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Judicial
Cadena del narcotráfico en Norte de Santander
La alianza entre narcotraficantes puros y de vieja data que han centrado su poder en la zona de frontera, no es nueva.
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Jhon Jairo Jácome Ramírez
Sábado, 18 de Febrero de 2012

Según el comandante de la Mecuc, la alianza entre narcotraficantes puros y de vieja data que han centrado su poder en la zona de frontera, entre otros los que se hacen llamar Los Pepes y Los Boyacos; las bandas criminales (bacrim) que hacen presencia en la región (Los Urabeños y Los Rastrojos), así como las guerrillas de las Farc, Eln y un reducto del Epl comandado por Víctor Ramón Navarro, alias Megateo, no es nueva.

Luego de que se hiciera pública la supuesta reunión llevada a cabo en el Valle del Cauca entre delegados de las bandas criminales de Los Rastrojos y Los Urabeños, en la que se habrían repartido ciertas zonas del país claves para ellos en el negocio del narcotráfico, el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), coronel Álvaro Pico Malaver, advirtió hasta qué punto esta supuesta repartición implica un nuevo horizonte en el conflicto que vive Cúcuta y el departamento.

Según el comandante de la Mecuc, la alianza entre narcotraficantes puros y de vieja data que han centrado su poder en la zona de frontera, entre otros los que se hacen llamar Los Pepes y Los Boyacos; las bandas criminales (bacrim) que hacen presencia en la región (Los Urabeños y Los Rastrojos), así como las guerrillas de las Farc, Eln y un reducto del Epl comandado por Víctor Ramón Navarro, alias Megateo, no es nueva.

“Esta alianza es evidente. Cada uno de estos actores del conflicto tiene su participación en la cadena del narcotráfico en Norte de Santander, cumpliendo labores muy específicas dentro del andamiaje del negocio de la droga”, agregó el oficial.

Alianza macabra

Dentro del proceso de producción de cocaína en Norte de Santander, que finalmente termina con la postura de esta droga en el exterior o en las calles de Cúcuta y otras ciudades del país, participan todos los actores armados que en la actualidad hacen presencia en la región.

“Tal y como están las cosas en este momento, en el que las autoridades han logrado no solo golpear las estructuras de estas organizaciones sino visibilizar a muchos de sus cabecillas, algunos ya capturados, es imposible que uno solo de estos grupos pueda manejar todo el proceso del narcotráfico, desde la siembra de la planta de coca hasta la venta en las calles de la droga”, señaló el comandante de la Mecuc.

Por esta razón, todos los actores armados debieron aunar esfuerzos para lograr su cometido de comercializar la coca que se siembra en el departamento.

Esta articulación, según las autoridades, fue posible gracias a Víctor Ramón Navarro, alias Megateo, jefe de un reducto de guerrilleros del Epl que operan en la zona de El Catatumbo.

“Este personaje (Megateo), que no es más que un narcotraficante que hace uso de las armas que adquirió militando en el Epl, es el que ha logrado sentar en una misma mesa a los narcotraficantes puros que operan en la región desde hace muchos años y los comandantes de las bandas criminales que ocuparon los espacios dejados por los paramilitares luego de su desmovilización en el 2004”, sostuvo el coronel Álvaro Pico Malaver.

Repartición de funciones

Dentro de la articulación lograda por Megateo, las autoridades han podido establecer que a la guerrilla (Farc, Eln y Epl) es a la que le corresponde el sembrado y custodia de los cultivos de coca en El Catatumbo.

Una vez se raspa la mata, el primer proceso (convertirla en base de coca), sigue corriendo por cuenta de la guerrilla en laboratorios anclados en la montaña y la selva de la región más inaccesible de El Catatumbo.

Los insumos utilizados para este primer procesamiento son financiados por los narcotraficantes que se apoyan en las bandas criminales, quienes a su vez se encargan de conseguirlos en la zona de frontera y transportarlos hasta puntos claves donde son recibidos por los guerrilleros que custodian los laboratorios.

Los narcotraficantes no distinguen entre urabeños y rastrojos, simplemente contactan y pagan a la banda que esté controlando los puntos de la frontera por donde los insumos son ingresados al país.

Es por esta razón que la disputa por el control de estos pasos fronterizos (Ureña, La Parada, Juan Frío y las trochas de la línea limítrofe) ha desencadenado la guerra entre las bandas criminales que, además, encuentran en la frontera otras fuentes de financiación ajenas al narcotráfico como lo son las extorsiones a los contrabandistas de gasolina y productos varios traídos de Venezuela.

Una vez la base de coca es producida en los laboratorios de la guerrilla, las bandas criminales se encargan de transportarla hasta los cristalizaderos que los narcotraficantes han instalado en la zona conocida como ‘La Finca’ y que comprende la línea limítrofe con Venezuela desde El Salado (Cúcuta) hasta Puerto Santander.

“Los cristalizaderos donde la base se convierte en cocaína de alta pureza son manejados exclusivamente por los narcotraficantes. Son ellos los que contratan con las bacrim la compra de los insumos necesarios para el procesamiento y la seguridad de los alrededores donde estos cristalizaderos funcionan”, señaló el coronel Pico Malaver.

Una vez se obtiene la cocaína tipo exportación, los narcotraficantes logran, a través de las rutas preestablecidas, ponerla en el exterior.

Sin embargo, las bacrim, que han ido haciéndose al control de algunos cristalizaderos en la zona de San Faustino, surten el consumo local a través del microtráfico y el narcomenudeo.

“Los Rastrojos y Los Urabeños son los que actualmente surten de droga las calles de la ciudad. Ellos han logrado hacerse a esta actividad que poco o nada interesa a los narcotraficantes de gran calado cuyos intereses están puestos en el exterior. El control por el narcomenudeo y microtráfico en Cúcuta es lo que ha ocasionado gran parte de las muertes en el enfrentamiento que las bacrim sostienen desde mediados del año pasado”, agregó el oficial.

Los dineros generados por el negocio del narcotráfico son lavados a través de comerciantes de la región y testaferros encargados de invertir en negocios, aparentemente legales, los dividendos producto de la venta de la droga en Colombia y el exterior.

En este último eslabón de la cadena, Megateo no tiene incidencia pues él mismo tiene bajo su mando una red de testaferros que fue duramente golpeada hace unos días con la captura de alias Milton y la extinción de dominio a muchos de sus bienes en Ocaña por un valor que sobrepasó los $18.000 millones. 

Enfrentamiento entre bacrim

Según las autoridades, la guerra entre las bandas criminales de Los Rastrojos y Los Urabeños ha obedecido al interés de estas por hacerse al control de las actividades ilícitas que son inherentes a  Cúcuta por su condición de ciudad fronteriza.

“Dentro de esa guerra en ningún momento se ha visto afectada la articulación entre estas bandas, la guerrilla y los narcotraficantes en el negocio del narcotráfico porque pareciera ser que en ese punto, ninguno discute. Ellos saben que para poder existir necesitan, al menos en ese caso puntual, llevar una buena relación”, coronel Álvaro Pico Malaver.

Sin embargo, la guerra por el microtráfico y el narcomenudeo, el control del tráfico de la gasolina y el cobro de las extorsiones, sí ha enfrentado a estas bandas que, por el gran número de bajas que han sufrido de parte y parte, ha obligado a algunos de sus miembros a buscar refugio en un nuevo grupo que estaría comandado por alias Carevieja, excomandante de Los Rastrojos en Ureña.

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