueron detenidos muy cerca del lugar.

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El oficial también aseguró que el líder de la organización llegó a Cúcuta en febrero, proveniente de Arauca, al tiempo en que Andrés Estrada también arribó a la ciudad para continuar con sus estudios en la Universidad Francisco de Paula Santander, donde cursa sexto semestre.

Se camufló como un vecino

Según las autoridades, Andrés Camilo Gómez Steves fue quien llegó a vivir muy cerca del estudiante y así se ganó la confianza y su amistad, con el único fin de secuestrarlo para exigirle dinero a su familia.

“Obtuvo información privilegiada de la familia, de los ingresos económicos, para perfilarlo y posteriormente secuestrarlo”,  aseguró una fuente judicial.

El plan de los secuestradores consistió en que Gómez llevara a la víctima hasta un sitio ubicado en la avenida Los Libertadores, para que posteriormente sus cuatro cómplices, identificados como Adrián Armando Hernández Jaimes, ‘Nando’; Ángelo Emanuel Melo Perea, ‘Manuel’; Harrison Orlando Angarita González, ‘Harry’ y Luis Orlando Páez Castaño, ‘Enano’, se lo llevaran a la fuerza en un vehículo hasta la vivienda donde finalmente fue rescatado.

Los cinco presuntos exintegrantes del Frente 10 de las disidencias de las Farc no eran conocidos por las autoridades, pues no tienen antecedentes judiciales.

Páez Castaño es nacido en Cúcuta, mientras que los demás detenidos son oriundos de Arauquita (Arauca), donde integraron las filas de la disidencia de las Farc, por lo que allí se conocieron.

Los investigadores del Gaula empezaron a notar varias inconsistencias en las declaraciones que les dio Andrés Camilo Gómez, quien había sido la última persona con la que compartió la víctima antes de ser secuestrada.

 “Este hombre lo que hizo fue inventar cosas de la víctima, empezó a decir que Andrés Felipe debía un dinero producto de una droga que, supuestamente, expendía y que por eso él creía que se lo habían llevado. Además, dio una hipótesis de los hechos que después de comprobar con las cámaras de seguridad de los locales, no tenía sentido. Nada de lo que dijo fue cierto”, explicó una fuente judicial en el momento del hecho.

Con el paso de las horas la presión se hacía más fuerte para las autoridades, los investigadores se dieron en la tarea de buscar el sitio exacto donde mantenían al estudiante, logrando tener alguna información de unas fuentes que les señalaba que efectivamente estaba en un ‘rancho’ muy cerca de Cerro Pastel.

Un grupo de uniformados se organizó y comenzó a rodear la zona hasta tener el punto exacto y hacía las 5:30 de la mañana, 27 horas después del secuestro, entró a la fuerza a la vivienda, encontrando la víctima.

Luis Páez, quien, según fuentes judiciales, era el que custodiaba al universitario y tenía una pistola, no pudo hacer nada al ver a los policías, solo levantó sus manos y se entregó.

Ya con el joven rescatado, sano y salvo, los investigadores siguieron otras pistas y llegaron hasta donde se encontraban otros dos presuntos integrantes de la banda, además, encontraron otras dos pistolas, que están siendo sometidas a análisis para determinar si habrían sido usadas en asesinatos.

Los detenidos quedaron a disposición de la Fiscalía y luego de ser escuchados por un juez en audiencias de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento, el togado decidió enviarlos a la cárcel por porte ilegal de armas, mientras siguen vinculados a la investigación por secuestro.

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