La reciente incautación por parte de Irán de drones marinos de Estados Unidos en el Golfo arrojó luz sobre un programa pionero del Pentágono para desarrollar drones aéreos, terrestres y acuáticos con el fin de patrullar grandes regiones combinando vigilancia con inteligencia artificial.
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Este programa, que data de hace solo un año, ya despliega varios tipos de vehículos marítimos no tripulados (USV) en aguas cerca de la Península Arábiga y en el Golfo, donde recogen datos e imágenes.
El programa funcionaba sin problemas hasta que la Armada iraní intentó apoderarse de tres drones marinos Saildrone Explorer de siete metros de largo en dos incidentes: el 29 de agosto por la noche y el 1 de septiembre.
En el primer caso, un barco del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán remolcó el dron y lo soltó después de que una lancha patrullera y un helicóptero estadounidenses llegaran a toda velocidad al lugar.
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En el segundo, un destructor iraní capturó dos Saildrones en el Mar Rojo y los subió a bordo. Hizo falta la presencia de dos buques de guerra y helicópteros estadounidenses para hacer desistir a los iraníes, que los abandonaron al día siguiente tras quitarles las cámaras, según el ejército de Estados Unidos.
Según los iraníes, los USV navegaban por rutas marítimas internacionales y los recogieron para "evitar posibles accidentes", una versión desmentida en Washington.
Las acciones iraníes fueron "injustificadas e inconsistentes con el comportamiento de una fuerza marítima profesional", dijo en un comunicado el vicealmirante Brad Cooper, comandante del Comando Central de las Fuerzas Navales de Estados Unidos.