Perros, loros, pollos, maletas y algunos enseres es lo que llevan a cuesta más de 4.000 venezolanos que, con el fin de salvar sus vidas y las de sus familias, se aventuraron a cruzar la frontera para llegar a Arauquita, el municipio colombiano ubicado en Arauca que podría colapsar en dos semanas por cuenta de una crisis humanitaria originada por la llegada masiva de ciudadanos del vecino país.
El paso hídrico que se convirtió en el corredor de venezolanos hacia Colombia es el río Arauca que, además de ser uno de los afluentes más grandes de la región, cuenta las historias más cruentas de la guerra ejecutada por el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y las extintas Farc, que hoy asumen el poder del territorio como el denominado grupo residual o las disidencias.
Los excombatientes del otrora grupo guerrillero hacen presencia, no solo en territorio colombiano, sino también en el estado Apure en Venezuela, exactamente, en La Victoria, lugar en donde en los últimos días se han registrado enfrentamientos entre la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el Frente 10 de las disidencias.
Los combates dejaron destruidos cientos de viviendas en la zona fronteriza, así como también el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria del vecino país, de ahí que Arauquita, el municipio colombiano con más de 40.000 habitantes, hoy tenga una sobrepoblación debido a la llegada de los más de 4.000 venezolanos que cruzaron el río.
Entre las personas que llegaron a Colombia se encuentra Édgar, un hombre de 43 años, oriundo de Venezuela que está en uno de los cinco albergues que tiene la alcaldía de Arauquita para brindar ayuda humanitaria tras su llegada de su país natal.
El hombre de tez morena, ojos verdes y sentado en un cartón, que le sirve de colchoneta, en diálogo con Colprensa relató la forma en la que se registró el detonante para que llegara a territorio colombiano en la madrugada del pasado martes. “Eran las 10:00 de la noche del sábado y empezamos a escuchar disparos y bombardeos que tumbaron los postes de las luces”.
Édgar es padre de cuatro niños, tres de ellos se encuentran en territorio venezolano, y un bebé de un poco menos de seis meses está a su lado, junto con su esposa, una mujer de Valledupar que desde hace 15 años buscó futuro en el vecino país, ese mismo del que salió en la madrugada del martes buscando salvaguardar su integridad, la de su esposo y su hijo.
Cuenta Édgar, quien tiene por profesión la construcción, que como era costumbre llegó a su lugar de trabajo el lunes en la mañana. “Yo estoy ayudando a construir un centro comercial ecológico. Cuando llegué vi muchos militares de la guardia Bolivariana y no me dejaron entrar. Yo no entendía lo que pasaba, pero mi jefe me dijo: guarde todo y váyase para su casa. Esa noche se escucharon disparos”.
El hombre, que pese a que se encuentra sin una colchoneta en donde dormir y ha pasado cuatro noches en el albergue con nada más que un chocolate, un pan y una sopa de fideos, tiene una sonrisa en su rostro, pues si bien está pasando necesidades, está seguro que de este lado de la frontera no corre la misma suerte que una familia de cuatro integrantes que fueron asesinados en la noche del pasado jueves.
El suceso lo dejó consternado, dijo que conocía a los menores de edad y la pareja que fueron hallados sin vida, con signos de tortura, con armas, granadas y ropa de guerrilleros como si fueran unos delincuentes. Eran cristianos, dijo Édgar, quien los vio en la tarde del fatídico jueves. Según expuso, se los llevaron militares de la guardia Bolivariana con la excusa que tenían que revisar sus antecedentes judiciales, tres horas más tarde resultaron muertos.
Una situación como esa la padecen, según Édgar, cientos de venezolanos que no corrieron con su suerte de llegar a territorio colombiano. Y si bien, hoy hace parte de la lista de personas que se encuentran en condición de precariedad en Colombia pero con un grado de seguridad, también padece y sufre por sus papás, quienes se quedaron en su país natal soportando, a su juicio, las inclemencias del actual gobierno.
Una misma postura tiene Beatriz, una mujer morena de voz fuerte, pero que con lágrimas en sus mejillas contó la manera en la que ella y sus tres hijos tuvieron que dejar su casa, sus animales y sus bienes, con tal de que no los mataran.
Relató que empezaron a escuchar impactos de bala en lo que era el techo de su casa, pues una vez salió de ella, fue alcanzada por los bombardeos que le dejó una construcción en ruinas. La mujer aseguró que las Fuerzas Organizadas Especiales de Venezuela fueron las responsables de su desplazamiento. “Yo soy fiel testigo que no habían enfrentamientos. Yo vi cuando empezaron a disparar al aire sin que nadie les respondiera. Después llegó el bombardeo”.
Beatriz, quien se ve fuerte pero que cuando habla de su situación se le desgajan las lágrimas, es la líder de la cocina, y mientras pelaba unos plátanos verdes para el almuerzo de más de 780 personas que están en el albergue, dijo que existen más de 500 menores de edad que están en condición de precariedad por cuenta de la situación política y de orden público que padece su país.
¿Qué pasó con los bombardeos?
Aunque la hipótesis de Beatriz es que fue la misma Fuerza Pública de su nación la que los sacó corriendo hacia territorio colombiano, por cuenta de la opresión del Gobierno de Nicolás Maduro, fuentes oficiales del Ejército y la Policía Nacional confirmaron que la disputa por el territorio y el petróleo que se deriva en la zona, es una de las razones por las cuales se registraron los bombardeos que dejaron múltiples soldados de la Guardia Bolivariana y algunos disidentes muertos.
No obstante, lo que aún parece inexplicable para las autoridades colombianas es que el Gobierno de Maduro ataque a las disidencias de las Farc, pues en su momento oficiales de inteligencia mencionaron que el excombatiente ‘Jesús Santrich’ y su compañero de lucha revolucionaria ‘Iván Márquez’ se encuentran en territorio venezolano y protegidos por su régimen.
De ahí que para las autoridades colombianas sea extraña la confrontación que tuvieron la guardia Bolivariana y el grupo residual durante el pasado fin de semana, no obstante, lo que ha trascendido es que, el frente 10 de las Farc, así como el de ‘Jorge Briceño’, que lidera el también disidente ‘Gentil Duarte’, tienen una disputa de territorio y de rentas ilícitas con la denominada ‘Nueva Marquetalia’.
Es decir, pese a que los tres exjefes guerrilleros con más poder en el grupo subversivo decidieron seguir en armas, rompieron todo lazo de revolución criminal que tenían en común y ahora se enfrentan a sangre y fuego, esta vez con una posible ayuda del Gobierno Venezolano.
Estas hipótesis no solo las manejan las autoridades colombianas, sino que también es un voz a voz en la comunidad venezolana que hoy hace presencia en el territorio colombiano, de ahí que tanto Beatriz como Édgar consideran innecesario volver a su país natal porque la guerra no solo se agudizó por parte de la Fuerza Pública, sino también entre los grupos armados ilegales.
Los albergues y la solución del gobierno colombiano
Los enfrentamientos no dan tregua, por lo que las autoridades colombianas no descartan que durante los próximos días se genere un éxodo más fuerte de venezolanos, lo que produce preocupación en la alcaldía local de Arauquita, en cabeza de Etelívar Torres, quien hizo un fuerte llamado al Gobierno Nacional para que volque su mirada a esa zona del país, que de no ser atendida generaría una crisis humanitaria más grande de lo que ya se registra.
“La situación es muy alarmante, cada día el problema crece más y hoy puedo decirlo con toda sinceridad, es una situación que se ha salido totalmente de las manos, que se ha salido de control. Sí, estamos pidiendo auxilio al Gobierno Nacional y entidades internacionales porque es una situación que se sale de las manos”, expuso el alcalde local.
El mandatario señaló que Arauquita necesita del apoyo y la presencia estatal debido a que de no acudir a su llamado, la situación que hoy padece el municipio se convertiría en una verdadera crisis humanitaria que no solo evoca situación de venezolanos en cantidad de migrantes, sino que también la estructura de salud, acueducto, entre otros servicios colapsarían por cuenta de la sobrepoblación.
El mandatario local también llamó la atención al Gobierno Nacional debido a que, de no atender la emergencia que padecen en este momento, el éxodo de los venezolanos no solo se registrará en dicho municipio, sino que los ciudadanos del vecino país al ver poca ayuda humanitaria con el pasar de los días, podrían migrar a otras zonas del departamento.
La moción de Torres no es descabellada para el Gerente de Fronteras, Lucas Gómez, quien consideró que existe “una variable nueva y es que ya la emergencia no se circunscribe solo en el municipio de Arauquita, sino que ya empezamos a ver que se trasladan a Arauca capital, Saravena, e incluso a Tame”, de ahí que el alto funcionario asegure que desde el Gobierno Nacional se están movilizando con ayudas humanitarias y buscando apoyo internacional.
No obstante, desde la alcaldía local consideraron que si bien los migrantes cuentan con las necesidades básicas como colchonetas, más de 100 carpas, baños provisionales y algunas raciones de comida, esta situación debe tener un alto, o de lo contrario, al cabo de dos semanas el municipio podría colapsar en materia humanitaria.
El mandatario local, como experto en medicina, teme que además de dicha crisis por alimentos y estadía, se desborden emergencias de salud como virus diarréicos, e incluso se registré un aumento en las cifras positivas por COVID-19.
Colprensa visitó dos de los cinco albergues que destinó la alcaldía y en ello evidenció que más del 50% de la población que reside en el lugar no cuentan con el distanciamiento social, ni tampoco con un tapabocas que los proteja.
El albergue más grande que tiene la alcaldía destinado para los venezolanos reúne a más de 700 personas y está ubicado en el coliseo del municipio. De ahí que esta zona se convirtiera en el centro de acopio más grande que atiende a la población venezolana.
En el lugar han hecho presencia la Defensoría del Pueblo, Migración Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la Cruz Roja y cientos de colombianos que se han compadecido por la situación que padecen las más de 4.000 personas, que se pueden triplicar debido a que cada hora cruzan por el río alrededor de 100 venezolanos.
Conocida esta situación, el defensor, Carlos Camargo, dijo que esperaba que la situación cesara con el pasar de los días. “Tenemos cuatro días que en el municipio se han albergado muchos ciudadanos de Venezuela. Hemos escuchado testimonios de adultos mayores que nos han contado las vivencias de los bombardeos entre las Fuerzas Bolivarianas y las disidencias de las Farc. En este caso, se requiere el concurso de todas las instituciones. Como colombiano estamos para acoger, recibir y mejorar las condiciones de salud y alimentación de estos migrantes”.
El gobierno departamental, en cabeza de Facundo Castillo, también adelanta labores tendientes a mitigar la crisis humanitaria que se pueda generar en esa zona del país. El ICBF, por su parte, realizó un censo de los niños que hacen presencia en los albergues, y dos veces al día les suministran dosis de coladas o bienestarinas con el fin de mitigar el hambre de los pequeños.
Durante el transcurso del pasado viernes alrededor de siete canoas pasaron a cientos de venezolanos que venían con colchones, ropa y grandes maletas con sus pertenencias. A su llegada fueron atendidos por miembros de la Cruz Roja, con el fin de verificar su estado de salud.