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Abuela de joven soldado víctima del Eln en El Carmen, recordó la dolorosa partida de su nieto
Brayan Andrés Guerrero López murió 14 días después de luchar por su vida, luego de ser herido por guerrilleros en el corregimiento de Guamalito, en El Carmen, Norte de Santander.
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Laura Serrano
Miércoles, 12 de Abril de 2023

Inclinada en la cama de una habitación de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Militar Central de Bogotá, Luz María Rodas, abuela del soldado profesional Brayan Andrés Guerrero López, le suplicaba que no se fuera, que volviera a vivir, pero cinco minutos después, el joven soldado se fue para siempre. Eran las 10 de la mañana del martes 11 de abril de 2023, una fecha que permanecerá en su memoria para siempre, pues fue la última vez que vio con vida a su adorado nieto.


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De 19 años, y oriundo de Valledupar, Guerrero López intentó por 14 días luchar contra las graves heridas que le causó el ataque con explosivos a manos de guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (Eln), mientras dormía junto a sus compañeros de pelotón del Batallón Especial Energético y Vial N°10, de la Segunda División del Ejército Nacional, en un campamento ubicado a diez minutos del corregimiento Guamalito, en El Carmen, Norte de Santander. El soldado se convirtió en la décima víctima fatal de militares caídos en ese atroz ataque. Ocho más fueron reportados como heridos.

 

La despedida

 

Antes de las 10 de la mañana de este martes, cuando Luz María hacía fila para ingresar al Hospital Militar presintió la tragedia.


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“Tenía algo en el pecho. Sentía una taquicardia que no era normal en mí y de repente vi cómo me agarró del brazo un soldado y me llevó afanado, porque teníamos que llegar rápido a la habitación. Cuando le pregunté qué pasaba me contestó que era hora de despedirme de mi muchacho y ahí todo fue lágrimas”, narró la mujer a La Opinión.

Durante esa mañana, Brayan había sufrido dos paros cardiorrespiratorios que terminaron de sucumbir las esperanzas de vida.

Cuando la abuela llegó a la habitación pudo estar los últimos minutos de vida con su ser amado, le habló, le suplicó que luchara, que no se rindiera, pero todo estaba perdido.

“Le pedí tanto a Dios que le devolviera la vida, que no quería resistirme a que se fuera. Y entonces le dije: ‘Mi niño, devuélvete de ese sueño profundo’, pero el médico que estaba en la habitación fue muy claro: ‘Ya no hay nada que hacer, su muerte es inminente’”, recordó la mujer.

Luz María dedicó los últimos segundos para estar al lado de su ‘muchacho’ y aseguró que le vio cambiar sus labios de color, así como sus dedos y uñas. “Esto es muy duro. Y quiero no tener que recordar esto tan terrible que viví. Me quiero quedar con su recuerdo de niño alegre, optimista, nunca grosero. Un ser inocente que siempre pensaba en el bienestar de sus hermanos y familia”.

A las 10:05 a.m. declararon su hora de muerte. Brayan Andrés era el mayor de tres hermanos, a quienes quería ayudar y por eso ingresó al Ejército. Según su abuela, cuando se graduó de bachiller lo hizo con honores y eso quería lograr al culminar su tiempo como soldado profesional para continuar avanzando en su carrera militar.

La mujer recordó que durante la visita que hacia diaria en el hospital no paraba de hablarle y de pedirle señal que era escuchada.


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“Venía de 10 de la mañana a 5 de la tarde y nunca pude oírle su voz. Solo le decía que ahí estaba yo, que no lo dejaría solo. Si estaba bocarriba me confirmaba con la cabeza que sí me oía y si estaba bocabajo me apretaba los ojos”, recordó la familiar.

Imagen eliminada.

 
El ataque

 

A las 3:00 de la madrugada del miércoles 29 de marzo, en una finca los militares permanecían acampando y fueron despertados con explosivos y luego atacados con fusil. En el lugar quedaron sin vida varios compañeros de Brayan Andrés, mientras que él y ocho uniformados más quedaron agonizando y con heridas graves.

Desde ese mismo miércoles, cuando la noticia llegó a la invasión El Pescaito, donde está ubicada la humilde casa de la familia del joven soldado, la abuela viajó a Cúcuta para estar cerca de su nieto y lo hizo por diez días, donde permaneció en inmediaciones de la Clínica Medical Duarte, hasta cuando ordenaron el traslado al Hospital Miliar en Bogotá, de donde finalmente espera que este miércoles 12 de abril, salga a Valledupar para darle cristiana sepultura y el último adiós.


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