En noviembre, un acto de intolerancia se vivió en los pasillos de un colegio prestigioso de Cúcuta: un niño de 13 años amenazó a otro de 9, con un cuchillo. Ambos alumnos iban camino a una clase deportiva y la conversación terminó cuando el mayor de ellos sacó de su bolsillo el arma y apuntó al abdomen de su compañero.

Cuando el padre del menor amenazado llegó a recogerlo se enteró del hecho y de inmediato buscó a las directivas de la institución, quienes aseguraron que tomarían medidas, sin embargo, días después el inconformismo y la decepción de los familiares no se hizo esperar, debido que expresaron que la institución no manejó la situación como correspondía.

La Opinión consultó a una psicóloga y a la Policía de Protección de Infancia y Adolescencia que dieron sus recomendaciones ante esta situación.

El llamado de las autoridades

La capitán Rocío Ginad, jefe del grupo de Protección de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cúcuta, aseguró que este hecho muestra las falencias que hay al interior de los hogares donde no hay control con los adolescentes.

“Como institución policial somos garantes de los derechos de los niños pero son los padres a quienes le acarrea la responsabilidad de darles una buena educación dentro del hogar”, dijo la capitán.

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La jefe de esa dependencia afirmó que a los días de conocido el caso, fueron citados a un comité extraordinario en donde realizaron el acompañamiento. Y, explicó, que al tratarse de un hecho que se no materializó (no hubo agresión física) sino que todo ocurrió dentro de un acto de intolerancia, la encargada de tomar las medidas correspondientes es la institución involucrada.

“Sabemos que se llegaron a unos compromisos en donde las recomendaciones fueron para ambos alumnos así como a sus familiares. Es importante que los padres con los niños no los descuiden y que el aprendizaje dentro de los hogares sea el adecuado”, finalizó.

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Una mirada desde la psicología

Para Marifel Andrea Contreras, psicóloga experta en infancia y adolescencia todo ser humano por naturaleza posee tendencias agresivas e impulsivas, que son reguladas neurobiológicamente por la corteza frontal del cerebro, así como también por las normas sociales y los valores inculcados por el contexto familiar y educativo en donde el individuo se desenvuelve, siendo esto último un factor de vital importancia debido a que puede ser beneficioso para obtener estrategias asertivas de resolución de conflictos y canalización de las emociones.

Y, precisó, que “la adolescencia es la etapa de desarrollo en la cual los jóvenes tienden a presentar mayores dificultades en su comportamiento, debido a los cambios neuroquímicos que el cerebro experimenta, además de los otros cambios (físicos y sociales) propios de la misma, que afectan indirectamente la estabilidad emocional del individuo en dicho periodo de vida”, dijo la experta.

La psicóloga manifestó que la agresividad está asociada a problemas personales como ansiedad, inestabilidad emocional, irritabilidad, dificultad en las habilidades sociales, rechazo por parte de pares o adultos, entre otros.

“En la actualidad, los jóvenes permanecen la mayor parte del tiempo en redes sociales y video juegos, los cuales en ocasiones presentan contenidos agresivos, que consumen a diario y eso ha terminado ‘normalizando’ las conductas agresivas que observan, dejando de percibirlas como comportamientos socialmente inaceptados,  y  por lo tanto, las replican con mayor facilidad”, añadió.

Sobre el caso de agresividad vivido en los pasillos de dicha institución donde un estudiante de bachillerato amenazó a otro de primaria, manifestó que son múltiples los factores a analizar respecto a personalidad, contexto familiar, habilidades sociales, emocionales y muchos otros.

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La experta finalizó entregando varias recomendaciones para los padres:

•  Enseñe a sus hijos a empelar el diálogo como herramienta principal ante los conflictos. Los padres son el principal modelo de sus hijos y por aprendizaje vicario o modelado, la forma en la que usted resuelve sus conflictos será la misma que sus hijos replicarán.

• Es importante supervisar los contenidos virtuales que los niños y jóvenes consumen, en especial los video-juegos, los cuales están clasificados por edades según su contenido.

• El deporte y las actividades artísticas son fundamentales en la canalización de emociones, esto les permite liberar endorfinas y experimentar sensación de placer y bienestar. 

• Mantenga con su hijo/a una relación cercana en la cual el niño o adolescente puede confiar cualquier inconveniente que posea y así resolverlo juntos.  Cuando existen relaciones conflictivas entre padres e hijos, estos últimos tiende a buscar ayuda o a confiar en cualquier persona.

• Realice actividades de disfrute con sus hijos, no necesariamente estas deben implicar gasto económico, pueden cocinar juntos en casa, practicar juegos de mesa, ver una película en casa… entre otras que sean de agrado para ambas partes, esto permitirá que la relación se afiance mucho más.

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